¡Recién Publicado!
cerrar [X]

Las imperfecciones y las catástrofes de este mundo

76
¿DÓNDE ESTÁ LA PERFECCIÓN DIVINA?
¿DÓNDE ESTÁ LA PERFECCIÓN DIVINA?

 Mucho se ha insistido acerca de las conspicuas maravillas terráqueas, sobre todo antaño, cuando no se poseía una visión más exacta y panorámica del proceso telúrico. El hombre, fuera del papel periodístico, suele pasar por alto los siniestros para resaltar únicamente las bellezas y armonías de su entorno. Sin embargo, como el propósito de este artículo, es enfocar dicho entorno con la mayor objetividad, no es posible hablar de las maravillas sin contrapesarlas con los hechos catastróficos que ocurren a nivel planetario. La violencia volcánica, sísmica y oceánica ligada a las tempestades atmosféricas, son una prueba flagrante del carácter cataclísmico de nuestro globo natal.

 

 Entre los episodios violentos provocados por el vulcanismo, por ejemplo, tenemos el caso de la erupción en 1815 del Temboro (Isla Soembawa o Sumbava, Mar de la Sonda), “la mayor que haya presentado el hombre de raza blanca” (según se dijo). El cielo se oscureció totalmente durante tres días y por efecto del calor se originó un ciclón que arrasó con hombres, animales, casas y árboles arrojándolos al mar. Hubo 66.000 víctimas humanas.

 También fue terrible el episodio del cono volcánico Krakatoa que en 1883 entró en erupción. La terrible explosión del Krakatoa reemplazó una isla volcánica que alcanzaba la altura de 820 metros por una hoya submarina de unos 300 metros de profundidad. El ruido de la erupción fue oído hasta en Australia, distante unos 4900 kilómetros, y las perturbaciones atmosféricas que produjo se registraron en barómetros de todo el mundo.

 Una ola gigantesca, consecuencia de la erupción, asoló las costas de Java y Sumatra y causó varios miles de víctimas humanas. Cerca de unos 14 kilómetros cúbicos de materiales magmáticos fueron arrojados en forma de nubes que se elevaron hasta 80 kilómetros de altura. El polvo en suspensión se mantuvo muchos meses coloreando las puestas del sol en todo el mundo.

 Otra tristemente célebre erupción, fue la del Monte Pelado de la isla de la Martinica en el Océano Atlántico. Este volcán estuvo mucho tiempo en relativa calma, hasta que en 1902 reanudó su actividad con repetidas erupciones. La lava viscosa se fue solidificando en la parte superior de la chimenea del volcán y formó una cúpula que alcanzó una altura de 300 metros sobre el borde del cráter Durante su crecimiento, la cúpula se agrietó repetidas veces por causa de explosiones internas. Al reventar, en lugar de lava surgió una oscura “nube ardiente”, de vapor y gases recalentados cargados de partículas pétreas, que descendió por las laderas del volcán y arrasó la ciudad de St. Pierre de la Martinica con sus 30.000 habitantes.

 Todos los sismólogos conocen la sombría fama del volcán Vesubio, que en el año 79 d.C. entró en erupción, descrita por Plinio quien fue testigo presencial. En esta ocasión, las ciudades de Pompeya, (cuyas ruinas excavadas he tenido oportunidad de visitar), y Herculano, ambas a una distancia de 16 kms. de la chimenea volcánica, fueron sepultadas y ahogadas por materiales piroclásticos (que son rocas fragmentadas y minerales llevados a la superficie por lo escapes explosivos de gases volcánicos) la primera por ceniza y la segunda por lodo caliente.

 Estos ejemplos, son apenas débiles muestras del vulcanismo telúrico. Las erupciones de tipo volcánico, estromboliano, vesubiano, peleano, se han producido en gran número a lo largo de la historia geológica. Humboldt y Sapper, han contado aproximadamente unos 430 volcanes activos en tiempos históricos, al lado de algunos millones de los considerados inactivos. No obstante, el número de aquellos puede ser mayor. Al parecer también en los fondos oceánicos se producen erupciones.

 En lo que respecta a movimientos telúricos, sería interminable la lista. Baste con recordar algunos de los más trágicos.

 Durante el terremoto de la ciudad de San Francisco, California (EEUU.) en 1906 dos grandes pilares de la corteza terrestre se desplazaron a lo largo de una fractura gigantesca conocida con el nombre de “Falla de San Andrés”, formándose una escarpa de 3 metros de altura. La ciudad quedó devastada.

 En el año 1933, en Kansoe (China), un movimiento sísmico movilizó tan enormes cantidades de loes, que los chinos creyeron que “las montañas andaban”. Se calcularon 150.000 víctimas sin que dios compasivo y todopoderoso alguno haya intervenido.

 En 1923, en la ciudad de Tokio se produjo un gran terremoto seguido de un incendio, que arrasó siete octavas partes de la ciudad provocando unas 200.000 victimas entre muertos y heridos. (Esto va para aquellos que aún creen en cierto ser superior que, enfadado, mata a diestra y siniestra utilizando su propia creación, según la pseudociencia teológica).

 En 1970, en la costa peruana entre Lima y Trujillo, un sismo afectó una extensión de unos 1000 kilómetros cuadrados, destruyendo más de 250 poblaciones y causando unos 20.000 muertos 50.000 desaparecidos.

 A fines de 1972 la capital de Nicaragua, Managua, fue sacudida por uno de los mayores terremotos de todos los tiempos. La ciudad quedó totalmente destruida y se produjo un número de muertos del orden de los 50.000, amén de una incalculable cifra de heridos.

 Los movimientos sísmicos no son fenómenos raros; por el contrario, su número por año en todo el planeta, llega a varias decenas de miles según registros sismográficos, al punto que se puede decir que la Tierra tiembla constantemente. Tampoco marca su intensidad el número de víctimas que provocan ya que todo depende de la proximidad al epicentro de alguna ciudad importante vulnerable a los sismos. Por ejemplo, el sismo de Alaska quizás el más violento del siglo que afectó principalmente a la ciudad de Anchorage, sólo ocasionó 128 muertos en 1964, y el que azotó las zonas central y septentrional del Japón también en ese mismo año, a pesar de su intensidad no causó grandes pérdidas humanas y materiales, debido a las precauciones tomadas por ese país para evitar los efectos sísmicos, y no por algún “salvador del mundo” que haya irrumpido para mantener el orden.

 Por su parte, nuestra atmósfera tampoco nos ofrece seguridades a pesar de su aparente tranquilidad en mayor parte de los días. En las regiones intertropicales, el manso aire puede transformarse en destructores torbellinos. Estos ciclones o tornados que suelen barrer zonas como el golfo de México y costas de la península de la Florida, costas del océano indico; mar de la China; costas del Japón; golfo de Guinea, etc. son tristemente célebres por sus desastres que ocasionan. Baste con citar dos casos a modo de ilustración.

 En 1876, uno de estos ciclones tropicales ocasionó en la desembocadura del Megna (desembocadura común del Bramaputra y un brazo del Ganges) una marea alta de 14 metros de altura, que produjo la muerte de 200.000 personas.

 El gran tornado de marzo del 1925, causó en los Estados Unidos más de 700 víctimas El camino seguido por este tornado tenía 350 kilómetros de longitud y un ancho de 1,5 kilómetros.

 Todo esto muchísimo más nos indica que vivimos en un medio catastrófico que, no obstante, permite la perpetuación de la vida durante ciertos lapsos. Vivimos en un planeta-catástrofe, cuyos procesos de “arrugamientos” (plegamientos orogénicos), hundimientos, elevaciones, erosiones, derivas continentales, desaparición de costas, formación de otras nuevas, traslación de los polos, frenado de su movimiento rotatorio, etc. son de tal lentitud que no los notamos durante nuestras breves existencias. En cambio advertimos los procesos súbitos como la actividad volcánica, sísmica y atmosférica, las inundaciones, sequías, etc. que nos ofrecen suficientes pruebas de que estamos huérfano de todo ser todopoderoso, puro amor por sus criaturas, como lo quieren los pseudocientíficos que abrazan el creacionismo.

 Catástrofes son igualmente los procesos solar, galáctico y universal, de modo que estamos aprovechando sólo un destello de relativa calma de nuestro ámbito telúrico expuesto a cualquier evento catastrófico imposible de ser evitado.

 

 Ladislao Vadas

 
 

76 comentarios Dejá tu comentario

  1. Testa atajate ESTA !! ------------------------- Imaginate por un momento, ya que tu mente febril es tan frondosa, que Jesus hubiera integrado el grupo de Judios que fueron a conmemorar la tragedia de 1939. Uds. lo hubieran increpado a boca de jarro, Judio, que haces aqui, fuera !!, esta es nuestra casa, anda a llorar a la Sinagoga, no es nuestro problema, es el tuyo. Jesus les hubiera dicho, tranquilo muchachos no es una profanacion, estamos recordando juntos un hecho doloroso, no mas que eso. Testa, el del gorrito rojo de paracaidista (tipo Chavez), le responde, flaco raja de aqui, antes que te meta unos clavitos, Judio puto !! Un dialogo imaginario de Ironics Prime, para que Testa Magnum, "el nazi ecumenico", reflexione y pida perdon, no a los judios, sino a la humanidad toda. Saludos, don coso.

  2. Fran, asi que cuando tomo mate, me estoy tomando a mi viejo y a mi vieja. Me volves loco men, con eso del agua caliente, me hicistes sentir un canibal. Te hago unas preguntitas, ya que pediste que te pongamos a prueba: 1) Un tipo (para no dar nombres propios), tiene cancer, si se concentra en lo inmaterial, se cura lo material (el cancer). Si esto es lo que pensas, espero que nunca tengas nada, porque seguro sos boleta. 2) Un tipo cruza una calle por la que viene un camion, el tipo lo ignora porque se concentra en lo inmaterial, entonces ignora esa realidad que lo circunda y aunque el camion lo deje como una medallita, al tipo no le pasa nada ? Si esto es lo que pensas, Fran no cruces nunca una calle, please. Saludos Fran, es mejor estar colgado, que ir a la Catedral a mostrarse orgulloso de la intolerancia. Pero cuidate eh, quedate en casa nomas, no salgas ni a la vereda.

  3. Bueno Testa y Fran mi solidaridad con ustedes, en fin paciencia… otra no hay. Al menos en mi hay chistes que no van y lo que no va hay que dejarlo correr.. PD: salieron tremendos informes de Filipinas donde se mezcla la acción de la naturaleza con la corrupción, la dejadez, la falta de personas idóneas y alistadas en desastres y los casos horribles que se leen y sí es culpa de la carroña y miserias humanas. Saludos.

Dejá tu comentario

El comentario no se pudo enviar:
Haga click aquí para intentar nuevamente
El comentario se ha enviado con éxito
Tu Comentario
(*) Nombre:

Seguinos también en

Facebook
Twitter
Youtube
Instagram
LinkedIn
Pinterest
Whatsapp
Telegram
Tik-Tok
Cómo funciona el servicio de RSS en Tribuna

Recibí diariamente un resumen de noticias en tu email. Lo más destacado de TDP, aquello que tenés que saber sí o sí

Suscribirme Desuscribirme