En estos últimos tiempos, cuando una ideología determinante culmina por poseer la mente de los estudiantes con una vehemencia inusitada, se pudieron contemplar actos  que, no solo dejan mucho que desear, sino que además son ilícitos.

Esto viene a cuento de lo que sucedió en 11 colegios tras la toma en apoyo al aborto legal, seguro y gratuito, lo cual, es dable recordar, casi termina con 20 instituciones tomadas, aunque en 9 de los casos, el golpe fue frenado por los mismos alumnos que no se encontraban de acuerdo.

Un hecho aún peor, es lo sucedido en la Universidad de Buenos Aires, donde un grupo de estudiantes pertenecientes a partidos de Izquierda realizaron destrozos en el edificio del Rectorado con un frenesí  exacerbante, ello, tras un intento de toma por un supuesto fraude en las elecciones.

Lo más insólito es que dichos alumnos aseveran que por el intento de golpe recibieron agresiones por parte de efectivos de seguridad, ¿Creerán que se encuentran a derecho? Quién sabe.

Este atolladero inició luego de que se dieran a conocer los resultados de la votación, momento en el que los estudiantes denuncian irregularidades en el quórum de los delegados, necesario para que el Congreso de la Fundación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) pudiese sesionar.

Vale aclarar que esta tipo de actitud no es nueva ni innovadora, dicho sea de paso, en el 2012 una organización estudiantil difundió un manual sobre cómo realizar la toma en los colegios.

La agrupación política Frente de Estudiantes Libertarios (FEL) redactó una especie de biblia para aquellos alumnos interesados en armar estos golpes. Dicho manual detalla “lineamientos básicos” para quienes deseen tomar una medida de fuerza hacia la institución a la que asisten.

Según se desprende de la página web “con este texto no buscamos nada más que intentar allanarle el camino a los compañeros que vienen detrás”.

En el mismo texto se explica que “no hay una fórmula secreta ni perfecta para tomar un colegio, simplemente es necesario seguir un lineamiento básico (…) tener en claro cómo organizarse y amoldar lo que se tiene preparado a la coyuntura general, a la correlación de fuerzas, etcétera”.

También señala que “una vez decidida y votada la toma del colegio por la totalidad del estudiantado, es primordial y ‘obligatorio’ que se discuta como se organizará todo el proceso de toma, para asegurar que todas las tareas sean cumplidas en tiempo y forma, siempre respetando la democracia directa”.

En el escrito se explica incluso como se arma un sistema para que “se respete la democracia”, mencionando la designación de “comisiones”, las cuales deberán distribuirse las tareas y hasta tendrán que supervisar que los temas cuestionados sean los que se lleven a cabo.

Aunque no es todo, se puede leer una explicación pormenorizada sobre cómo deben ser divididas estas comisiones, entre las que se mencionan: Comida, Seguridad, Prensa, Difusión y Limpieza.

Según el manual, en un golpe de tal índole, la comisión más importante es la de seguridad, ya que entre las tareas a realizar por esta parte de los estudiantes se encuentran: el cuidado a la institución y a sus ocupantes, y la obstaculización de cualquier pelea o descontrol que se genere entre los mismos “tomadores” que llevan a cabo el reclamo en cuestión.

Por último, los estudiantes del FEL argumentan la importancia del “relacionamiento hacia afuera”, explican en que consta una asamblea y aconsejan la existencia de una convocatoria de actividades para la inclusión de “todo aquel que apoye a la medida”.

Dependiendo del punto de vista, este manual, básicamente, describe una asociación del crimen organizado o una alianza política.

De todas formas, puede observarse como los alumnos, en circunstancias en las que se arraigan a una idea fija, acuden en gran parte al golpismo, y tal como lo demuestra este manual de seis años de antigüedad, puede inclusive ser organizado.

Sin embargo, es paradójico que se hable de una democracia cuando se incumplen las normas básicas y se generan estos golpes que en muchos casos culminan con destrozos y accidentados.

Como dijo alguna vez el famoso científico Stephen Jay Gould: “Muchísimos son liberales para todas las libertades ya adquiridas y formidables conservadores para las que aún hay que adquirir”.