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Cuando el general Benny Gantz, supo que Donald Trump iba a trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén no se sorprendió. "No necesito que el presidente de Estados Unidos me diga cuál es la capital de Israel", dice Gantz, jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas de Defensa de Israel entre 2011 y 2015. La iniciativa, sólo imitada por Guatemala, dio aire al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, golpeado por cargos de corrupción. También levantó ampollas entre los palestinos. Casi veinte muertos y un tendal de heridos por fuego israelí dejó el último viernes de marzo la Gran Marcha del Retorno, iniciada en la Franja de Gaza.
Fue el primer día del mes y medio de protestas. La cuenta regresiva hacia la fecha del traslado de la embajada de Estados Unidos al actual consulado en el barrio de Arnona, de Jerusalén. El 14 de mayo coincide con el 70ª aniversario de la fundación de Israel y con la víspera del Nakba, nombre que significa catástrofe y que recuerda el éxodo de palestinos tras la primera guerra contra el nuevo Estado, en 1948. El enfrentamiento se ve abonado ahora por la amenaza de una tercera intifada (sublevación palestina). Israel se resiste a una investigación de los excesos en la represión, dispuesta por la ONU.
Mientras israelíes y palestinos dirimen sus conflictos internos, la decisión de Trump prorroga toda posibilidad de acuerdo entre ambas partes en momentos en que Israel teje alianzas con Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. "La seguridad no se negocia", observa Gantz durante una reunión con periodistas argentinos convocada por la Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina (DAIA). No por la seguridad, sino por las tasas municipales sobre los inmuebles de las iglesias cristianas de Jerusalén, los peregrinos no pudieron ingresar durante tres días en el Santo Sepulcro.
La convivencia es difícil. En Hebrón, Cisjordania, controlada por la Autoridad Nacional Palestina y por Israel, se basa sobre controles policiales. Es la segunda ciudad más sagrada del judaísmo después de Jerusalén y una de las cuatro del islam con Jerusalén, La Meca y Medina. A la vera de la Tumba de los Patriarcas, una argentina que sobrevivió de milagro a un atentado terrorista nos confiesa su desencanto con los acuerdos de Oslo, firmados en 1993 por Shimon Peres y Mahmoud Abbas en nombre de Yitzhak Rabin y Yasser Arafat, respectivamente. "Nosotros les damos territorios y ellos no hablan de paz", reflexiona la señora, judía ortodoxa.
Chemi Peres, hijo del dos veces primer ministro y presidente de Israel, no se dedica a la política, sino a la tecnología, pero repone que la paz no puede depender sólo de los líderes. La paz, a flor de labios en el saludo en hebreo y en árabe, pasa más por la resolución de los conflictos internos que por los eventuales acuerdos bilaterales. La endeble reconciliación entre las dos facciones palestinas, acordada en El Cairo, responde a un pacto de 2014 que nunca llegó a concretarse. La primera visita a Gaza en cinco meses del primer ministro Ramdi Hamdala se vio sacudida por un atentado con bomba del cual salió ileso. Los palestinos no eligen presidente desde 2005 ni diputados desde 2006. En 2007 libraron una guerra entre sí por el control de Gaza, bloqueada por Israel y por Egipto.
La discordia por Jerusalén, en un universo de armas casi tan frecuentes como los teléfonos celulares, responde al deseo de Trump de cumplir con sus promesas electorales por consejo de su yerno, Jared Kushner, nexo con Netanyahu. Tras el anuncio del traslado de la embajada hubo protestas en varios países árabes, inclusive en aquellos que ahora son aliados de Israel. La puja contra Irán por el liderazgo regional no excluye la solución de los dos Estados, propuesta por primera vez en 1937 y ratificada desde la creación de Israel, una década después, por la ONU.
Decía Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos, que Israel no tiene política exterior. Irán, Turquía, Rusia, Hamas y Hezbollah se valieron del revuelo para ampliar su influencia regional antes de los incidentes de la Franja de Gaza, los peores desde la guerra entre Israel y Hamas en 2014. Netanyahu puede ganar una guerra, pero no puede zafar de la sombra del pecado político capital. El de la corrupción, por el cual fue condenado uno de sus antecesores, Ehud Olmert, y otros dos, Ariel Sharon y Ehud Barak, también han sido investigados.
El punto débil de israelíes y palestinos son sus fisuras. Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, ve destructivas la incitación y la intransigencia de los palestinos, pero coloca en el mismo plano la capitulación de Israel ante los extremistas religiosos y la creciente desafección de la diáspora judía: "Al ceder a las presiones de una minoría en Israel, el Estado judío está haciendo que una gran parte del pueblo judío se sienta marginada. Se trata de una crisis especialmente agudizada en la generación más joven, que, en su inmensa mayoría, es laica". Los millennials judíos sienten que las políticas de Estado contradicen sus valores. Lo mismo sienten los palestinos.
Nuestro país es un ejemplo de lo que expone el articulista en sus últimas frases. Hace 50 atrás, cuando jóvenes Judíos nacidos en Argentina emigraban a forma parte de los grupos que vivían en Kibutz, cuando volvían ocasionalmente, eran otra personas ,(sean varones como mujeres), con una clara identificación ISRAELI. Por supuesto que era legítima, pues era su opcción de vida. En aquellos tiempos Judío e Israelí eran casi sinónimos (sin que fuera una generalidad obviamente), pero hoy muchos Judios se expresan claramente como ARGENTINOS, desvinculandose totalmente de su compromiso con el Estado de Israel, tal como lo han hecho muchos de nuestros antepasados que vieneron a habitar el suelo Argentino. Eso rompe con la cohesión monolítica de muchos estrategas Judeo Isralis, que cuentan con una díaspora activa en favor del Estado de Israel.En la actualidad hay muchos activistas de DDHH de ascendencia Judía que son críticos del accionar omnipotente en toda la región del regimen Israelí. Evidentemente allí radica la debilidad de Israel. Por el lado Palestino, hace mucho que son DEBILES, sino lo fueran, no estarían en la condición en la que están. Se confunden los rudimentarios hechos de violencia, como si ese tipo de ejercicio fuera una "fortaleza", cuando es solo una expresión de impotencia.
Es increible que se los proteja a los judios de todas las violaciones a los DDHH cometidos en Palestinas. Y no sól,o violaciones sino tambien asesinatos y masacre de niños, mujeres y ancianos. Nadie dice nada.
Qué pobreza de artículo. No dice nada. Y encima con errores. La ONU no creó Israel. No tiene facultades para disponer de ningún territorio. Las fuerzas paramilitares sionistas conquistaron el 78 % de Palestina en 1948 por la violencia y el terror en violación al art. 2 de la Carta de las Naciones Unidas que prohíbe el derecho de conquista. Expulsaron a 750.000 palestinos y ahí radica el poriogen del conflicto. Hoy los palestinos marchan porvolver a su tierra, para que se cumpla la Res. 194/48 de Naciones Unidas que les reconoce ese derecho.
Comparto ese mismo sentimiento con lo que dice Juan Carlos. Recien cuando los hombres sean justos veran el rostro de Dios. Nunca antes. Y no habra pueblo elegido que se lo crea, que son los elegidos de Dios. Mientras nos matemos por un pedazo de tierra seguiremos en la forma de vida primitiva. Pensar que al morir las peleas se desvanecen, no nos llevamos nada en la mortaja, ni siquiera un poco de tierra por la que hemos dado la vida
Miguel Ibarlucia, coincido. Recuerde tambien que los asesinatos de palestinos a manos judias comenzaron a finales del siglo XIX y Rostschild comenzo la compra de tierras.. (cualquier parecido con lo que hacen en Argentina es pura coincidencia...) Tribuna: por favor cambien el captcha. Gracias.