“SR. DIRECTOR: 
    En la nota publicada el día 18/5/2005 con relación al rechazo de la excarcelación de los presos en los incidentes en la Legislatura Porteña, me parece vergonzoso que hace diez (10) meses estén presos en Villa Devoto con delincuentes comunes (asesinos, ladrones, narcotraficantes, secuestradores, etc.) quince salames por el 'capricho' de una jueza y al mismo tiempo un señor que voluntaria o involuntariamente mató a casi 200 personas (mas que en la guerra de Malvinas y los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel) tenga el beneficio de quedar libre hasta el juicio o la señora María Julia que seguramente habrá pagado la fianza con nuestro dinero.
    Me agradaría que averiguaran un poco más sobre el caso (¿solamente fueron 15 los manifestantes o lo que mostraba la T.V. era en otro lugar ?) en el que involucra a mi amigo Pablo Martin Amitrano que solamente está preso por el testimonio de dos policías !!??  
    A Pablo ya le hicieron varios reportajes, en uno de ellos (Codigo Penal por America TV) se ve claramente a través de videos que lo único que él hizo fue tocar el bombo, y eso para la jueza es un poco mas que homicidio calificado por el vinculo, realmente vergonzoso.  
    Por otro lado el ministro de justicia (Dr. Rosatti) esta al tanto de este caso en particular e intentó ayudarlo, hasta estuvo en el penal de devoto tomando mate con Pablo, pero después de hablar con la jueza nos dijo que "venía de arriba su situación". Yo me pregunto ¿mas arriba del ministro de Justicia? ¿Cuándo vamos a ser verdaderamente un país en serio si a la justicia la siguen manejando diferentes intereses.?  
    Les dejo el mail y el telefono de la novia del acusado por si quieren investigar porque un inocente esta hace 10 meses en la carcel.  
    Adjunto un word con la sesion de los legisladores planteando sus preocupaciones por la situacion de Pablo Martin Amitrano, la pueden buscar con el numero 1094d 2005 en proyectos de la Legislatura en: www.legislatura.gov.ar  

Alejandra Pavia (novia de Pablo Amitrano)

    La misiva, fuerte y contundente como las que la citada suele enviar a distintos medios, refleja la incoherencia interesada de gran parte del poder judicial vernáculo. Demasiado proclive a ser muchas veces un mero apéndice del Ejecutivo, en el caso de los quince salames apresados por la mentada destrucción de la Legislatura porteña, adquiere una alternancia de muestra contundente. Pues como se vio en un análisis anterior, tanto la policía como la corporación política, secundados convenientemente por buena porción de la corporación mediática, compraron la espuria idea del asalto piquetero y la siguen sosteniendo a rajatabla hasta hoy. Para dilucidar convenientemente esto, conviene poner el cerebro en la función retrospectiva, o sea apretar en la menta la tecla rew, y observar críticamente los sucesos antes de aquel furibundo viernes.  
    Desde semanas atrás de este acontecimiento, desde la prensa autodenominada seria se venía abogando por el fin de lo que ella denominaba la anarquía en las calles. Como si se tratara de San Petersburgo en los albores de la revolución bolchevique, los bienpensantes de siempre mostraban su pavura ante el continuo caos de tránsito que afectaba su libertad de circular. Haciendo caso omiso, como es obvio, de los acuerdos de cúpulas que buscaban entronizar un Código de Convivencia que erradicara de las calles al conjunto de molestos indeseables, como vendedores ambulantes, travestis, prostitutas, piqueteros, que constantemente mostraban al turista la verdadera Argentina.
    Entonces, para algunas usinas de información era conveniente dar un escarmiento general, que contrastara con la supuesta mano blanda que llevaba adelante el binomio Béliz-Quantín. Pues por detrás de ello, se erguía la sonrisa mefistofélica de Aníbal Fernández que ambicionaba el retorno de la Secretaría de Seguridad a su órbita de Interior. Entonces, el escenario ideal sería la conveniente protesta frente a la Legislatura, cuando esta sesionaría en pleno para tratar el mencionado Código. Los hechos posteriores, ampliamente difundidos por la pantalla televisiva, reflejaron una eficacia represiva un grado menor a la cacería del Puente Pueyrredón, pues el objetivo no era matar, sino amedrentar y sentar un precedente de hierro. Porque el accionar de los efectivos de civil de la Federal, que salieron a la zaga de aquellos que no participaron de los destrozos, fue el modelo fehaciente de la criminalización de la protesta social en estado puro. La implementación a rajatabla de la doctrina Fernández, o dicho sea de paso, de la sonrisa de Hannibal, que dejaba de lado a los lúmpenes todo servicio haciendo desmanes para la cámara (tipo jodita para Tinelli), y salía a la cacería de quienes tocaban el bombo o simplemente puteaban.
    Diez largos meses distan de esto, durante los cuales estos quince salames vienen sintiendo como se les va congelando el tiempo. Mientras que afuera, el gobierno de Kirchner continúa negándoles el carácter de presos políticos, y la justicia utiliza sus vericuetos habituales para liberar a María Julia y favorecer la situación procesal de Omar Chabán.
    El tiempo sigue pasando lento en sus corazones, aumentando la angustia y desazón de sus familiares que ven con rabia como ciertos medios y el conjunto de la corporación política busca que desaparezcan tragados por las sombras del olvido.


Hombres de negro

    A aquellos que venimos participando de algunas de las últimas manifestaciones que se dan en la Ciudad de Buenos Aires (y que conocemos quién es quién), no nos asombra en lo más mínimo ver que en cada una de ellas hay evidentes infiltrados que responden a intereses distintos que los de la protesta de marras.
    No es difícil darse cuenta quiénes son. A través de la pantalla de la TV pueden identificarse tranquilamente: se los puede ver produciendo incidentes de choque o destrozando todo lo que encuentran a su paso. Lo interesante es que siempre son los mismos y nunca son detenidos por la policía.
    Por caso, muchos de los manifestantes del 16 de julio de 2004 frente a la Legislatura porteña coinciden en describir a un grupo de sospechosos. Unos cuarenta hombres, que se sumaron a la multitud con la cara tapada y que, en los momentos claves, se comunicaban con "handys" con el interior del edificio.
    Según cuenta el sitio Lavaca.org: "Está claro que la participación de policías de civil fue parte de la estrategia que, junto al centenar de uniformados de infantería, se desplegó ese día. Está claro también que, esa estrategia incluyó la detención de 23 personas una vez que habían concluido los disturbios, ya que todos fueron interceptados en los alrededores: en el subte, algunos; en la parada del colectivo, otros. Todos después de las seis de la tarde. Está claro también que los 16 que continuan presos bajo el peligroso cargo de coacción agravada e incitación a la violencia pública contra las instituciones con el que decidió caratular la causa la jueza Silvia Ramond todavía esperan que la magistrada revise las grabaciones de televisión para justificar así los cargos que se le imputan".
    Marisa Bonini, subdelegada de un sector disidente del Sindicato de Vendedores Ambulantes, al que pertenecen seis de los detenidos ese día, lo sintetizó así al diario Página/12:
   -"Pueden pasar todos los videos en crudo y no van a encontrar a ninguno de ellos rompiendo ni un vidrio. Estuvimos ahí tocando el bombo, pero nada más. Nosotros vimos venir a unos vándalos, sin banderas políticas, con la cara tapada, que fueron los que prendieron la chispa, los que empezaron a romper todo. Sin duda hubo infiltrados que produjeron los hechos más violentos".
    Lo más interesante es que aún hay posibilidades de develar este misterio, no es nada complicado. Sólo se debe citar a declarar a Santiago Horacio Lancry, custodio de la puerta de Perú 160, centro de los ataques a la Legislatura el ingrato 16 de julipo del año pasado.
    Lancry, alias El Gitano o El Cabezón, ingresó al viejo Consejo Deliberante de la mano del fallecido dirigente radical Carlos Bello y hoy todos lo reconocen como puntero de Enrique Nosiglia. La justicia, en cambio, lo conoce por otros motivos: es uno de los jefes de la barra brava de Boca Juniors y estuvo detenido en 2003 por ser "organizador" de una asociación ilícita, por lo cual tuvo que pagar una fianza de $ 15.000 para salir en libertad. Por si fuera poco, quienes lo conocen en intimidad aseguran que está estrechamente vinculado a la venta de drogas en la propia Legislatura.


Concluyendo

    La enorme cantidad de infiltraciones en las marchas populares y la creciente aparición de presos políticos deberían ser un marcador de alerta acerca del rumbo que está tomando este Gobierno respecto al manejo de las manifestaciones de la gente.
   Este tipo de actitudes son un botón de muestra del temperamento del kirchnerismo. No es tan grave la tiranía del Gobierno como sí lo es la despreocupación de la gente a ese respecto. No puede haber autoritarismo si no hay consenso del pueblo.
    Si nadie protesta por lo que sucede, el Presidente está en su derecho de creer que todos apoyan su gestión, más aún cuando las encuestas lo muestran con imágen altamente positiva (sobre todo las de Artemio López).
   Esto lo saben el Presidente y sus hombres y por eso Kirchner insiste con "legitimar" su gestión a partir de los resultados de las elecciones del 23 de octubre. Mientras tanto, Pablo Amitrano y varias docenas más de presos políticos esperan que alguien se apiade de su situación y simplemente los deje volver a sus vidas cotidianas.
    No es mucho pedir. Es sólo aplicar el más elemental criterio judicial.

Christian Sanz y Fernando Paolella