Hernán Bravo hoy trabaja como masajista. Durante diez años fue chofer de colectivo, una profesión que terminó afectando su salud y que desnudó una evidente falta de controles por parte del Estado y de las empresas de transporte. Él es uno de los tres choferes afectados consultados por esta investigación, que recibieron el alta médica por parte de una clínica laboral sin estar en condiciones de manejar.
"A lo último me peleaba con los pasajeros, con los taxistas, con el que se me cruzaba. Y hasta alguno le pegué mal. Le dije al médico, creo que no estoy bien", reconoció Bravo, quien se desempeñaba en la línea 24, perteneciente al grupo empresario DOTA. Tras varias consultas, un psiquiatra le diagnosticó trastorno de ansiedad, le dio un mes de reposo y le advirtió que muy probablemente no vaya a poder trabajar más en un colectivo.
Sin embargo, su tratamiento no fue avalado por la clínica laboral ADS, que además de DOTA, cuenta con otros grandes grupos empresarios de transporte como cliente, como ERSA y La Perlita, y que entre los tres, suman más de cincuenta líneas. "Te veo bien, no tenés nada", fue la evaluación a la que lo sometieron, a pesar de estar bajo los efectos de sedantes y antipsicóticos. Un nuevo certificado, esta vez con la leyenda "sí trabaja", lo devolvía nuevamente arriba de un colectivo. "Así no podía manejar, era un peligro. Uno tiene que estar bien física y psicológicamente, pero ellos no se preocupan por nada", contó Bravo, quien decidió continuar con su licencia.
A pesar de estar en tratamiento psiquiátrico y bajo la atención de dos médicos más, DOTA lo intimó sistemáticamente a que retorne a sus actividades, hasta que finalmente lo despidió.
Al igual que Bravo, otro chofer que sufrió el despido al negarse a manejar en estas circunstancias fue Mauricio Villalba, quien se desempeñaba en La Perlita, un conglomerado de empresas de la zona oeste del Gran Buenos Aires. Villalba denunció su situación en redes sociales, luego de ser intimado a que retome sus actividades al tener el alta médica de ADS, pese a estar medicado con clonazepam debido a problemas de sueño y a pelearse constantemente arriba del colectivo. Al igual que Bravo, el profesional que firmó su alta en la clínica laboral fue el psiquiatra Carlos Federico Zecca.
"Yo no quiero salir a matar a nadie a la calle. Matar a cualquiera, a algún pasajero o matarme yo. No les interesa si nos pasa algo arriba del colectivo o si le pasa algo a la gente. No les interesa si estamos medicados o no, o si no podemos manejar. Solo les importa que haya una clínica que nos mande a trabajar", expresó mediante un video. Contactado por esta investigación, Villalba se negó a ser entrevistado, pero reconoció continuar desempleado y bajo tratamiento psiquiátrico.
"Si yo mato a alguien o muero yo en un accidente, ¿qué pasa? No hay piedad con nosotros. Prefiero perder el sueldo a ocasionar un hecho lamentable", contó Marcelo Ortiz, quien también a pesar de tener una licencia psiquiátrica dada por su médico de cabecera, fue dado de alta por ADS e intimado a reincorporarse por la empresa donde trabaja actualmente, la 503 de Merlo. Esta línea, operada por subsidiarias de dos grandes grupos, ERSA y la Nueva Metropol, cobró notoriedad en julio de este año, cuando una de sus unidades fue embestida por un tren en la localidad de Mariano Acosta, siniestro en el que fallecieron el chofer del colectivo y una pasajera.
"Un trastorno que suele afectar a los choferes de colectivo es tener problemas con el control de la ira. Esto afecta a mucha gente, sean colectiveros o no. No poder controlar los impulsos es una enfermedad, es algo que se medica pero de lo que no se habla mucho", comentó el psiquiatra Eduardo Vignati. "Tampoco se puede desconocer un tratamiento o una receta. Aquellos choferes que estén medicados por trastornos psiquiátricos no pueden manejar, sería una irresponsabilidad", añadió.
Esta operatoria entre empresas y la clínica laboral es ilegal, ya que viola la Ley 26.363 de Tránsito y Seguridad Vial, sancionada en abril de 2008. Según su artículo 33, está penada con multa y retención de licencia "la conducción en estado de intoxicación alcohólica, estupefacientes u otra sustancia que disminuya las condiciones psicofísicas normales". Irónicamente, la principal clínica que realiza los exámenes psicofísicos para obtener la Licencia Nacional Habilitante, no es otra que ADS.
"Existe una realidad, que es que a las clínicas laborales no les importa el ser humano, cada persona es un número", expresó una fuente relacionada con la medicina del trabajo. "De un 100% de la gente que se atiende se rebota la mitad, y más que nada cuando es un tema psicológico porque no hay lesiones visibles. Una clínica laboral no cuenta con profesionales capacitados y no se destaca por curar, sino por disminuirle el ausentismo a las empresas", completó.
Quien controla tanto a las empresas de transporte como a las clínicas laborales que expiden los exámenes psicofísicos es la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Esta investigación intentó realizar una entrevista con la contadora Virginia Villabona, jefa del departamento de control psicofísico de la entidad, pero no obtuvo respuesta. A su vez, también intentó comunicarse con Juan Carlos Sarriguren, presidente de ADS, quien se negó a atender a esta investigación por encontrarse en una reunión.
"Tengo la suerte que mi esposa trabaja y yo también soy masajista, así que la piloteo bastante bien. Pero un chofer que no tiene en donde ampararse, tiene que salir a trabajar estando mal y corriendo todos esos riesgos, porque ADS te manda a trabajar igual. Los médicos no quieren tener problemas con un cliente tan grande como DOTA. Es una empresa tan poderosa que hasta maneja el gremio de la UTA", cerró Bravo.
Falta de controles, ausencia del Estado, empresas inescrupulosas y choferes que no se encuentran en condiciones mínimas para manejar, es un combo perfecto para que ocurra una desgracia. Ejemplos como la tragedia de Once, que motivó una renovación en las formaciones, o el accidente del colectivo 92, que tras ser embestido en un paso a nivel ferroviario en Flores, impulsó la construcción de viaductos o vías soterradas, indican que los cambios radicales sólo aparecieron luego de accidentes graves. Por eso, es necesario que alguna vez se actúe de forma preventiva. De otra manera, la tragedia seguirá aguardando en cualquier parada, esperando que algún colectivo le abra la puerta.