La violencia política empieza casi siempre con actitudes y violencia verbal. Cuando se dice gobierno en el título de la nota, hay que pensar en la presidente Cristina de Kirchner. Su ya conocida soberbia, autismo y fuerte autoritarismo, que no otorga ni permite la más mínima libertad de acción ni de criterio a sus colaboradores, origina la violencia verbal de muchos de sus ministros y seguidores. Estos siguen la tónica de la presidente, simplemente para satisfacer las directivas o deseos de Cristina.
En el atardecer del día 8 de noviembre se realizó una masiva movilización y concentración popular en el obelisco y en varias capitales de provincias y otras ciudades del país. Se movilizaron cerca de un millón setecientas personas, no solo en nuestro país sino también en varias capitales de países extranjeros, para reclamar y expresar pacíficamente sobre diversas actitudes y medidas del gobierno. Una protesta única en nuestra Historia reciente.
Probablemente debe ser la más numerosa concentración en cuanto su despliegue, convocatoria y orden de la cual se tenga memoria. No se detalla todas las características de la misma ya que fue ampliamente analizada por todos los medios.
La mandataria como ya es su política habitual ante los graves problemas que se presentan, no da la cara refugiándose en su bunker en Calafate o ocultándose detrás de sus cada vez más frecuentes enfermedades o indisposiciones. Busca que el problema se diluya o amortice con el tiempo, para luego hacer alguna referencia al hecho y desviando la responsabilidad a un tercero.
Simplemente para dar recientes ejemplos: en la tragedia ferroviaria en la estación Once recién hizo algún comentario a las tres semanas, con el problema de la fragata “Libertad” también postergó su comentario expresando luego un verdadero disparate.
Pero no fue así en la multitudinaria movilización popular mencionada precedentemente. No habló de esta ni los días anteriores ni durante la misma. Pero si lo hizo indirectamente al día siguiente.
Durante un acto oficial realizado en el Salón de las Mujeres de la Casa de Gobierno, como era de esperar, no mencionó para nada la movilización del día anterior.
Pero comenzó su disertación, tratando de ser graciosa, expresando en forma irónica, “…que ayer se produjo un gran hecho: se eligió un nuevo presidente en la República China". Se la vio nerviosa, confusa, mezclando varios temas diferentes, hablando muy rápidamente y moviendo sin cesar sus manos, saltando de un tema a otro, desde la fragata ”Libertad”, hasta la basura de la ciudad de Bs. As. entre otros muchos temas, con un lenguaje ramplón, inapropiado para un persona de su jerarquía. Evidentemente estaba muy alterada.
Buscó, siempre indirectamente, minimizar la protesta y descalificar a los manifestantes, a los que acusó de "tener una visión distorsionada del país" y destacó el "formidable aparato cultural para que los argentinos tengan una idea distorsionada de su propio país”. ¿?
Estos conceptos en boca de la presidente de todos los argentinos constituyen un verdadero desprecio y subestimación de los millones de argentinos que se manifestaron o apoyaron el 8N. ¡Un verdadero agravio por parte de la que se supone que es “nuestra Presidente! Y un agravio es un acto de violencia verbal.
Coincidentemente sus adláteres se pronunciaron de forma similar. El bufón principal de la reina manifestó “que que "la protesta como mensaje en sí mismo no dice nada", y que no le quitó "el sueño el día de ayer ni me quita el sueño el día de hoy", y varios otros de sus voceros comentaron disparates similares, absolutamente contrarios al sentido común y a la realidad imperante.
Pero además de actos de violencia verbal, hubo otros de otra naturaleza. Por ejemplo, la campaña del “8N YO NO VOY”. ¿Que buscaba el gobierno con esta consigna? ¿Acaso evitar que la población se exprese libremente en su descontento o en sus inquietudes?
También, según trascendió, algunos funcionarios, amenazaron movilizar en esa fecha, a las organizaciones sociales y barriales afines al gobierno. Afortunadamente abandonaron rápidamente esta alocada, peligrosa e irresponsable intensión.
No obstante, pareciera que para el 9D se buscaría movilizar a todos las organizaciones del oficialismo, como una clara señal de presión a la Justicia y a la población, en sus intensiones para con el multimedios Clarín.
En algunos casos inclusive se ha llegado a la violencia física. Hace poco más de un mes, el escritor Gustavo Bunse, fue salvajemente atacado en plena vía pública y amenazado, lo que motivó que decidiera radicarse en Uruguay.
También se utilizan instituciones del Estado, la AFIP por ejemplo, para “escrachar” o perseguir a ciudadanos que no piensan igual al gobierno
Casi toda la esencia de la política gubernamental radica en los hechos, en agraviar, agredir, confrontar o amenazar a los que piensan diferente.
Pareciera que en el oficialismo ha desaparecido el sentido común. Esta política solo lleva a la división de los argentinos. Ya en este momento existen dos Argentinas en nuestro territorio. Dos Argentinas 180º diferentes y contrapuestas. Una en la cual prima el sentido común, la cordura, el respeto a las leyes y reglas imperantes, a las convenciones internacionales y la otra que se mueve al compás de los caprichos autoritarios de una mujer cada vez más inestable y desequilibrada que vive en una burbuja irreal y fantasiosa.
En otras palabras el oficialismo, en vez de mostrar la moderación que debe tener el partido en el gobierno vive echando leña al fuego. Cuando eso ocurre, la caldera puede llegar tener tanta presión que podría estallar. En ese caldo de cultivo, es muy alta la probabilidad que una simple chispa, origine la violencia popular.
Es clara la angustia que debe tener la presidente. Se está aferrando con todo sus fuerzas a un Poder que se va desmoronando. Cristina sabe que de perder el Poder, tendrá que cambiar su vestimenta negra de “doliente viuda”, por un traje a rayas, después de deambular por mucho tiempo por los tribunales federales. Lo mismo ocurrirá con muchos de sus adláteres y seguidores. Tal vez sea esa razón por la cual la están sosteniendo casi irracionalmente.
Ya lo expresó claramente en su oportunidad, el ex presidente Néstor Kirchner “…con esta democracia se acabó definitivamente la impunidad...”.
Cuanto más dure esta situación, más nos vamos adentrando en la oscuridad, con todas sus terribles consecuencias para el país. Es la ratonera que armaron los Kirchner y Cristina sola se metió en ella…y es realmente difícil encontrar la forma de salir.
Los aduladores de la presidente deberían ser honestos y francos aunque sea solamente una vez, y recordarle a la mandataria que lo que dijo el General Perón “…cuando los pueblos agotan su paciencia, suelen hacer tronar el escarmiento…” (J. D. Perón 21-06-73).
Si los funcionarios del gobierno, utilizasen solamente un poco de sentido común, no echarían en saco roto, las reflexiones de los dos preclaros próceres, para algunos, o los dos mandatarios más corruptos de los últimos cien años, para otros, nombrados anteriormente.
Evitar la confrontación de las dos Argentinas mencionadas, debería ser la prioridad de funcionarios y legisladores.
No permitamos que los que desataron la guerra revolucionaria de la década del 70, vuelvan a llevar a los argentinos a otro baño de sangre.
Alfredo Raúl Weinstabl
alfredo@weinstabl.com.ar