La ministra de Seguridad Patricia Bullrich, tiende a cambiar de opinión respecto de ciertos temas dependiendo de la coyuntura que esté viviendo el país, como ejemplo de ello se puede mencionar el tema de la inseguridad como problemática instalada o como una sensación social.
Es dable rememorar que el primero de marzo del 2016, en contraposición a los dichos del Kirchnerismo, en el Congreso, el presidente Mauricio Macri mencionó que “la inseguridad no es una sensación, es un flagelo que ha sido negado sistemáticamente”, la titular del Ministerio de Seguridad no solo avaló los dichos del primer mandatario, sino que para la misma fecha publicó un twit con las mismas palabras.
El jueves último, el jefe de la Policía Bonaerense Fabián Perroni, aseguró que el delito aumentó porque “la gente tiene hambre” y porque “hay una necesidad de apremio que lleva a delinquir”. Estas declaraciones fueron recogidas rápidamente por la oposición y senadores del frente Unidad Ciudadana le exhortaron a la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, que “escuche” el mensaje y que tome medidas para paliar la crisis.
Tras los dichos, a la ministra no le quedó otra opción más que aseverar que aún “la sensación de inseguridad es muy fuerte”.
Por otra parte, la ministra Bullrich manifestó que los robos cayeron un 11,5%, los homicidios 21,5% y que hay un 42% más de presos vinculados al narcotráfico.
Suponiendo que los números que la funcionaria oficialista divulga son verídicos, eso no quita el hecho de que la criminalidad existe y aparecen nuevos casos cada día. En ese sentido, que la ministra atribuya la inseguridad a una simple sensación social puede significar dos cosas: que no ve la realidad y se encuentra desinformada de lo que ocurre periódicamente o que “no quiere” ver la verdad por simple conveniencia personal y/o política.
Acusar a la sensación el hecho de que se perciba delincuencia es una de las mayores incoherencias a las que acudió el kirchnerismo, y el macrismo, en su debut gubernamental, llevó a cabo una campaña para desmentir los dichos de la otrora presidenta Cristina Kirchner.
Que al día de hoy Bullrich hable de la inseguridad como una sensación, no solamente es una grave falacia, sino que además representa un retroceso de lo que el oficialismo se encargó de refutar en sus primeros meses de Gobierno… La incongruencia a flor de piel.
Por un lado dice que bajaron robos y homicidios, pero que aumentaron las detenciones por narcotráfico, no dice Nicolás que "hay más seguridad", eso lo supones vos. Anibal decía que la inseguridad era una sensación, tildándola de falsa, no es lo mismo que decir que tenemos sensación de inseguridad, que todos la sufrimos a diario, porque son cada vez más los jóvenes totalmente dados vuelta por las drogas y el alcohol que salen a delinquir día y noche sin importarles la vida ajena, y en esto no importa demasiado el "hambre" del que habla el comisario, la gente honesta no mata para comer.
La política de seguridad de estos inoperantes se basa en: Controles de transito para motos, secuestros plantas de marihuana para consumo personal, algún narco de marihuana que no tranzó, fotos de todo lo anterior. Las propuestas de seguridad son: Chalecos y cascos con la inscripción de la patente para los motociclistas y créditos blandos para las empresas de transporte, intervenir las comunicaciones. ¿Cuando fue el último cargamento de cocaína que secuestraron? La pregunta que nadie hace. Recordar que esa mierda es el postre de los ricos y su desperdicio es la droga de los pobres. ¡OCA-sualidad!
Que la sra Bullrich tenga la gran capacidad de concentracion mental para comprender que debe renunciar. Este puesto le queda demasiado grande, ella tiene buena voluntad, pero le falta capacidad de gestion, de programacion, de vision. No sabe un pepino de tacticas, de prevencion ni de seguridad. Que tenga la capacidad de renunciar. Que asista a talleres de tejido y de crochet, que los hay muy buenos, y que con esta actitud, frene el deterioro y la perdida innecesaria de vidas. Pongan a gente idonea en este campo, pongan a gente capacitada para este combate, fiero y austero que es la lucha contra los asesinos, de civiles y de asesinos contra una entera nacion.
Que Bulrrich, caiga reiteradamente en torpezas DECLARATIVAS y hasta IMPRUDENTES, es cierto, Pero ocupa un sitial que no cualquiera lo hace. En tiempos en que las fuerzas de seguridad, habían dejado de ser el brazo armado de la ley, para ser una cooperativa de entrepneurs de seguridad al servicio del politico de turno (Presidente,Gobernador,Intendente,Ministro), o Juez, narco o directamente manejar el delito, es positivo que se haya restablecido una LINEA DE MANDO. Hoy las fuerzas de seguridad, tienen en los funcionarios y gobernantes el respaldo REAL que antes los gobiernos retaceaban, quizas por prejuicios ideologicos o ignorancia para valorar la IMPORTANCIA que esas fuerzas tienen para que hay orden social. Los Gendarmes, por ejemplo, deben ver en Bulrich a alguien que se ha ganado el respeto, al jugarse por su defensa, aun poniendo en riesgo su cargo. Lo mismo con la policía, que vé como hasta el presidente se juega por tomar partido en favor de un acusado por la Justicia, como Chocobar. Al haber matado a un asesino huyendo blandiendo un cuchillo. En otros tiempos los funcionarios, hubiesen dejado a los gendarmes expuestos y que "la justicia" se haga cargo de ellos. Con el caso Chocobar ¿Què necesidad tenía de involucrarse la ministro y el presidente en uno de los tantos caso de inseguridad, mas cuando se trata de un policía raso? Estar en esos puestos NO ES FACIL, ya vimos fracasar a muchos "duros", como Aldo Rico por citar un ejemplo. El único que podía haber tenido un poco de ascendencia era Berni, pero su sobreactuación contaminaba todo, mas cuando ponía a "espias" entre manifestantes o el caso del Gendarme carancho, ese que se tiró sobre un auto en las protestas por la empresa Lear. Mas que nunca vale la expresión "ES LO QUE HAY". Es cierto que quizás alguna torpeza de Bullrich puede ser la gota que rebalse y sea determinante para su salida. El tema es encontrar a gente que no sea PARTE DEL DELITO.