La semana pasada, el Gobierno nacional decidió iniciar una negociación con la administración de Dilma Rousseff para la adquisición de 24 aviones Saab Gripen dentro del programa denominado FX 2 que concretó Brasil para dotar a la Fuerza Aérea brasileña (FAB) con esos aparatos de 4° generación.
La iniciativa apunta a dar una solución a la necesidad del país de contar con aeronaves supersónicas adecuadas para el control aeroespacial, en conjunción con el sistema de vigilancia radar que brindan los equipos de detección de largo alcance desarrollados por el INVAP, denominado Radar Primario Argentino.
El gobierno brasileño lanzó una licitación en 2001 que ascendió a 4.500 millones de dólares con el propósito de reemplazar los Mirage 2000 de la FAB. El caza Gripen NG de Saab competía con el F/A-18 Super Hornet de la estadounidense Boeing y el Rafale de la francesa Dassault. A fines de 2013 se conoció que el ganador fue la firma sueca Saab con su aparato Gripen NG.
Las previsiones del contrato entre Suecia y Brasil indican que el primer Gripen NG llegará a la Fuerza Aérea Brasileña en 2018.
Sin embargo, la intención de Argentina de adquirir 24 cazas de cuarta generación a la compañía sueca Saab ha causado gran preocupación en el Reino Unido, informan medios británicos.
"La intención de Buenos Aires de adquirir aviones de combate avanzados representa el reto más importante para Londres desde el final de la Guerra de las Malvinas en 1982. Las características de los cazas Saab Gripen son superiores a los aviones de combate con los que cuenta Reino Unido", señala el periódico 'Evening Standard' citado por el diario 'Vzgliad', según releva RT.
"Está claro que Reino Unido tendrá que incrementar sus capacidades de Defensa en las islas Malvinas", agregó el portal.