Señor
Director
Tribuna de Periodistas
Christian Sanz
De
nuestra consideración:
Recientemente la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas aprobó una resolución contra Cuba, en la que se le pide al
Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACDH) un informe sobre la situación
de las libertades fundamentales en la isla. La iniciativa presentada por EE.UU.,
y apoyada por la Unión Europea (UE), fue aprobada con 21 votos a favor, 17 en
contra y 12 abstenciones.
Paradójicamente el
Gobierno argentino ratificó su postura de abstención frente al proyecto de
resolución que se votó. Y esto no seria inmiscuirse
en problemas internos que son de cada Estado soberano, ya que en el caso de
Cuba, su gobierno lo conduce un dictador: Fidel Castro. Lo que nuestra Nación
debe dejar sentado con su voto condenatorio, es que se violan las mínimas
garantías y libertades de los ciudadanos y las instituciones, o en otras
palabras los derechos humanos. Es incongruente de que mientras el pueblo cubano tiene que soportar los
atropellos, privaciones, cárcel y torturas, aquí nuestro gobierno, acompañado
de intelectuales, artistas,
deportistas y políticos que se dicen democráticos, “sirvan” a los
intereses de un régimen enemigo de la cultura democrática.
Podemos preguntarnos cuales
son los beneficios políticos de aquellas naciones “democráticas”
latinoamericanas, que mediante su apoyo cobarde y cómplice votan a favor del régimen
cubano del dictador Fidel Castro en las Naciones Unidas. En contraposición la
política adoptada por la Unión Europea y los EE.UU., ha sido la de enviar un mensaje
claro a los millones de cubanos que no pueden escapar, de que no están solos y
que las democracias occidentales están moral, espiritual y cívicamente de su
lado, en esta batalla desigual que más tarde o más temprano ganaran.
El régimen dictatorial no respeta los derechos humanos más
básicos. Consecuentemente prosigue con el estado de miedo, terror, represión y totalitario que excluye a la población cubana del derecho de manifestar su disidencia
sin correr el riesgo de que pueda ser condenada a prisión, y además les niega
la mínima posibilidad de expresarse sobre cualquier reforma política, social
y económica. Se encarcelan a los ciudadanos
por informar lo que ocurre
en la isla, por redactar comunicados de prensa o tener cualquier tipo de
contacto con ONG del exterior. Las condenas van de los 15 a los 30 años.
Los ciudadanos cubanos no
pueden salir de su país, no permiten que la prensa independiente cumpla con sus
tareas, no existen partidos de
oposición, ni sindicatos libres. Las asociaciones de cualquier tipo que logran
realizar pequeñas actividades son
estrechamente vigiladas e infiltradas por la policía política. No podemos
imaginarnos algún tipo de manifestación pública, ya que seria reprimida por
los grupos de choque del régimen, como ya ocurrió.
El dictador absolutista gobierna la isla caribeña desde hace
45 años, con poder unipersonal, sanguinario
y arbitrario. No hay parlamento, ni una justicia independiente, es la
dictadura más antigua de América Latina.
Pero todavía esta la esperanza, y esa esperanza es el
ejemplo combativo de algunos ciudadanos como el poeta Raúl Rivero y sus 75
compañeros encarcelados en la última oleada represiva, y que a pesar que viven
momentos durísimos en las cárceles del régimen, mantienen vivo el espíritu
de resistencia, que nos asombra, nos emociona y nos llena de verdadera admiración.
No podemos dejar de mencionar en esta ocasión, el caso de la Dra. Hilda Molina, la médica disidente a la que el gobierno de Castro no deja
viajar a la Argentina para reunirse con su familia. Nuestra agrupación política
realizo a fines de diciembre ppdo., una manifestación frente a la embajada
cubana, reclamando por su liberación y la de todos los presos políticos.
La libertad encuentra siempre la manera de sobrevivir a pesar
de la opresión al inocente y de la violación de las garantías individuales.
Seguiremos trabajando junto a otras fuerzas políticas, por
una Cuba libre, soberana, con la
vigencia plena de sus instituciones democráticas y el respeto por los derechos
humanos.
Luis
Schpilman
Secretario General
Nueva UCedé
Provincia de Buenos Aires
lschpilman@hotmail.com