Según impuso el “relato oficial” kirchnerista, un día el Presidente de Bolivia Evo Morales miró por una de las ventanas que dan al Río de la Plata y al ver la estatua que se encontraba erigida en los jardines del Paseo de La Rábida, o sea los fondos antes no enrejados por el Ejecutivo actual, expresó algo como “¿Qué hace ese genocida acá?”

Al parecer, siguiendo la tradición nacional de hacer siempre lo que nos dicen los de afuera, sapientes o ignorantes, el matrimonio presidencial vio la posibilidad de seguir escribiendo ese libro ficcional que se actúa a su voluntad. Trágicamente la más de las veces, y otras menos graves, pero no por eso menos importantes.

No es la intención de estas líneas justificar a Cristóforo Colombo, descubridor entre otros de América, si es que necesita ser justificado, pero si resaltar que el pobre navegante genovés cayó en la “volteada” del relato K. Cayó también la estatua (regalada por los inmigrantes italianos, vaya de paso decirlo) La nueva estatua se inauguró hace unos días, otra página de la filmoteca y el rosario mediático K se encargó de seguir gastando la plata de “todos y todas”, había que festejar que no estaba más ni “Colón ni Colona”... Un dato simpático fue el tiempo trascurrido entre la “observación-orden” de un presidente extranjero, y la erección del nuevo Monumento a “Juana Azurduy y sus montoneros”... Por ahí el lector viene a empezar a entender por donde viene la simbología del nuevo monumento...

Tampoco podemos dejar “impune” que se siga alimentando la “leyenda negra” de la hispanidad, un discurso no solo falso y atrasado, sino, neoliberal... y creemos que Evo hablará por ignorante, pero Cristina lo hace por liberal, no por ignorante, y eso no puede quedar impune. Se tendrá que terminar algún día la impunidad de palabra, ejercida de manera tan soez como nos tiene acostumbrados desde las “cadenas nacionales” semanales o diarias.

“Suena el cañón, préstame tu fusil”

En el imaginario de la revolución relatada el personaje histórico-música de Juana Azurduy guarda un significado absurdamente simbólico y masturbatorio para cierta ex militancia montonera y/o de izquierda que supo aplaudir hasta reventarse las manos aquella jornada de 1972 en donde un proceso militar (el de Lanusse, uno de los mayores y más crueles dictadores de la Argentina) intentaba “descongelar” el ya terminado “Proceso de la Revolución Argentina” que había nacido del nacionalismo liberal católico del Ejercito en 1966 y moriría en 1973, cuando se permitió la participación de actores y músicos censurados, y hubo un festival de folcklore en el Teatro Colón (una rareza, para entonces) en donde la Sra. Mercedes Sosa no tuvo mejor idea que cantar “Juana Azurduy” (una izquierdista imaginaria K) y no tuvo el menor empacho en levantar su guitarra como si fuera un fusil en presencia de Lanusse... como solía hacer en homenaje a quienes toman las armas para revelarse...

Esos “gestos”, chiquilinadas para cualquier observador mundial, eran “grandes afrentas de los músicos luchadores” y el bla, bla, bla de una izquierda que ya empezaba a azotar con hechos reales, y no con guitarritas levantadas para que se enoje el militar-enano mental del momento. Y todo eso, en definitiva, es de lo que se regodean los kirchneristas. Azurduy, en realidad, era la hija del mayor terrateniente de su pago, un blanco español, y no la “pobre india aplastada por los españoles” discurso no solo berreta, falso, sino también miserable, del relato K.

Y, vaya de paso que, Padilla, su esposo, fue el principal actor de los hechos históricos, reales, y no relatados... Pero vivimos en un nuevo siglo en donde “el género” y “el indigenismo” se comienza a esbozar como las nuevas demagogias y campanillas que veremos sonar a cada rato, por más que dichas demagogias no entren ni encajen en las realidades que tenemos ante nuestros ojos.

Los comentarios de la “Tía Cristina”

“Está de espaldas y señala hacia afuera”. Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente. Dicho de Groucho Marx que no vendría mal relea Cristina Fernández de Kirchner. En estos días la Primera mandataria se expresó desvirtuando la presencia del monumento a Cristóbal Colón (rápidamente desarmado, para felicidad de Evo, aún cuando faltaba mucho tiempo para su reemplazo)

A través de las críticas al “monumento” la Mandataria bajó línea, dijo que “miraba para afuera” y criticó que señalaba para afuera”... La verdad, da vergüenza ajena Cristina...

Pero ¿quién fue Colón? ¿Fue un “genocida”?

Un navegante genovés y aventurero

Más allá de la ignorancia o conocimiento de Evo Morales, que nos tiene muy sin cuidado, la gestología del kirchnerismo porque acá se pasó de la raya.

En primer lugar Colón no era español, sino genovés y algunos le atribuyen origen judío, como muchos genoveses son de ese origen. Estaba “a servicio” de Castilla y León, aunque algunos, dicen, que era un espía catalán...

Lo cierto es que Colón tenía el proyecto de encontrar un camino a las indias más corto, y que ese hecho y sus 4 viajes aceleraron la conquista de américa. Colón fallece sin saber que lo que recorrió era un nuevo continente, siempre creyó que eran lugares inexplorados de Asia.

Respecto de “mirar hacia afuera” en realidad mira hacia el Río de la Plata, una simbología del viaje iniciático de la raza. La Plaza de la Rábida (hoy desaparecida por los K al cerrarse) está rodeada por la Avenida de la Rábida, en honor a la Iglesia del mismo nombre en el cual rezó, y algunos dicen se escondió, cobijó y defendió de oscuros personajes que conspiraban contra su primer viaje.

El Templo de la Rábida, en España, es el último en el cual reza y consagra su promesa Colón, antes de Zarpar del pequeño Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, como bien expresaba (antes de ser destruida su base) el monumento del que hablamos.

Ahí en la costanera norte quedarán colocados los restos del Monumento a Colón, ese, el regalado por los inmigrantes italianos y del cual los socialistas del siglo XXI piensan que mira hacia afuera.

¿España es afuera? No lo creemos.

Somos hispanoamérica, herencia de varios continentes, dos, al menos. Las costumbres o modismos pasan, la historia queda.

Por suerte, a Evo Morales no le tocó mirar por las ventanas que dan hacia el norte, osea, hacia la Avda. Leandro N. Alem. Allí está (y seguirá estando) la estatua de Juan de Garay, segundo fundador de Buenos Aires.

Quizá, en ese caso y según el relato, nos hubiéramos quedado sin fundador...

Así es el relato.