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Argentina y el sorteo de Rusia 2018: llorar sería indecoroso

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UN GRUPO COMPLICADO
UN GRUPO COMPLICADO

El grupo que le ha tocado a la Argentina no es ni fácil ni difícil en la sensata medida formal de que nadie gana o pierde en la víspera, pero está mucho más cerca del calificativo de “piadoso” que de alentar el curioso lloriqueo de una parte del periodismo especializado y de la comunidad futbolera.

 

Por una vez cabe dar la derecha a Diego Maradona, cuya célebre incontinencia verbal no cancela que esta vez haya dado en la tecla: en general la Selección Argentina juega mal y mucho deberá mejorar para plasmar en la cancha lo que a primera mirada, y a segunda también, se revela accesible.

En los papeles Argentina es bastante más que Croacia y Nigeria y, con el debido respeto, ni por asomo Islandia goza del rango de par, aunque de pasada no esté de más recordar que tampoco calificaban Bélgica en España 82 y Camerún en Italia 90.

De los tres adversarios, muy ganables todos, Islandia asoma como el más ordenado, Croacia como el de mayor caudal creativo y Nigeria como el más amenazante en la ofensiva.

Vayamos por orden de aparición.

Ya lo dijo Jorge Sampaoli, y no será casual: el entusiasmo, el todo por ganar, el hambre voraz de un país con 330 mil habitantes son los grandes motores de Islandia.

Y tal vez los únicos: es cierto que para el Mundial de Brasil 2014 se quedaron en la puerta, también que hicieron una gran Eurocopa y que en las eliminatorias desplazaron a Croacia, pero si les sacamos la cultura del sudor, la disciplina y el fervor que emana de sus tribunas, se reducen a poco, a muy poco.

No tienen un solo jugador en un club fuerte de las grandes ligas, ni uno, y pocos en equipos de segundo línea; el 95 por ciento juega en Europa, sí, pero en el tercer nivel.

Para muestra basta un botón. Así formó Islandia el día que venció 2-0 a Kosovo y se clasificó a un Mundial por vez primera: Halldorsson (Randers); Saevarsson (Hammarby de Suecia), Arnason (Rotherham United), Ragnar Sigurdsson (Fulham), Magnusson (Cesena); Gudmundsson (Burnley), Gunnarsson (Cardiff City), Hallfredsson (Udinese), Bjnarsson (AGF de Suiza); Gykfi Sigurdsson (Everton) y Bödvarsson (Wolverhampton).

Después entraron Sigurjonsson (Grasshopper), Ingason (Granada) y Finnbogasson (Augsburgo).

El negocio de Islandia es por arriba, sea yendo o en retroceso, cuando la pelota anda mucho por abajo corre el serio riesgo de perder las referencias y regalarse, como cuando en la Eurocopa recibió cinco goles de Francia, que no le metió dos o tres más sólo porque decidió administrar las energías para la final con Portugal.

Croacia, al que muchos presentan como al gran cuco del grupo, dispone de jugadores de una muy superior jerarquía que la de los vikingos, que sin embargo los postergaron y mandaron a la repesca.

El gran fuerte de los balcánicos está sin dudas en el medio campo, una zona en la que sí puede ufanarse de calidad y variedad expresada en Luka Modric, Mateo Kovacic e Ivan Rakitic, los dos primeros del Real Madrid, el otro del Barcelona, más Ivan Perisic, el dinámico trajinador del Internazionale de Milan, que puede ser volante o delantero, pongamos, sin obligación de área.

Adelante, el nombre que nos resulta más familiar es desde luego el del grandote Mario Mandzukic, cuya mutación en la Juventus (de punta definido a una especie de carrilero incansable) no debería confundirnos, por cuanto cuando viste la camiseta de su selección persiste en una posición de atacante en compañía de Nikola Kalinic, el del Milan.

A grandes rasgos Croacia es mucho más respetable que temible, más luminoso en los nombres que en el espesor colectivo o, dicho, de otro modo, representa el típico equipo insinuador, blando, de corriente alterna, que es capaz de amargar a los más poderosos siempre y cuando estén en una jornada de baja intensidad o de despiste.

Salvadas las distancias que haya que salvar, Nigeria también encaja en ese rango y vaya como prueba el amistoso de hace poco en Krasnodar: sin Lionel Messi y a tranco lento la Selección se puso 2-0 y parecía que metería el cuarto gol antes que el tercero, pero cuando se desordenó, dejó espacios y se equivocó en las transiciones defensivas, lo aplastaron.

Y aplastaron a la Argentina porque anárquico como es, el eterno Talón de Aquiles incluso de los mejores exponentes del África occidental, tres cuartos de cancha calle arriba Nigeria dispone de todo lo que hay que tener: habilidad, velocidad y gol, de un modo especial en Víctor Moses (de gambeta difícil de descifrar), Alex Ibowi (el del caño a Javier Mascherano con rúbrica de golazo) y por supuesto en Kelechi Iheanacho, la joya alumbrada por Manchester City.

La buena noticia adicional que se descuenta de antemano es que el partido del 26 en San Petesburgo será el que cerrará el grupo, tal vez con el pescado ya vendido o casi por agotarse el stock.

 

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