El exembajador en Venezuela Eduardo Sadous, quien denunciara en 2010 la existencia de una "embajada paralela" en ese país y supuestos pedidos de coimas por parte de funcionarios argentinos, irá a juicio oral por falso testimonio.

La elevación a juicio la firmó ésta semana el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, quien ya remitió el expediente al Tribunal Oral Federal 6 (TOF6).

Si bien Sadous va a juicio por supuestamente haber mentido al declarar que empresarios pagaron coimas a funcionarios argentinos para comerciar con Venezuela, la causa donde se investigan esos presuntos sobornos sigue en pie a cargo del juez Julián Ercolini, aunque el expediente sigue sin avances ni pruebas.

Canicoba Corral dispuso la elevación a juicio sin objeción alguna por parte del abogado de Sadous, Alejandro Carrió: también el fiscal federal Jorge Di Lello había pedido días atrás que el caso pasara a juicio oral por considerar que la investigación estaba agotada.

La denuncia contra Sadous fue hecha por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, de la mano del abogado Diego Pirota, y luego que el exdiplomático fuera el testigo que diera inicio a una investigación por supuestas coimas que cobraban funcionarios argentinos a empresarios que querían negociar con Venezuela.

Ello en el marco del fideicomiso entablado entre ambos países, por el cual la Argentina proveía de combustible y Venezuela, en tanto, se comprometía a comprar productos nacionales.

Pero la versión que ofreció Sadous (embajador ante Venezuela entre el 17 de octubre de 2002 hasta el 20 de mayo de 2005), no fue respaldada por ninguno de los varios testigos que declararon ante Ercolini: incluso su relato fue negado por el entonces agregado comercial en la Embajada en Venezuela Alberto Antonio Álvarez Tufillo.

La causa tuvo su apogeo en 2010, cuando Sadous declaró y ratificó el pago de sobornos y vinculó en la maniobra a Claudio Uberti, un hombre cercano al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y quien fuera titular del OCCOVI (Órgano de Control de Concesiones Viales).

Según Sadous, Uberti ejercía esa especie de "embajada paralela" y era el encargado de negocios bilaterales con Venezuela, país entonces presidido por Hugo Chávez.

Uberti es el funcionario que quedó en la mira de la Justicia por haber viajado en el mismo avión que el venezolano Guido Antonini Wilson, quien intentó ingresar una valija con 800 mil dólares a nuestro país el 4 de agosto de 2007.

La causa por la presunta existencia de sobornos incluía la intervención de dos empresas como mediadoras, Palmat y Asotrade, y se sospechaba que parte de las comisiones que éstas cobraban eran un soborno encubierto, pero nunca se confirmó tal hipótesis en la investigación que aún tiene en curso el juez Ercolini.

El tramo de la investigación por supuestas coimas con Venezuela es parte de una causa voluminosa, en donde se investigó a los Kirchner por presunta asociación ilícita.

El diplomático había asegurado que desconocía que Uberti hubiera sido designado oficialmente como coordinador de negocios entre la Argentina y Venezuela, pero al ser denunciado por Planificación Federal le recordaron que el nombramiento había sido publicado en el Boletín Oficial.

En su defensa, Sadous dijo que nunca recibió comunicación oficial alguna, como es habitual en estos casos, y que si la designación aparecía en el Boletín Oficial él no podía acceder pues tampoco estaba disponible en Internet.

Sobre la existencia de coimas, la versión del diplomático no fue respaldada por ningún testigo y hasta fue contrariado, incluso el caso del empresario Eduardo Cavanagh, quien vio frustrado su negocio pero lo atribuyó a desinteligencias y negó que le hayan reclamado dinero a cambio. 

Otro de los que negó la existencia de sobornos fue el presidente de la empresa Ascensores Servas, José Aizpun.

"Las manifestaciones vertidas por Sadous no me permiten considerar que los sucesos relatados pudieran ser fruto de la imaginación, juicio de valor o sensaciones suyas y que volcaba en el testimonio, tampoco parecían estar desprovistas de datos que marquen certeza en las entrevistas, ni menos encontrarnos ante un testimonio de oídas", acusó Di Lello al pedir que vaya a juicio.

"El testimonio de aquellas personas a las cuales Sadous entendió como implicados en la maniobra, además de chocar de frente con su versión, no han logrado, a lo largo de la pesquisa poner en duda su sinceridad", concluyó.