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La Navidad del necesitado

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UN MENSAJE DE ESPERANZA
UN MENSAJE DE ESPERANZA

 Sin dudas que no escribiré nada nuevo con respecto a esta fecha tan singular para aquellos que profesamos la fe católica; tanto se ha escrito, que habría que hacer un gran esfuerzo para no caer en redundancias.

 

 Esta fecha que se avecina, nos colma a los cristianos de una gran alegría y esperanza; de amor y reconciliación; y de renovación de la fe y del compromiso que alguna vez asumimos con Dios.

 Nos ayuda a reafirmar nuestra vocación cristiana; renovar nuestra fe permanente e intentar con su auxilio lograr un mundo más justo y más reconciliable.

 Nos ayuda a perdonar de corazón a quienes nos ofenden, y a quienes intentan perjudicarnos, en la seguridad que lograremos apaciguar esas intenciones sólo con mansedumbre y amor, en la seguridad que serviremos para alcanzar esa Paz tan necesaria.

 No debemos olvidar lo que dijo la Madre Teresa: “…el fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio, es la paz”.

 No intento abrir un debate sobre la fe, porque pasaríamos años planteando las distintas posiciones. Sólo quiero compartir con Uds. un mensaje de esperanza, de amor, y de fraternidad, pero por sobretodo, de caridad y reconciliación con el que nada tiene.

 Más allá de las creencias de cada uno de los que leen, todos coincidirán en que a este mundo sólo podemos resguardarlo con amor, buenas intenciones, y mucha paciencia y comprensión por nuestro prójimo; ese que tenemos muy cerca; no lejos, a nuestro lado.

 Seguramente muchos de los lectores no profesan nuestra fe Católica Apostólica Romana, pero mi mensaje es para todos porque todos somos personas y en mayor o menor medida, guardarán aunque más no sea un pequeño sentido solidario.

 Habrá ateos, agnósticos, y creyentes en otras religiones; habrá también aquellos que no creen en un ser superior, sino por el contrario en otras señales que entienden ver en el cosmos, y que los “guía” en este pasar por la vida. Y habrá inclusive aquellos que no creen en nada. Pero todos son hombres pensantes y racionales, por lo que todos entienden sobre la pobreza, la necesidad, y la marginación.

 A todos, y con todos, es que quiero compartir el profundo dolor que me causa, saber a conciencia que aquel niño que va a nacer, lo hará en la más absoluta pobreza, como miles y miles de los que nacen hoy en el mundo.

 Que no habrá ni comodidad ni respiro para esa Madre elegida, que con alegría y esperanza, soportará el dolor y la incertidumbre, apoyada sólo en su fe inquebrantable, y en su humilde entorno que sólo le permite acoger a ese niño en un simple pesebre.

 Esto me impulsa a reflexionar y me convence sin dudar sobre la necesidad de dar amor sin límites; ese amor que llega hasta doler; dar hasta que se pueda; dar inclusive hasta alcanzar nuestra propia carencia; hasta que se nos haga un nudo en la garganta, por la angustia que nos genera tanta injusticia y marginación; y, por sobre todo, no temer en mirar a los ojos de quien nos necesita, porque sin dudas veremos al Jesús recién nacido reflejado en ellos.

 Renovemos nuestro compromiso con Dios, rezando y ofrendando nuestro sacrificio por el más necesitado; toquemos la cabeza del humilde con compasión, y démosle un mensaje de esperanza y de reconciliación.

 Incluyámoslo en nuestras vidas, dejemos que ellos también crean que una mejor vida es posible, y ayudemos para que esas llagas de la vida —que son las llagas del Cristo sacrificado— vayan sanando por nuestra acción.

 No los dejemos solos.

 Hago mías las palabras de Rafael Velasco, Rector de la Universidad Católica de Córdoba, quien escribió esta semana en La Voz del Interior: “…Mucho agua ha pasado bajo el puente del cristianismo. Mucho le hemos agregado al pesebre hasta transformarlo en algo folclórico, tierno,…inofensivo.

 Somos responsables – como iglesia – en haber transformado en algo simpático, un hecho dramático.

 El mensaje de la Nochebuena – para los cristianos – no es sólo la buena noticia del nacimiento del hijo de Dios; es también la “mala noticia” de que no hay lugar para Él, porque no hay lugar para los pobres.

 Por ser pobre, el Niño debe nacer donde se pueda: no hay hotel, ni casa de plan, ni country… ¡Al pesebre!

 Ese es su lugar —y el de Dios— en nuestra sociedad tan llena de afán de consumo, de compras navideñas, garrapiñadas, y pesebres en los shoppings, acompañados por un señor gordo venido del norte y vestido de rojo.

 Lo malo de un pesebre tan simpático y poblado de personajes anecdóticos es que lo hemos adornado de tal modo que hemos terminado naturalizando su pobreza, haciéndola simpática. Y la pobreza es cruel.

 Los pobres —también hoy— van al establo, al final de la fila: en el reparto, en los planes de gobierno, en la educación, en el acceso a la salud, a la justicia, al empleo legal; son – eso si – los primeros a la hora de los ajustes y recortes.”

  En esta Nochebuena – y en cada día de nuestra vida – seamos más humildes y perseverantes al rezar para que haya más Paz en este mundo, y tengamos nuestro corazón abierto y generoso ante los más humildes y necesitados, en la seguridad que estaremos en presencia del Niño que acaba de nacer.

  Dios, Alá, ese ser superior, o quien sea, los bendiga, y los guié para lograr, cada uno con su creencia, un mundo más inclusivo, justo, e igualitario. ¡Feliz Navidad para todos, de corazón…!

 

 Juan Albornoz
Representante comercial de TDP

 

1 comentario Dejá tu comentario

  1. QIENES TENEMOS LA DICHA DE PODER REUNIRNOS ALREDEDOR DE UNA MESA CON NUESTROS FAMILIARES MAS DIRECTOS TENEMOS QUE PENSAR QUE HAY MUCHOS ARGENTINOS QUE NO TIENEN NADA PARA ESA MESA NAVIDEÑA. TENEMOS QUE PENSAR QUE TAMBIEN HAY FAMILIAS QUE HAN PERDIDO UN HIJO, UN PADRE, UNA MADRE, UN HERMANO EN HECHOS DE INSEGURIDAD Y QUE SU LUGAR EN LA MESA HOY ESTARA VACIO. SI ALGUIEN FALTA POR HABER FALLECIDO POR UNA CAUSA NATURAL, LA RESIGNACION Y EL TIEMPO HACE QUE UNA A LA LARGA SE RESIGNE, PERO AQUELLOS QUE LOS HAN PERDIDO POR UN HECHO DE INSEGURIDAD COMO UN ASESINATO EN OCASION DE UN HECHO DE INSERGURIDAD, LA RESIGNACION NO ES TAN SENCILLA TAMBIEN LEVANTO MI COPA PARA RECORDAR A LAS CINCUENTA Y UNA VICTIMAS DEL ASESINATO EN MASA OCURRIDO EN LA ESTACION DE ONCE, PARA QUE SUS ALMAS DESCANSEN EN PAZ, PARA QUE SUS FAMILIARES SE RESIGNEN ANTE TANTA INJUSTICIA Y PARA QUE AQUELLOS QUE PODRIAN HABERLO EVITADO CONTROLANDO POR PARTE DEL ESTADO SE REVUELQUEN EN LOS RECUERDOS TRAIDOS POR SU CONCIENCIA QUE FUERON LAS MANOS EJECUTORAS DE TANTA INJUSTICIA. QUE ESOS QUE HACEN DE LA CORRUPCION UN NEGOCIO PIENSEN EN ESTA NAVIDAD QUE ELLOS SON LOS EJECUTORES QUE HACEN QUE MUCHAS FAMILIAS ARGENTINAS NO TENGAN UN PEDAZO DE PAN PUES ELLOS SE ROBAN EL DINERO PARA SU DELEITE Y ENRIQUECIMIENTO PERSONAL. BRINDO PARA QUE ESOS CORRUPTOS NO TENGAN UNA NAVIDAD EN PAZ.

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