“Estaremos con mi familia en la puerta de la Embajada, en México”. “No voy, pero apoyo la causa”. “Nunca falté”. “Las cacerolas no entran en las urnas. Lo votos se cuidan con fiscales”. “Sí, vamos, pero igualmente actuemos al votar”.
Las anteriores, son solo algunas de los comentarios que dejaron los lectores (y no lectores) que respondieron a la encuesta que Tribuna de Periodistas propuso el jueves pasado a través de su fan page, en Facebook.
“¿Vas al #18A?”, preguntó TDP, y votaron casi 400 personas entre “sí”, “no”, y “tal vez”. El 94,5% opinó que sí irá a la marcha contra el Gobierno convocada para este 18 de abril, la cual pretende superar la del 8 noviembre, y que por estas horas tiene preocupada al oficialismo.
La oposición ya aprendió la lección y optó por no quedarse atrás, ya que varios partidos contrarios al Gobierno se animaron esta vez a convocar también a marchar el jueves próximo.
“Es gente que quiere viajar a Miami”, “no se animaron a pisar el pasto” y “no fue espontánea”, fueron solo algunas de las descalificaciones que el Gobierno insertó entre sus medios afines para desacreditar las últimas protestas. Lo cierto es que si bien el fin de semana largo pasado los viajes a Miami se agotaron y las marchas son convocadas a través de las redes sociales, a los que participan de estar protestas cada vez les importa menos qué es lo que el oficialismo dice para subestimarlas.
Las dos últimas marchas masivas lo dejaron en claro: no, no son motivadas por ninguna fuerza política, pero el pedido no iba al extremo del 2001, el deseo no era “que se vayan todos”; el pedido era no reformar la Constitución, garantizar la libertad de ahorro, de prensa y el cese de la corrupción. A cinco meses de la marcha del millón, el Gobierno desoyó la demanda de “algunos desestabilizadores”, y hay muchas posibilidades de que la paciencia no sea la misma.
José María González