La no criminalización de las protestas, aplicada según les convenga o no al Gobierno, permite que todo esté a la disposición del estrago.
Ya sean los edificios públicos, la ocupación de propiedades desocupadas o no, por gente en estado de abandono económico y moral, con consentimiento tácito de las fuerzas del orden, funcionarios judiciales que excarcelan a los contraventores y hordas que no sabemos quién las dirige, el conflicto de la violencia se agudiza y no se toma en cuenta, son “sensaciones” para los gobernantes y en el mejor de los casos, fuerzas de la oposición.
Cuando en una casa tomada en el Centro de la ciudad, se pelean durante 45 minutos por ver quiénes son los encargados de vender droga y la policía no actúa por la orden de las autoridades, no sabemos si provienen del Ministro de Seguridad o del coronel Berni, estos hechos y los anteriores, conducen a la renuncia del Jefe de Policía.
Un acusado de ejercer presiones sobre la AFIP, como es el caso del vicepresidente Amado Boudou, ha llevado a cabo, la salida de funcionarios del poder judicial, que lo investigaban.
El Poder Ejecutivo en su modelo de “ir por todo”, presiona con argumentos falaces y reales sobre los jueces que no le son afines, logrando el cajoneo de causas que le son sensibles y apretando a quienes opinan o enuncian planteos que no coinciden con sus aspiraciones de tener el absoluto poder del País, ya sean periodistas, empresarios, fiscales, jueces, funcionarios y todo aquel que se les plante enfrente y no detrás y aplaudiendo.
Se llega a la paradoja que funcionarios abandonados por el poder absoluto y permanente, como es el caso de Felisa Miceli, que son acusados y condenados por delitos de corrupción, confiesan implícitamente que de haber sido sostenida por el gobierno, esa sentencia no se le hubiera dictado, por la impunidad devenida de los que se mantienen dentro del círculo áureo.
La guerra que se planteó, mediante la Ley de Medios, explícitamente con los medios no afines, mal llamados independientes, ningún medio de comunicación es independiente, ya que todos subsisten condicionados, por los recursos económicos o políticos, encarnado por el Grupo Clarín, va en detrimento de la libertad de prensa y del silenciamiento de voces que muestren la realidad, contra el relato oficial.
El no acatar las leyes es una práctica usual desde el gobierno, que contribuye a la destrucción de la República, ya que las leyes y los fallos son la única defensa que mantiene el hombre de a pié, frente al poder dominante, autoritario y despótico de las dictaduras de los gobiernos totalitarios, sean democráticos o militarizados.
El freno está en la Justicia, que siendo senadora Cristina Fernández de Kirchner, fue uno de los logros del Congreso respetar la Constitución y las leyes nacionales y los tratados internacionales que obligan a ser decorosos y respetuosos, además, la monarquía no es una forma de gobierno que acepta nuestra Carta Magna.
La descapitalización, otra forma de destrucción de la Argentina, viene desde el golpe imperialista del 24 de marzo de 1976 y ese fue su propósito definido por el imperialismo y el capital financiero, para que pudieran saquear las rentas de las empresas públicas y los recursos naturales (hidrocarburos, minería, pesca, bosques, etc.), basadas esas políticas, en la aceptación y pago de una deuda ilegítima y fraudulenta que estableciera Martínez de Hoz, con el apoyo de las bayonetas de la dictadura colonial (1976 - 1983. Con ese programa –claro en el discurso de Martínez de Hoz del 2 de abril de 1977, se agravaron con las políticas del menemismo y del kirchnerismo, privatizadoras y extranjerizadoras, que obviamente privilegiaron la valorización financiera, contra la acumulación interna –basada en la inversión pública, las empresas del estado y los altos salarios en términos reales.
A largo plazo tales políticas irracionales que eran funcionales con el pillaje de la usura imperialista, llevaron a la hiperinflación del fin del período Alfonsinista (1988-1989) y que originaron la primera experiencia en asaltos populares a supermercados.
Yo les pregunto, ¿qué diferencia existe entre el gobierno neoliberal de Carlos “el innombrable”, con los K, si todo sigue igual o peor, o acaso la diferencia entre las clases sociales, no se han acentuado, de manera absoluta y el saqueo trasnacional no continúa?
¿Cuántos de clase media pasaron a clase pobre, gracias a la instalación de la negada y medida inflación instalada desde el Gobierno?
¿Qué importancia tiene declamar sobre el apoyo de la izquierda y negociar con todos los capitalistas amigos (y propios), a quiénes engaña, acaso la gente cuando va a comprar se siente que tiene la posibilidad de hacerlo soportando sus necesidades?
Es cierto que el éxodo turístico es importante, también que las compras de algún sector fueron significativos, ¿pero es de toda la población? Considero que no y la pauta las da que el número de personas que compran, han sido superiores a los años 2001 y 2002, pero el promedio ha sido significativamente menor.
Mientras el regreso de la re-re, se vuelve a instalar y para eso se necesita tener esa masa de pobres sin trabajo, pero subsidiados, votos cautivos ya que se los trata como a los zánganos del panal, fecundan la Reina con sus votos, pero son descartables.
A todo esto, me pregunto y pregunto, qué hacemos los que estamos disconformes con este sistema donde la mitad o menos de la población tiene trabajo y la otra mitad vive de los impuestos que pagan los que producen y no están de acuerdo con el modelo y sin embargo lo sostienen.
Desde este espacio llamo a la cohesión y formación de una red, donde todos podamos expresarnos y para esto propongo la formación de un movimiento que llamé “PANDI”, Partido Argentino Nacional de Dignos e Idóneos, pero que puede llamarse de cualquier forma, pero sí construido por dignos e idóneos y apelo a un cambio pacífico, reiterando mi pedido de que no se cumplan las profecías de Benjamín Parravicini, algo bastante difícil de evitar, de continuar todo igual.
Walter A. Gazza
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