Elisa Carrió volvió a chapotear sobre un lodazal y salpicó a buena parte de la política con verdades, medias verdades y acusaciones incomprobables, para justificar su salida del Frente UNEN y el consecuente acercamiento a Mauricio Macri.
El razonamiento de fondo de la diputada chaqueña es que si Unen y el PRO no van juntos a las elecciones, el próximo gobierno volverá a ser peronista. "República (no peronismo) o Narcoestado (peronismo)" es la disyuntiva que planteó, sin grises.
El PJ gobernó 23 de los 31 años recorridos de nueva democracia y tiene responsabilidad en el errático camino contemporáneo de la Argentina, mientras que la UCR —médula de UNEN— tampoco encontró la fórmula del desarrollo del país cuando estuvo en el poder.
Para Carrió el retorno de la Argentina al grupo de las potencias debe tener una matriz moral e hizo eje la corrupción y el narcotráfico. Pero la lista de cuentas pendientes para las próximas etapas de gobierno es más larga —y más urgente— y requiere de un debate público que la sociedad debe reclamar a los aspirantes a suceder a Cristina Kirchner.
-La corrupción es un problema mundial que en la Argentina roza la cúspide del Poder y puede ser combatida a partir de la concesión de cuotas de transparencia y control externo por parte del Estado. A mayor opacidad, mayor corrupción.
Se necesita un compromiso de todos los candidatos para fortalecer organismos de control y dictar leyes —como la de Acceso a la Información Pública— para que los dineros públicos tengan el cauce indicado o un destino mejor.
-El narcotráfico también requiere de amplios consensos y políticas de Estado. Dejó de ser una amenaza y se convirtió en una realidad trágica. La semana pasada amenazaron a un periodista en Rosario y esta semana, en la misma ciudad, mataron a una comerciante que había denunciado a bandas de narcocriminales, las que ya habían acabado con la vida de su hijo.
En 2013, Rosario tuvo el índice más alto de criminalidad del país con una tasa de 21 homicidios cada 100 mil habitantes, casi cuatro veces mayor a la media nacional, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
¿Puede empeorar? Claro que sí. El asesinato de Miss Honduras recordó que en ese país centroamericano la tasa de homicidios es de 90,4.
-El narcotráfico está asociado a la inseguridad, la principal preocupación de los argentinos. La "sensación" empieza a reflejarse en estadísticas: si bien es uno de los países con menor tasa de homicidios de la región, quedó al tope del ranking de robos por habitante que realizó la ONU en su informe sobre la inseguridad en América Latina, con 973,3 asaltos cada 100 mil habitantes en 2008. No hay cifras actualizadas.
La inseguridad aviva cotidianamente la polémica entre garantismo y mano dura. El Gobierno sostiene que la solución a largo plazo está en la educación y la inclusión social y buscó dar respuestas con la ampliación de beneficios sociales, pero no acompañó con políticas de seguridad específicas. Sergio Massa y Mauricio Macri hacen eje de sus campañas en este punto.
-El presupuesto educativo aumentó del 4,6% al 6% del PBI en los últimos años pero los resultados aún no llegan y ejemplos sobran: a los reiterados aplazos en las pruebas PISA, se sumó el informe de la Unesco Global Education Digest, de 2010 -conocido esta semana-, que ubica a la Argentina como uno de los países de la región con más baja tasa de graduación en el secundario y donde sólo un 43% concluye sus estudios en los plazos previstos.
La economía, todo un tema
La Argentina se encuentra en un momento de caída de la actividad económica, mientras busca resolver su complejo "frente externo". La ortodoxia económica sostiene que gasto público, déficit e inflación son causas de la recesión, lo que exigiría disminuir subsidios a las tarifas de servicios públicos y reducir la expansión fiscal. El Gobierno rechaza esa asociación.
"No me gustaría ser amigo del primer ministro de Economía que tenga el próximo Gobierno", dijo en los últimos días el economista Marcos Arriazu, previendo que el sucesor de Cristina Kirchner deberá instrumentar un fuerte ajuste.
En ese contexto, el Gobierno volvió a elevar esta semana el gasto público en más de 50 mil millones de pesos, lo que llevaría el déficit fiscal a unos 195.000 millones en 2014, el triple que en 2013, según datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
Las campañas electorales suelen escamotear franqueza, pero es necesario que ante esta coyuntura los candidatos especifiquen cómo encararán los cuellos de botella de la economía.
Las fortalezas de la Argentina está en las materias primas, con escaso valor agregado, y durante los últimos años no logró diversificar sus exportaciones. Ese es un debate en sí mismo.
Macri anticipó que si llega a la Presidencia propiciará una baja de todas las retenciones agrícolas, pese al déficit. La soja, vedette de la última década, está lejos de su récord de 650 dólares la tonelada registrado en 2012. Esta semana cerró en u$S 381,77. La tesis del líder del PRO es que sin retenciones se duplicará la producción y compensará la menor recaudación.
Massa, por su lado, pide que se elimine o se actualice el impuesto a las Ganancias, en línea con un clamor gremial. Ahora, ¿cómo se equilibraría esa merma en la recaudación?
El yacimiento de petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta aparece como el gran paliativo del enorme déficit energético argentino, pero el camino al autoabastecimiento tiene una década por delante de inversiones sostenidas.
Además, hay que tener en cuenta otras variables: el costo de extracción bajo la modalidad del fracking es caro y el punto de equilibrio donde el beneficio se iguala a los costos de producción -Breakeven price- es para Vaca Muerta de U$S 85 el barril, según especialistas, mientras que el precio internacional se encuentra hoy por debajo de los U$S 80, muy lejos del récord de U$S 145 alcanzado en 2008.
Desde que Néstor Kirchner creó el Plan Minero Nacional en 2003 el PBI del sector aumentó un 119%. Con 5.000 kilómetros de Cordillera, La Argentina también se debe un gran debate —que ya alcanza a varias provincias— sobre la extracción sustentable, sin caer en la tentación del saqueo externo (NA).