Cuando el dólar recobra fuerza al subir las tasas estadounidenses de interés, algunos países emergentes cuya economía ya está castigada, como Argentina o Turquía, sufren por la huida de inversores hacia Estados Unidos.
"Uno siente menos ganas de invertir en países emergentes cuando la inversión en activos estadounidenses menos riesgosos ofrece rendimientos crecientes", comentó Chris Low, economista jefe de FTN Financial.
En consecuencia en la semana cerrada el 23 de mayo, los fondos destinados a acciones y obligaciones de países emergentes tuvieron un repliegue neto de 569 millones y 253 millones respectivamente, según la sociedad de datos financieros EPFR Global.
Esos retiros se suman a los de 1.600 millones dólares en acciones y de 2.100 millones en obligaciones en la semana terminada el 9 de mayo.
"La primera explicación de esas salidas de capitales proviene del alza del dólar", estimó el analista Eric Viloria, del banco Wells Fargo.
El progresivo aumento de los tipos de interés aplicado por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) alimenta el vigor del dólar y mejora la retribución de algunas inversiones en Estados Unidos. Esa combinación de estímulos, genera el retorno a Estados Unidos de capitales que emigraron a países emergentes cuando la Fed aplicó una política monetaria de tasas casi nulas para sacar a la mayor economía mundial de la recesión de 2008-2009.
Cambio de paradigma
El rendimiento de la deuda estadounidense a 10 años se mueve en torno a 3% contra 1,3%, por ejemplo, de julio de 2016 cuando cayó a su menor valor de la historia.
Las principales víctimas de ese "cambio de paradigma" son Argentina y Turquía, según el Instituto Internacional de Finanzas. Desde inicios de abril, las monedas de esos países se depreciaron 22% y 19% respectivamente frente al dólar.
Para contener la hemorragia de divisas y sostener la moneda nacional, la solución más directa ha sido aumentar drásticamente las tasas de interés aunque al precio de poner en riesgo la actividad económica.
El Banco Central de Argentina subió la tasa principal a 40% y golpeó las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI) en procura de un crédito.
El banco central de Turquía subió su tasa a 16,6% a pesar de la oposición del presidente Tayyip Erdogan.
Para el mandatario, el alza de tasas es la fuente de "todo los males" y amenazó con influir más en la política monetaria si es nuevamente elegido en las elecciones del 24 de junio.
Pero según Andres Abadia, economista de la firma de información económica PantheonMacro, "las situaciones propias de cada país" son también causa de la desconfianza de los mercados.
Control de capitales
"Turquía está agobiada por un importante déficit de cuenta corriente, una deuda en moneda extranjera tres veces superior a sus reservas cambiarias y una inflación de dos cifras", dijo Low.
"Lo que inquieta especialmente a los mercados es que (Erdogan) no parece tener una gran cultura financiera. Los mercados ahora temen que imponga un control de capitales", dijo ese economista.
En Argentina, una inflación anual de más de 20%, el alto déficit de cuenta corriente y un déficit fiscal de 4% derribaron las intenciones del presidente Mauricio Macri de reformar la tercera mayor economía latinoamericana.
Ahogado por la deuda externa y la crisis cambiaria y bancaria, Argentina se había declarado en cesación de pagos en 2001 y padeció el mayor desastre económico de su historia. Desde entonces, cualquier sacudón económico genera miedo entre los argentinos.
Analistas de Oxford Economics indicaron recientemente que si se comparan los movimientos de la libra turca y el peso argentino con los de las demás monedas de los países emergentes en abril, más de la mitad de la evolución se explica por desequilibrios de sus economías que se han convertido en un riesgo mucho más alto.
A la inversa, otros países emergentes como Rusia, Polonia o Malasia se salvaron del alza del dólar debido a que sus economías enfrentan riesgos menores, dice la nota.