Ficha Técnica / Artística:
Título para Latinoamérica: Los Que Aman, Odian.
Título original: Los Que Aman, Odian.
Dirección: Alejandro Maci – Guión: Alejandro Maci, Esther Feldma, sobre novela homónima de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (1946).
Género: Drama / Thriller / Policial – Apta para mayores de 13 años.
Reparto: Guillermo Francella, Luisana Lopilato, Marilú Mariani, Juan Minujín, Justina Bustos, Carlos Portaluppi, Mario Alarcón, Gonzalo Urtizberea.
Productora: Patagonik Film Group – Producción ejecutiva: Juan Lovece.
Sonido: José Luis Díaz – Montaje: Pablo Barbieri, Eliane Katz – Vestuario: Beatríz Di Benedetto – Música: Nicolás Sorin – Fotografía: Julián Apezteguia. País: Argentina – Año de producción: 2017 – Estreno: 07/09/2017. Duración: 101 min.
El cineasta Alejandro Maci (El Impostor, 1997), adapta y lleva al cine la novela homónima de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (1946). En el complicado arte de extrapolar un texto al lenguaje audiovisual, se gana y se pierde. Apuesta a una dramaturgia iniciática de personajes vulnerables, de vidas tortuosas y miserias humanas, para promediar un relato como “The Mystery of Marie Roget” (1842), de Edgar Allan Poe, donde crea la convención de un hombre reflexivo, pulcro y taciturno que, por medio de razonamientos, resuelve crímenes enigmáticos.
Argumento. Balneario Bosque del Mar (Alrededor de 1940). En una playa solitaria, se alza un viejo hotel perdido en el tiempo: el Hotel Central. Casi frente al agitado océano y a cierta distancia de la estación ferroviaria de Salinas, llega hasta ahí Enrique Hubermann (Guillermo Francella / de protagónico sólido, como de costumbre), médico homeópata, quien viaja huyendo de un mal de amor. Por una broma del destino, en ese paraje lejano se encuentra con Mary (Luisana Lopilato), la mujer que quiere olvidar. Ella – una joven y bella traductora – ángel y demonio en el arte de manipular hombres hasta enloquecerlos. En medio de un temporal, los residentes del hotel quedan aislados del mundo, la historia vuelve a repetirse. Pero esta vez, el odio de los que habían amado apasionadamente, despierta lo peor de cada uno.
Con la llegada del excéntrico doctor por sus merecidas vacaciones, que vuelve a visitar a su prima – la solidez interpretativa de Marilú Mariani –, una dueña de hotel de generoso corazón y buenos modales. La construcción, un lugar de lujo de esos opulentos años. Todo parece inmutable, perenne. La notable reconstrucción de época en un montaje descriptivo e ideológico de Pablo Barbieri y Eliane Katz, para que todo luzca como en aquellos tiempos. El vestuario de los personajes es de manual, y guardan similitud al imaginario del libro de la pareja de escritores.
El guión de Alejandro Maci y Esther Feldma tiene notas de melodrama y de film noir, aunque no los experimenta en profundidad, de ahí la dispersión que no condensa en éxito conceptual; no expresa el registro del thriller clásico, tampoco del policial. En el híbrido en la construcción del verosímil, cristaliza el destino del metraje sin demasiadas pretensiones académicas. El nudo gordiano que subyace del relato se presenta: Los que aman enferman; si aman demasiado, también sufren demasiado. Es la visión mórbida del amor. Hubermann es un personaje obsesivo, con problemas para relacionarse con las mujeres. Aquí el amor, como perversión del objeto de deseo.
Bioy Casares, utiliza una pseudociencia – la Homeopatía – como excusa literaria en el juego de las emociones humanas. El verso boticario de Samuel Hahnemann, “Similia, Simílibus Curantur” (Lo similar se cura con lo similar), como ley universal; un fantasma que se atrevía a disputar a la ciencia su reinado y autoridad: ¿cómo un “remedio” carente de droga (principio activo), puede curar el cuerpo hasta la mente? El charlatanismo homeopático, es la prosa que descifra la ambigüedad de un personaje que lo satiriza: “El Viejo Truco” (diría Maxwell Smart, Superagente 86 de Control), de solucionar los problemas ajenos, y no poder resolver los propios ¡Touché!
La expertez del Régisseur Maci, para lucir a los actores en un modelo de rodaje impecable: ora un plano “Travelling de seguimiento”, donde muestra los careos de los imputados del crimen, ora en plano secuencia, para seguir un féretro y los deudos. Con todo, despunta el convincente Carlos Portaluppi, como el comisario duro del pueblo, en el arte de confrontar pistas y sospechosos. La larga mesa, los comensales, todo se articula para posar la mirada crítica de una época y sus valores, atravesada de incomprensiones y desamores. La imagen cristalizada también es anafórica, vuelve permanente ante nuestros ojos: los frasquitos homeopáticos en planos detalles o de conjunto, y el botiquín del doctor herido de amor.
Conclusión. El Hotel Central – ubicado en el balneario Bosque del Mar – entorna sus puertas. El cuento policial se resuelve. El espectador concluye a través de las pistas postreras del fotograma. “Los Que Aman, Odian” se inspira en la tradición popular: «Quien bien te ama, bien te hará sufrir» Telón a la gran mascarada homeopática que se diluye en tragedia. El amor tiene esos espacios que jamás podremos explorar por intangibles; en la intriga, el suspense, la zona crepuscular que anida. Allí, donde exista un misterio para el hombre, habrá relato y habrá poesía.
«Un cuento de homeopatía, locura y muerte» El Dr. Hubermann (Francella) – el maníaco y egocéntrico personaje – en el policial de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. La metáfora del charlatanismo médico como disparador del fracaso vital humano.
Gustavo Contarelli
Puntaje de la película: 3 ½ Tribunas
Puntaje actor protagónico: Guillermo Francella 4 Tribunas
Referencias:
5 Tribunas: excelente /imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta / buena
2 Tribunas: regular
1 Tribunas: mala /pésima
El libro muy bueno La peli floja floja. Lean el libro, la peli es olvidable.
El film es bueno e interesante. El punto es que el libro no. Fue el único cuento policial del dueto Bioy Casares -Victoria Ocampo. Como dice la nota: "película sin demasiadas pretensiones académicas". Lo salvan los buenos actores. Lo mejor: el final. Imperdible.