Paula Oliveto es la abogada, amiga íntima y socia de Elisa Carrió en el negocio de las denuncias. Así como Luis Gasulla escribió el libro imperdible “El negocio de los derechos humanos”, pronto veremos que también existe “El negocio de las denuncias”.
Un tema sensible, muchas veces parece difícil de ser creíble, pero existe y a granel. Cuando en Tribuna de Periodistas publicamos por primera vez y en primicia exclusiva que Leonardo Fariña —hasta entonces sólo un millonario extravagante casado con Karina Jelinek— era en realidad el valijero de Lázaro Báez y su fortuna había salido de la rapiña al empresario corrupto, hicieron cola para tratarnos de fabuladores y mentirosos. Pero había que correr ese riesgo y el tiempo nos dio la razón.
Algunos recuerdan aún cuando el Teto Medina me preguntó en su programa si yo estaba loco al afirmar la vinculación Báez-Fariña… yo lo miré a los ojos y le respondí: “Teto, yo puedo estar loco, pero mi trabajo es decir la verdad... loco sí, mentiroso y fabulador jamás”.
El periodismo de investigación tiene un riesgo que quienes lo hacemos sabemos la consecuencia de faltar a la verdad. La credibilidad es sagrada, de la mentira no se vuelve nunca. Un goleador puede perder varios tantos con el arco vacío y si le dan otra oportunidad al final puede embocarla y salvar el pasado. Por suerte (o por desgracia), el periodista que falta a la verdad nunca tiene una segunda chance.
Decimos esto porque para el común de la gente, la imagen de Elisa Carrió y su gente es casi sagrada, ojalá lo fuera, pero…
La cercanía con el poder de la Coalición Cívica hizo que el marido de Laura Oliveto —Ernesto Manuel García (DNI 20.838.298)— transitara por puestos calves de la administración pública, en cargos donde es condición prioritaria ser abogado... pero el hombre no figura como tal en ningún registro.
Así como Tribuna denunció en su momento que Cristina era una abogada trucha, también parece ser el caso de García.
El Consejo de la Magistratura de CABA, sueldo nivel 9 (algo así como 80 mil pesos mensuales de sueldo), y la Legislatura de CABA (sueldo nivel 8), lo tuvieron entre sus miembros de lujo.
En la AFIP figura como Monotributista Categoría F (locación de servicios) con advertencias de incumplimientos varios.
Para no abrumar con datos aburridos a los lectores, les decimos que figuraba bajo el rango de la llamada “locación de obra” (o de servicios) que no tiene nada que ver con la industria de la construcción sino es una forma de llamar a los contratos que se renuevan automáticamente.
Tratar de ubicar a Ernesto Manuel García en el Consejo de la Magistratura, en el Consejo Económico o en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires es una misión imposible. Las telefonistas no saben de su existencia, no hay registros de su concurrencia y el hombre no es un empleado raso. Se lleva mensualmente arriba de los 100 mil pesos y es el hombre invisible.
Los denunciantes profesionales tendrían que dar ejemplo de honestidad brutal (para mencionar la obra de Andrés Calamaro), pero se los empieza a seguir en detalle y están flojos de papeles.
Ya pasó el tiempo en que de sus filas salían hombres probos como Adrián Pérez , Fernando Iglesias y otros. Fue Adrián Pérez quien hace años rompió con Carrió y lanzó algunas acusaciones fuertes, como que no todos orinaban agua bendita en la Coalición. Después puso el freno de mano porque lo apretaron mal. Pero la denuncia de Pérez quedó flotando en el aire..
Nos parecía que la doctora Paula Oliveto era confiable, pero ella no desconoce el paradero de García. Como decían nuestras abuelas, en todos lados se cuecen habas.