Las atenciones brindadas por Donald Trump a Mauricio Macri generaron niveles de euforia en sectores del gobierno y el establishment, pero aún resta que la agenda positiva del presidente a nivel internacional se traduzca en una aceleración de inversiones hacia la Argentina, capaces de ayudar a combatir la pobreza y el desempleo.
Funcionarios que acompañaron al mandatario quedaron convencidos de que Trump -un advenedizo que sorprendió al mundo al llegar a gobernar el país más poderoso de la Tierra- quiere mantener una buena relación con Macri en particular y la Argentina en general.
Los notorios gestos amistosos durante la cumbre en la Casa Blanca no pasaron desapercibidos para los fondos de inversión que movilizan miles de millones de dólares a diario en todo el mundo.
Muchos de esos dólares están llegando a la Argentina, y eso explica el retraso cambiario en el país, pero por ahora se concentran, sobre todo, en el circuito de la especulación financiera.
Por ejemplo, la Argentina fue incorporada a un instrumento para inversores creado por el fondo de inversión más grande del mundo, BlackRock.
Ese fondo incluye un índice que registra la evolución de acciones de empresas como Mercado Libre, Tenaris, YPF, Grupo Galicia, Banco Macro, Telecom Argentina, Pampa Energía, Transportadora de Gas del Norte, Arcos Dorados y Adecoagro.
El gobierno cree que otros podrían imitarlo, y que ese efecto arrastre termine consolidando una lluvia de inversiones.
La Argentina necesita que esas divisas fluyan hacia proyectos productivos, como la energía, y allí Vaca Muerta desempeña un papel central.
Unas de las claves del paso por Estados Unidos fue la presentación que Macri realizó ante unos 200 petroleros en Houston.
Les prometió reglas de juego claras y leyes cada vez más razonables en materia tributaria y laboral.
Paolo Rocca, de Techint, y Alejandro Bulgheroni, de PAE, lo apuntalaron con sus aceitados contactos en el mundo petrolero, y Macri también tuvo oportunidad de sentarse cara a cara con los principales ejecutivos de gigantes como Exxon y Halliburton.
Términos como "predecible", "sustentable" y "confianza" brotaron de la boca del mandatario argentino en su exposición ante los hombres de negocios.
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, hizo un balance muy positivo de la gira.
Quedó convencido de que se seguirá acelerando el interés de compañías internacionales en entrar al negocio de hidrocarburos no convencionales, pero sobre todo de las energías renovables.
En su discurso, Macri repitió conceptos que, englobados, encierran un interrogante y, si se quiere ir aún más allá, hasta un reproche.
"Resolvimos el cepo, removimos las restricciones cambiarias, el giro de dividendos, queremos que los que quieran invertir lo hagan porque quieren y no porque los atrapamos", dijo el jefe de Estado.
Le faltó decir que su gobierno hizo todos los deberes ahora considera que es el turno del sector privado de apostar en serio a la Argentina, con inversiones y generación de empleo, es decir, arriesgando, que al fin de cuentas es una de las bases del capitalismo.
El objetivo del gobierno es que la cuenca neuquina de no convencionales atraiga para el 2019 inversiones por 20.000 millones de dólares.
Mientras aún existen muchas dudas sobre si esto ocurrirá, las palmadas de respaldo del presidente republicano a Macri son una buena señala, pero no necesariamente garantía de que la Argentina pasará a tener un lugar privilegiado para el destino del dinero del mundo.
Sí pueden ayudar a convencer a los inversores que aún dudan sobre la Argentina, de incluir al país en sus portafolios de inversiones.
Lo dejó claro Marcos Peña, el jefe de Gabinete, cuando sostuvo que la clave para la Argentina que viene serán las inversiones.
El último reporte de Orlando Ferreres detectó que la inversión registró un aumento del 11,9% en marzo y que en el primer trimestre creció 5,8%.
Por ahora la inversión representa sólo el 21,6% del Producto Bruto, cuando lo ideal sería que se encamine al 25%, pero puede ser el inicio de un proceso que se consolide hacia octubre, cuando se disputarán elecciones decisivas para la segunda mitad del mandato de Macri.
Los inversores siguen con lupa este dato: un buen papel de Cambiemos en las parlamentarias dejaría fuera de combate las dudas que aún persisten sobre la sustentabilidad del proyecto liderado por Macri.
"Es indispensable mantener un aceitada relación con Estados Unidos. Pero también nos interesan Asia y Europa. Y que nadie crea que vamos a descuidar la relación con Brasil y el Mercosur", dijo una fuente cercana a la comitiva que acompañó a Macri.
Pero Brasil representa por ahora un dolor de cabeza: su corrupta clase política sumió en una profunda crisis al gigante latinoamericano y castigó de paso a la Argentina, ya que era el principal comprador de la industria automotriz local.
Es que apenas unas horas después de que Macri y Trump compartieran momentos amenos en Washington, la violencia arrasaba las calles de Río de Janeiro con enfrentamientos entre policías y manifestantes en medio del paro nacional contra las medidas de austeridad del gobierno de Michel Temer, en un país sumido en la recesión y con niveles récord de desempleo.
La inestabilidad brasileña también juega su partido para las expectativas de la Argentina.
Por ahora la mayoría son goles en contra.