Mañana martes, comenzará un juicio histórico en la Argentina, con 29 acusados, que van desde exfuncionarios del área de Transporte a empresarios a cargo de la concesión liderada por los hermanos Cirigliano y un motorman como protagonista del trágico accidente ferroviario que causó 51 muertes.
Esto ocurre en el marco de la llamada Tragedia de Once, la lupa del proceso estará puesta no sólo en el funcionamiento de los trenes sino también en qué destino se le da a los subsidios entregados por el Estado.
Muchos familiares estarán allí buscando justicia, la cual vienen reclamando desde el preciso momento de ocurrido el fatal accidente.
Sin embargo, un grupo de ellos ha cedido a la tentación del cruel dinero: se trata de familiares de víctimas que acordaron una indemnización con la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) a través de un convenio extrajudicial y que desistió de ser querellante en el juicio oral que comienza mañana.
Así lo establecieron mediante un acuerdo confidencial, por el que no se conoce la cifra indemnizatoria, en el marco del artículo 1.097 del Código Civil que establece que si las víctimas "renunciaron a la acción civil o hicieron convenios sobre el pago del daño, se tendrá por renunciada la acción criminal".
De esta manera, los abogados María del Carmen Verdú y Marcelo Parrilli —de supuesta raigambre “progresista”—, representantes de esas familias, no actuarán como acusadores privados en el juicio oral contra los 29 acusados de la tragedia que comienza mañana.
Esto encendió la crítica de los familiares que no aceptaron la “oferta” de TBA, como es el caso de los padres de Lucas Menghini Rey, quiens enfatizaron que "sigue en pie la búsqueda irrenunciable de justicia" y que no cederán "ante ningún convenio extrajudicial".
En nombre de unas 25 familias, Paolo Menghini, padre de Lucas, manifestó: "El grupo de familiares de fallecidos que visibilizó esta lucha no va a ceder ante ninguna negociación extrajudicial".
El malestar con los familiares que aceptaron el arreglo se manifestó a su vez en las redes sociales. “Me dan asco los familiares de las victimas de Once que arreglaron con TBA y no van a juicio”, reza uno de los mensajes.
Otro puntualiza: “¿Querían justicia o plata? Son los mismos que después se quejan del país y piden justicia. Bien por los que siguen”.
El enojo sigue latente. Es simple: por dinero han cedido a honrar la memoria de sus propios muertos.
Carlos Forte
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