El desplante de Elisa Carrió en pleno acto porteño del Frente Unen podría convertirse en paradigma insalvable de ese conglomerado opositor, justo cuando necesita mostrar todo lo contrario: que no es una recreación de la vieja Alianza.
Las diferencias en Unen son ya históricas pero en vez de diluirse se potencian y, en caso de no fraguar rápidamente, el panradicalismo perderá su oportunidad de encaramarse como alternativa competitiva para las elecciones del año próximo.
"Así no llegan a 2015", se regodeaban el lunes por la noche los principales referentes del PRO en una cena del G25 que conducen Esteban Bullrich y Guillermo Dietrich en el Hotel Hilton de Puerto Madero.
Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri son los tres precandidatos presidenciales que mejor miden a un año de las elecciones, pero si se juntan los adherentes de las distintas opciones de Unen, un cuarto postulante podría engrosar la lista.
El problema es que la suma no es aritmética, porque las diferencias entre las figuras se traslada también a los votantes, y luego el alineamiento no es homogéneo. "No votaría a Macri pero tampoco a muchos de los candidatos de Unen", dijo por ejemplo Carrió en abril pasado.
Es cierto que las ocho fuerzas que integran el FAunen avanzaron bastante en las ideas programáticas del frente y mantienen su motor para crear una alternativa "honesta" de Gobierno, pero necesitan mostrar "gobernabilidad" futura.
Si bien el peronismo también sufre fugas, nunca perdió esa masa vertical necesaria para los dictados del poder. En cambio, la última experiencia del radicalismo fue negativa en ese sentido y todavía está bastante fresca.
Macri es hoy el germen de discordia dentro del Frente Amplio argentino, entre quienes ven a una sociedad política con el PRO la oportunidad de superar al PJ el año próximo y los que ya le pusieron bolilla negra al alcalde porteño.
Esa diferencia quedó expuesta en el Palacio Rodríguez Peña con la pareja entre Pino y Lilita. Pero también alcanza al resto: el Partido Socialista, Proyecto Sur, el PSA, Libres del Sur y el GEN no quieren saber nada con Macri, mientras que muchos radicales, Carrió y Martín Lousteau, la principal apuesta para la Ciudad, creen que hay que ampliar el frente.
Por su lado, los armadores macristas esperan justamente que Unen termine sufriendo desprendimientos como un glaciar y que esos fragmentos permitan fortalecer el todavía débil armado nacional del PRO, especialmente con radicales que necesitan conformar coaliciones para ganar en sus provincias.