A través de distintos impuestos, el Estado se apodera del 65% de nuestros
ingresos. El resultado es que trabajamos desde el 1º de enero al 25 de agosto
para satisfacer el apetito de este ogro filantrópico que es el Estado argentino
y sólo los cuatro meses restantes del año para nosotros mismos y nuestros
hijos.
Muchas
personas bien intencionadas piensan que las críticas al sistema impositivo
contienen una dosis de exageración puesto que los impuestos que pagan no son
muy gravosos. De lo cual deducen que los quejosos son individuos injustos y poco
solidarios, porque si todos pagasen también ellos podrían beneficiarse con una
menor carga fiscal.
En realidad, este planteo encierra un doble error: por
un lado, ingenuidad imperdonable y, por otra parte, ignorancia
profunda. Veamos por qué la ingenuidad.
La clase política -abroquelada dentro del Estado- ha
encontrado un nicho para enriquecerse y vivir sin tener que someterse al examen
cotidiano de un mercado libre que pueda rechazar sus servicios.
Esta clase política nativa se ha convertido en una corporación
-como le gusta decir al presidente Kirchner- pero más cerrada y perversa
que otras corporaciones. En todas
las encuestas serias de opinión, el grado de confianza en la clase política
está por el suelo.
Ellos viven a expensas de quienes producen
riqueza y saben que para perpetuarse en sus cargos deben rotar continuamente
y gastar dinero que le sacan a los contribuyentes para comprar los votos que les
aseguren la permanencia. Por eso, cuando aumenta la recaudación fiscal nunca
rebajarán los impuestos, sino que aumentarán el gasto porque ésa es la
condición sine qua non de la reelección.
Ahora veamos por qué la ignorancia.
Cuando se trata de impuestos, tasas y contribuciones,
cada recaudador actúa como si él fuera único y exclusivo.
Nunca nadie ha descripto el sistema impositivo como una
sofocante malla de 52 impuestos distintos cuyo objetivo deliberado consiste
en aprisionar y esquilmar a un único sujeto: la persona física.
Porque las empresas no absorben los impuestos,
sólo adelantan el pago, y en el fondo quienes soportan la carga fiscal y
la presión impositiva no son las sociedades sino las personas sobre cuyos
bolsillos se descargan en definitiva todos los componentes del costo fiscal.
Aun cuando las alícuotas de cada tributo fueren pequeñas,
si sumamos muchas alícuotas livianas y las hacemos incidir sobre un único
punto tendremos una presión nominal enorme, tal como nos enseña el cálculo
infinitesimal cuando explica que la sumatoria de crecimientos
La dispersión del sistema impositivo en 52 tributos
diferentes que atacan distintos objetivos fiscales es lo que oscurece nuestra
inteligencia y nos impide darnos cuenta del efecto conjunto de todos ellos sobre
nuestros bolsillos.
Cuando
los integramos a todos, entonces comprobamos con asombro que estamos sujetos a
una verdadera expoliación y que el modus operandi del sistema funciona
exactamente igual a como lo hace un delincuente cuando nos asalta por la calle y
nos amenaza diciendo: "¡Entregame todo lo que yo quiero o te haré algo
que tú no quieres!". En el caso del sistema impositivo es la multa, la
clausura o la cárcel.
IMPUESTOS
QUE NOS COBRA EL ESTADO |
|||
CUANDO
SE GANA
|
CUANDO
SE GASTA
|
CUANDO
SE USA
|
CUANDO
SE GUARDA
|
Ganancias
|
Débitos
y créditos bancarios |
Gas
patagónico |
Inmobiliario
urbano |
Renta
mínima presunta |
IVA
sobre compras |
Agua
domiciliaria |
Inmobiliario
rural |
Monotributo
|
Combustibles
líquidos |
Energía
eléctrica |
Bienes
personales |
Derechos
de exportación |
Tasa
kerosene, gasoil, diesel |
Recargo
consumo gas |
Patentes
automotor |
Retenciones
a exportaciones
|
Contribuciones
patronales |
Radiodifusión
y TV |
Lanchas
y embarcaciones |
Obras
sociales sindicales |
Previsión
indemnización |
Teléfonos
|
|
Retenciones
salariales |
Previsión
riesgos trabajo |
Fondo
Educación Promoc. coop |
|
|
Infraestructura
hídrica |
Sellados
provinciales |
|
|
Adiciónl
emergencia cigarrillos |
Tasa
de justicia |
|
|
Internos
|
I.T.
Combustibles |
|
|
Transferencia
inmuebles |
Peajes
de autopistas |
|
|
Compra-venta
acciones |
Cámaras
y cubiertas |
|
|
Premios
juegos azar |
Sobre
los cheques |
|
|
Compra
automotores |
ABL
municipal |
|
|
Ingresos
brutos provinciales |
|
|
|
Impuestos
de coparticipación |
|
|
|
Derechos
de registro e inspección |
|
|
|
Entrada
salas de cine |
|
|
|
Derechos
de importación |
|
|
|
Tasas
aduaneras |
|
|
|
Tasa
de estadísticas |
|
|
|
Factor
de convergencia |
|
|
La primera exacción se produce cuando el dinero se gana,
mediante los impuestos a las ganancias, rentas mínimas presuntas, monotributo,
retenciones o derechos de exportación, obras Sociales forzosas y retenciones
salariales. Con toda esa batería se nos quita aproximadamente el 22% del
valor económico que hemos creado con nuestro trabajo.
Pero cuando gastamos ese mismo dinero, vuelven a
cobrarnos impuestos sobre fondos que ya habían tributado, desplegando el
arsenal fiscal que se describe en el cuadro precedente.
En las compras y gastos necesarios para vivir, el Estado
vuelve a apropiarse del 28,5% del dinero sobre el que ya tributamos.
Muchos de los bienes comprados no se consumen instantáneamente
y permiten un uso prolongado.
Así, cuando usamos los bienes comprados con el dinero
gravado, El Estado se apodera nuevamente del 13,5% de nuestros ingresos
originales.
Pero allí no se detiene el insaciable apetito de este Leviatán
desorbitado. No sólo pretende devorar las embarcaciones, sino también a los
marineros y tripulantes que las conducen.
Cuando cada uno de nosotros guarda un resto de bienes
durables y constituye un patrimonio familiar, el Estado nos expolia el 1% de
nuestros ingresos por el sólo hecho de conservar y mantener lo que la
Constitución llama "la fortuna de los habitantes".
Si sumamos estas cuatro imposiciones: cuando se gana dinero +
cuando se gasta ese mismo dinero + cuando se usan los bienes comprados + cuando
se conservan ciertos bienes, llegamos
a la colosal cifra de impuestos que representan el 65% de nuestros ingresos
personales.
El
Estado nos quita: |
|
|
|
Cuando
ganamos dinero |
22%
|
Cuando
gastamos dinero |
28,5%
|
Cuando
usamos lo que compramos |
13,5%
|
Cuando
conservamos esos bienes |
1%
|
TOTAL
|
65% |
De
manera que trabajamos desde el 1º de enero al 25 de agosto para satisfacer el
apetito de este ogro filantrópico que es el Estado argentino y sólo los cuatro
meses restantes del año lo hacemos para nosotros mismos y nuestros hijos.
Por eso los argentinos estamos sometidos a un perverso
proceso de empobrecimiento.
Por eso no podemos ponernos de pie y progresar. Por eso no
podemos planificar nuestro propio futuro.
Por eso la clase media ha sido despojada y se
encuentra en extinción.
Existe una guadaña fiscal que nos corta la cabeza apenas la
levantamos para mirar hacia el futuro, soñar con un proyecto personal y usar
del derecho humano fundamental al ascenso y la movilidad social.
También aquí imperan el resentimiento, el rencor, la rapiña
y el expolio.
Entonces
surge clamoroso el consuetudinario derecho que tienen los hombres que integran
las sociedades libres a resistir la aplicación de leyes injustas, opresivas y
confiscatorias.