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El juez Fayt, los jóvenes y la política

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UNA RESPUESTA PERSONAL
UNA RESPUESTA PERSONAL

En una entrevista publicada en La Nación Revista del último domingo —16 de marzo— el Juez Carlos Fayt hace referencia al futuro del país y la necesidad de que surjan nuevos líderes y dirigentes que traigan progreso a la Nación. En el artículo, el Juez de la Corte Suprema se pregunta “¿Dónde están los jóvenes?”, un cuestionamiento que dispara un debate interesante y que humildemente intentaré responder.

 

Si bien podemos estar de acuerdo en que una de las características de la juventud de hoy es su falta de interés y compromiso hacia las cuestiones públicas, también es cierto que hay cientos de jóvenes que salen todos los días a luchar, con muchísimo esfuerzo, dedicación y entusiasmo, por cambiar la realidad del país y sus habitantes.

A lo largo de estos dos últimos años en los que he militado y participado en distintos espacios de ámbitos muy variados, he sido testigo de la gran cantidad de jóvenes que silenciosamente y con un alto sentido patriótico trabajan día a día por un cambio.

Ante esta aparente contradicción, surge un cuestionamiento: Si la juventud es apática pero miles de jóvenes participan y trabajan en iniciativas o trabajos con alto sentido social. Entonces, ¿qué pasa con los jóvenes y “la política”?

Y es que quizás lo que sucede, pero no se nota, es que los jóvenes se encuentran participando en una forma menos tradicional. Fueron expulsados de la política por un sistema que todavía atraviesa una importante crisis de credibilidad que no se corresponde con el alto sentido idealista que suele caracterizar a la juventud.

Hay miles de jóvenes participando en colectas, construcción de viviendas sociales, dando apoyo escolar en villas y asentamientos, yendo a misionar o simplemente trabajando profesionalmente en oficios con alto sentido de servicio público (como la medicina o la educación).

Probablemente muchas de estas personas con alto grado de responsabilidad y compromiso prefieren la acción social o comunitaria antes que “hacer política”. Se esfuerzan en realizar aportes voluntarios pequeños pero tangibles y concretos a través de distintas fundaciones, ONGs, la Iglesia u otros organismos intermedios.

Algunos, más exitosos, han dado vida o llevan adelante proyectos sociales como Un Techo Para Mi País, Voy Con Vos o Media Pila, todas iniciativas creativas y a cuyos organizadores tuve la suerte de conocer en alguna oportunidad.  Y esto es solo la punta del iceberg de una cantidad interesante de iniciativas sociales que son llevadas adelante por gente joven, idealista y con alto compromiso social.

Y es que el “hacer política” está mal visto.  Lamentablemente se perdió la confianza en la política como herramienta para realizar los cambios de fondo que son necesarios para el progreso definitivo.  Hoy por hoy, todo lo que se percibe de ese “mundo” es corrupción, clientelismo y repetidos fracasos.

Además, ¿Se puede culpar a los jóvenes de haber escapado de esos ámbitos cuando lo único que muestran los medios con respecto a la “juventud política” son tomas de colegios, actos de violencia o irregularidades como las de La Cámpora?

Tampoco hay que olvidar que esta juventud es fruto de la crisis de los partidos tradicionales y el descreimiento de la política como herramienta de cambio social, con la crisis del 2001 como un hito marcado a fuego durante la adolescencia de la juventud política de hoy.

Decididamente creo que Fayt encontrará a muchos más jóvenes de los que imagina participando y trabajando duramente en iniciativas más cercanas a la acción social concreta que a la participación política tradicional.

Aún así, tampoco hay que dejar de reconocer y considerar que existen algunos jóvenes que todavía intentan dar el salto y acercarse a la política.

Lamentablemente, el ejemplo de militancia clientelar del PJ, la violencia e intrascendencia de la izquierda y la política de gestión pura del PRO, dejan fuera del escenario a la mayoría de los pocos jóvenes que aún creen en la política.

El Dr. Fayt (quien merece el mayor de mis respetos y consideración) también dice y se pregunta en la nota: “Necesitamos una juventud que arme un partido político, no lo arma (…). ¿Cómo hacer para que se despierte el ansia de futuro? No es fácil”.

Me gustaría tomarme el atrevimiento de corregir al Excelentísimo Juez e invertir los términos de su declaración.  Creo que la pregunta central, lo que verdaderamente es difícil, es armar un partido o lograr que los que ya existen se abran y brinden herramientas de participación genuinas.

Como dije, el ansia de futuro y el compromiso se encuentran en el corazón de los miles de jóvenes que se levantan todos los días a trabajar por un país mejor y provocar un cambio real desde el lugar que les toca ocupar. También en el de muchos otros que se van a dormir preocupados por el futuro del país pero que no encuentran una forma clara y concreta de canalizar su compromiso con la Nación.

En los últimos meses, he tenido la suerte de conocer distintas iniciativas que se están generando en distintos espacios políticos y sociales que apuntan a la conformación de movimientos jóvenes.  Partiendo de una base de ética y compromiso social buscan trabajar por un futuro mejor, en el cual cada uno de esos jóvenes tendrá que asumir una responsabilidad en el futuro.

Espero que este tipo de iniciativas cuenten con la consideración de personalidades como el Dr. Fayt, y de la sociedad en general.  Se van a sorprender de saber la cantidad de jóvenes dispuestos al diálogo y la construcción de propuestas a futuro.  Quizás esto sirva para empezar a cambiar esa imagen de apatía, corrupción y violencia con la que se suele caracterizar a los jóvenes.

 

Nicolás Sarlenga

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. Muy buena nota, en los partidos tradicionales, el / la "aspirante" debe no solo conocer las bases del partido y haberse dado a conocer, sinó que debe "traer plata", aportar un capital para su lanzamiento de unos ( + ó - ) 30.000 U$A. No son muchos los que pueden traer esa suma, pero si son muchos los que "traen plata de turbios negocios", que luego harto se ven lo que aportan los partidos tradicionales. Basta de peronismos y opo complice!!!!

  2. Y sería bueno que un viejo de mierda de 100 años como vos, coimero y corrupto se alejara de la corte suprema. RATA DE CLOACA!

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