Se acabó el placebo del Mundial; explotó la burbuja de Rusia 2018 con la eliminación de la Selección argentina de fútbol en octavos de final tras perder frente a Francia en Kazán.
La caída por 4 a 3 contra los galos en territorio tártaro sentenció la suerte del conjunto que lidera el astro Lionel Messi dentro de la cancha y -por ahora- conduce el entrenador Jorge Sampaoli fuera del campo.
Aunque doloroso, ese tropiezo para los argentinos, para los hinchas y la gente de a pié en general, significa por estas horas mucho más que una derrota deportiva.
Incluso a pesar de que la victoria de Francia, merecida, genere en el paladar de los simpatizantes albicelestes ese reflujo agrio que provoca un nuevo fracaso de la Selección, que desde hace 25 años -sí, un cuarto de siglo ya- no consigue ganar un título en mayores, después de aquella consagración en la Copa América de Ecuador 1993.
Es aún peor: la eliminación en el Mundial supone para los más de 40 millones de argentinos volver a golpearse de lleno contra la realidad a partir de este mismo lunes.
Para todos ellos, el comienzo de la semana implicará volver a enfrentar las preocupaciones cotidianas que el Mundial había logrado degradar artificialmente a un segundo plano.
Angustias del día a día relacionadas con el complejo momento económico por el que transita el país y potenciadas por la incertidumbre en torno del futuro inmediato.
El Gobierno, en su laberinto
Economistas ortodoxos pronosticaron en las últimas horas que el costo de vida de junio podría registrar una suba de entre el 3 y el 3,5 por ciento, y que la inflación anual en 2018 rondaría el 30%, lo que significa a las claras que el gobierno de Mauricio Macri está equivocando el camino.
Sus políticas económicas fallan, no están otorgando el resultado esperado, ni en la contención del alza de precios ni en la moderación al menos de la volatilidad que viene mostrando desde hace semanas el mercado de cambios en la Argentina, donde el dólar se ha escapado hacia los 30 pesos.
El billete estadounidense se ha incrementado de $18,74 a $29,57 desde enero hasta la última jornada hábil de junio, lo que se traduce en una feroz devaluación del 58% del peso en apenas ¡seis meses! en un país en donde el dólar está íntimamente relacionado con las probabilidades de progreso económico de una familia tipo de clase media sobre todo.
El Gobierno parece enredado en su propio laberinto dogmático y por momentos hasta resulta insólito que, a pesar del perfil "pro- mercado" que viene mostrando desde que Macri asumió la Presidencia en diciembre de 2015, sea el mismo mercado el que le "pique el boleto" con las corridas cambiarias.
En este contexto, el objetivo inmediato que se ha propuesto alcanzar la Casa Rosada es lograr el respaldo necesario de los gobernadores de la oposición (del PJ) para avanzar en el Congreso con la aprobación de un Presupuesto para 2019 que ratifique las metas fiscales que demanda el FMI.
Se trata de un compromiso, con fuerza de ley, que el Gobierno espera rubricar en el segundo semestre del año -el proyecto debe ingresar al Parlamento antes del 15 de septiembre próximo, por la cámara de Diputados-.
Mientras tanto, la Casa Rosada busca nutrirse de gestos y de muestras de apoyo de parte de mandatarios provinciales que, al igual que Macri y compañía, entienden que se debe intensificar la lucha contra el déficit fiscal en el país.
Sin ir más lejos, tomar medidas que garanticen un equilibrio de las cuentas públicas hacia 2020 es una de las prioridades de la gestión de Cambiemos, atendiendo al pie de la letra los requisitos que planteó el Fondo Monetario Internacional (FMI) para habilitar un préstamo "stand-by" de 50.000 millones de dólares para la Argentina por un lapso de tres años.
Señales de confianza
El senador Miguel Pichetto, uno de los líderes del llamado "peronismo dialoguista", ya le advirtió hace unos días al jefe de Gabinete, Marcos Peña, sobre la próxima visita del ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, al Congreso, prevista para el martes que viene.
"Que traiga datos concretos", le reclamó Pichetto a Peña, palabras más palabras menos.
Dujovne asistirá a una reunión con integrantes de la comisión bicameral de seguimiento y control de la deuda externa para brindar explicaciones sobre el acuerdo con el FMI y las recientes corridas cambiarias.
En ese cuerpo parlamentario, del que forma parte, por ejemplo, el ex ministro de Economía Axel Kicillof, algunos legisladores ya anticiparon también que quieren saber si efectivamente la banca JP Morgan -con la que distintos funcionarios han mantenido vínculos- se benefició con la devaluación.
El Gobierno necesita brindar señales de confianza, tanto a los mercados como a sus eventuales y/o potenciales votantes en los comicios presidenciales de 2019, que, a la luz de los últimos acontecimientos en la Argentina, suponen un verdadero desafío político para la coalición Cambiemos.
Las dificultades por las que transita la Casa Rosada acrecientan las esperanzas de la oposición, que en forma lenta, pero progresiva se está reestructurando y avanza en busca de capitalizar los bajos niveles de aprobación que muestra, al menos en las encuestas, la gestión macrista.
En este marco, el diputado kirchnerista Agustín Rossi acaba de blanquear sus intenciones de competir por la Presidencia de la Nación el año próximo, aunque se espera que su jefa política, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, también intente desbancar a Cambiemos en las urnas.
De los gobernadores del Partido Justicialista (PJ) que mantienen diálogo con el gobierno central, sabido es que Juan Manuel Urtubey no puede ir en busca de la reelección en Salta en 2019 y parece decidido a enfocar sus cañones -electorales- en la Casa Rosada.
El resto, o la mayoría del resto, es probable que resuelva desdoblar los comicios en las provincias que lideran: una decisión estratégica en pos de "alambrar" su parcela y garantizar eventualmente la continuidad de su poder territorial más allá de lo que pueda suceder en la Nación.
De cualquier modo, todavía el PJ está pugnando por resurgir, mientras se intensifica el debate interno sobre si Cristina debe formar parte o no de ese proceso.
Así las cosas, ahora que se agotó el analgésico mundialista, no queda más remedio que volver a estrellarse contra la realidad, parece.