Hace algunas semanas el gigante anglo-suizo Glencore Xstrata Cooper desistió de la compra del proyecto Agua Rica, en el Departamento de Andalgalá, la gran apuesta provincial para continuar con la explotación minera una vez que se agote el megayacimiento Bajo de la Alumbrera.
De este modo, el depósito cuprífero gerenciado durante tres años por Minera Alumbrera -Glencore Xstrata- volvió al control operativo de Yamana Gold Inc, que debió salir a buscar socios locales para avanzar con la puesta en marcha del yacimiento.
Según fuentes del sector, Glencore Xstrata decidió mantener sus proyectos Bajo de la Alumbrera y Bajo El Durazno, pero no destinar un dólar extra más a la Argentina por la incertidumbre, las restricciones y la imposibilidad de girar divisas al exterior.
Como el gigante de los commodities, las multinacionales esperan en punto muerto que llegue diciembre de 2015 para ver si existen condiciones más favorables para la inversión.
Esta tendencia acentúa la escasez de dólares y, con el fin de preservar las reservas internacionales, el Gobierno apretó el torniquete de la compra de divisas para ahorro y el Banco Central obligó a los bancos a reducir más sus posiciones en dólares.
El billete verde elevó su cotización en el mercado ilegal por encima de los $14 y la brecha con el oficial superó el 65%.
Todo en medio de una tensión creciente entre el Gobierno y las cámaras empresariales por la reforma a la Ley de Abastecimiento que ya fue aprobada en el Senado y se encuentra en Diputados. Se presume que se trata de un intento oficial por avanzar sobre compañías y productores agropecuarios que especulan con la liquidación de sus cosechas.
La danza de los candidatos
"Van a llover dólares a partir de 2016", aseguró la semana pasada en una sobremesa Mauricio Macri, confiado en llegar al balotaje del año próximo y luego ser electo presidente. Su pronóstico es que disputará un mano a mano con Daniel Scioli, otro de los que anunció la precipitación verde post kirchnerista bajo su batuta.
Macri cree que el kirchnerismo dejará al país en medio de una severa crisis económica. Su receta en caso de llegar a la Presidencia consistirá en buscar un shock de confianza y apelar a la capacidad del sector agropecuario con una gradual reducción de las retenciones a las exportaciones, pese al déficit fiscal.
"Para que Vaca Muerta empiece a dar sus frutos faltan muchos años y en el campo están los únicos que tienen la tecnología y la producción para ponerse en marcha ahora. Nuestros equipos técnicos prevén una duplicación de la producción agropecuaria, lo que va a equilibrar el menor ingreso por retenciones", calculó.
Tanto para Scioli como para Macri el fenómeno Sergio Massa es superficial y pasajero. El gobernador bonaerense está moviendo los hilos junto a otros referentes del PJ orgánico para forzar al diputado nacional a reunificar al partido, ante el crecimiento sostenido de Macri. Para ello convocó a una reunión el viernes en la que también estuvo el gobernador cordobés José Manuel de la Sota, posible aliado del Frente Renovador.
Catamarca, botón de muestra
Sin embargo, en el massismo confían en el carisma del líder del FR para mantenerse al frente de las encuestas por un año más y llegar a la cúspide del poder.
Los massistas ponen como ejemplo el desembarco de Massa en julio pasado a Catamarca, donde generó un gran revuelo y motivó a la gobernadora justicialista Lucía Corpacci a no perderse una foto con él, pese a que el mismo día también debió ser anfitriona de otro presidenciable, Florencio Randazzo.
Previamente había ido Scioli a esa provincia a recibir el apoyo de Corpacci y otros gobernadores de provincias mineras, pero la visita quedó empañada por la desconfianza entre un sector del kirchnerismo y el bonaerense.
Corpacci lo invitó a cerrar el almuerzo de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), pero el secretario de Minería, Jorge Mayoral, hombre de Julio de Vido, reclamó duramente ser el último orador y el bonaerense decidió no dar su mensaje.
A partir de esa volatilidad política, la mandataria recurre a los empresarios mineros para pedir adelantos de utilidades porque los giros de la Nación son escasos.
Sin recursos para a campaña, Corpacci habría decidido romper con una de las tradiciones catamarqueñas, la de abrir el calendario electoral en marzo y en cambio pegaría las elecciones provinciales a las presidenciales.
En esa provincia, las encuestas lo dan bien posicionado al exgobernador Eduardo Brizuela del Moral, del Frente Cívico y Social, quien fue uno de los que dio la bienvenida a Massa.
La tómbola ideal de Brizuela sería acompañar dos boletas presidenciales: la de Macri y la de Massa, pero el tigrense ya advirtió que pedirá exclusividad a todos sus candidatos.
En esta faceta también Catamarca es un ejemplo nacional: son varios los radicales con aspiraciones, como Brizuela, que no ven al Frente Unen como una opción competitiva y están en la disyuntiva de acompañar a Massa o a Macri.
Super Berni
Gran parte de la suerte de los presidenciales se jugará como todos los años en Buenos Aires, principal distrito electoral del país, que elige gobernador en simultáneo con presidente.
El anunciado salto de Martín Insaurralde al massismo obligó a Scioli a pensar en una alternativa y el primer nombre que apareció es el de Sergio Berni, secretario de Seguridad con discurso duro, a quien algunas encuestas dan bien posicionado.
Con dificultades para instalar a María Eugenia Vidal en la provincia más poblada del país, muchos pensaron que Macri volvería a posar su mirada en Francisco de Narváez, pero su relación es pésima luego de la ruptura de Unión-Pro, al punto que van al mismo gimnasio y no se saludan.
El plan macrista en Buenos Aires es traccionar con su candidatura al postulante y el modelo a seguir es el del radical Alejandro Armendariz, quien llegó a la Gobernación en 1983 de la mano del candidato presidencial Raúl Alfonsín.