Acaba de terminar el primer tiempo de un partido que difícilmente modifique su resultado en el complemento, cuando se desarrollen las elecciones generales de octubre.
Sin oposición unificada, el Frente para la Victoria volvió a ser la fuerza más votada en todo el país, pero recibió duros golpes en los cinco distritos clave y en otros más chicos.
Esa cosecha le permite mantener cierta hegemonía en el Congreso, pero cierra la posibilidad a que Cristina Kirchner pueda buscar otra reelección en 2015 y corre el telón a una pulseada por la sucesión entre varios "presidenciables" surgidos por fuera del núcleo duro oficialista.
Sergio Massa parte adelante tras su victoria en la estratégica provincia de Buenos Aires. Se presentó en un solo distrito electoral pero el Frente Renovador resultó la segunda fuerza más votada del país. El tigrense parece haber recolectado ya gran parte del sufragio opositor, pero todavía tiene terreno para explorar el "voto útil" sobre otras alternativas provinciales y ampliar su ventaja en octubre.
Como su principal adversario aparece Daniel Scioli, quien pese al revés del Frente para la Victoria, aspira a quedarse con la estructura del peronismo gobernante y al mismo tiempo es percibido como una figura autárquica por un sector importante del electorado.
Pero el intendente de Tigre y Scioli no son los únicos anotados. De los distritos grandes, revalidaron ambiciones en sus territorios el santafesino Hermes Binner (FPCyS), el mendocino Julio Cobos (UCR) y el cordobés José Manuel de la Sota (PJ). El porteño Mauricio Macri se quedó saboreando un resultado peor al esperado a partir de la buena elección del frente UNEN.
Una vez que los números definan el nuevo Congreso el 23 de octubre, los últimos dos años de mandato de Cristina Kirchner quedarán marcados por esta carrera por la sucesión.
Resta ver cuál será la influencia de la Presidenta a la hora de escoger un "delfín", si es que finalmente bendice a alguno. La marcha de la economía en estos dos años y medio serán centrales para determinar ese margen de maniobra.
Sin contar el caso especial de Scioli, algunos gobernadores que se mantuvieron siempre en sintonía con el kirchnerismo podrían ser ungidos. Es el caso del salteño Juan Manuel Urtubey o el entrerriano Sergio Urribarri, quienes ya manifestaron sus intenciones de anotarse en la próxima pelea grande tras varias ratificaciones en las urnas.
Razones y atenuantes
Desde el regreso de la democracia, las elecciones de medio término siempre fueron complejas para los presidentes en ejercicio. Sin embargo, estos comicios arrojaron un retroceso significativo respecto del 54% que acompañó a Cristina Kirchner.
Como en 2009, las grandes ciudades le dieron la espalda al kirchnerismo, mientras que el interior sufrió algunos reveses inesperados.
El resultado aparece como correlato de las últimas protestas masivas que se dieron en distintas ciudades del país y obliga a un replanteo dentro del Gobierno. Esas manifestaciones apuntaban a la falta de respuestas contra la inseguridad, la corrupción y la inflación.
En contrapartida, el radicalismo reapareció con victorias en algunos distritos en los que compitió en soledad o con alianzas, mostrándose más vigorosa que lo que vislumbraban las encuestas.
Además de la victoria de Cobos en Mendoza, la UCR ganó en Santa Cruz, a un PJ dividido entre el sector del gobernador Daniel Peralta como al kirchnerismo; también se impuso en La Rioja, Catamarca y Jujuy -en alianza con el socialismo- y también ganaba en Corrientes, donde es gobierno.
La interna del Movimiento Popular Neuquino la ganaba el candidato antikirchnerista, Guillermo Pereyra; Mario Das Neves, por fuera del PJ, prevaleció sobre el ministro Norberto Yauhar en Chubut y el partido Compromiso Federal de los hermanos Rodríguez Saá extendía su influencia de San Luis a San Juan.
Precisamente, San Luis fue la única provincia en la que Cristina Kirchner no ganó en 2011. Ahora, el mapa político vuelve a mostrarse de varios colores.