Los conflictos gremiales y las dudas sobre la factibilidad del plan económico forman parte de los frentes más desafiantes para el tercer año de mandato del presidente Mauricio Macri.
Lo acaban de confirmar los maestros, que fieles a su tradición gremial lanzaron un paro nacional en el arranque de las clases, que dañará a millones de alumnos y encarajinará la vida de sus familias.
La oferta salarial realizada a los docentes por parte de la gobernadora María Eugenia Vidal tiene sabor a poco en un escenario inflacionario, y la mandataria pareció terminar de complicar la negociación con su duro discurso contra los maestros pronunciado al inaugurar la Asamblea Legislativa.
Pero algo más subyace en este conflicto: los gremios parecen en esta oportunidad más preocupados por la discusión sobre el "presentismo", un tema que eriza la piel de los sindicalistas.
Como si por ser trabajadores ´sacrificados´, los maestros no estuviesen obligados a rendir cuentas sobre sus repetidas ausencias al frente de las aulas, un clásico de la ´educación´ argentina que muchos docentes parecen haber adoptado como un "derecho adquirido".
Es como si, cada tanto, se pensara que el maestro tiene derecho a pegar un ´faltazo´ sin dar explicaciones, porque su trabajo es demasiado ´estresante´.
Los argentinos, y también los maestros, deberán empezar a acostumbrarse a rendir cuentas y ser lo más responsables posible si realmente quieren aportar a un crecimiento en serio del país, y el gobierno tendrá que estar a la altura de ese desafío.
Por eso fue extraño el desinterés mostrado en esta oportunidad por los sindicatos por la oferta de un plus por presentismo.
Vidal mejoró y amplió incluso esa bonificación: hasta $6.000 anuales para 2018 y un extra de $4.500 para los maestros que tuvieron asistencia perfecta en 2017, que ya se desembolsó.
La Dirección de Cultura y Educación hizo ese pago extraordinario, por única vez: 4.500 pesos a 35.788 docentes que no faltaron el año pasado.
"Para el gobierno bonaerense es muy importante debatir el ausentismo, no sólo por el dinero que se gasta en suplencias sino principalmente por el impacto que tiene en nuestros chicos y en su capacidad de aprender", les dijo Vidal.
Los números le dan la razón: la Provincia pagó en suplencias $19.000 millones el año pasado: se otorgaron en 2017 un promedio de 117.343 suplencias por mes, con un porcentaje de ausentismo del 17%. Un desaguisado desde cualquier punto de vista.
Vidal también les recordó a los maestros que ya pagan presentismo la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Santiago del Estero, Entre Ríos, La Rioja, Mendoza, Misiones, Formosa y La Pampa, por lo que su propuesta no es de otro planeta.
El gobierno bonaerense ya venía haciendo trascender que el régimen laboral de los maestros está plagado de "vicios estructurales" y que "faltan controles".