Esta semana los cuadernos Gloria, creados en 1961, saltaron a la triste fama luego de que en ocho de ellos, el chofer Oscar Centeno registrara los detalles de una red de corrupción gubernamental que ya dejó 15 arrestos por corrupción en la era K.
Centeno -conductor de Roberto Baratta, secretario del exministro de Planificación Julio de Vido- registró en los Gloria durante casi 12 años los horarios, montos y hasta el peso de los bolsos que cargaban el dinero que presuntamente pagaban sus jefes del ministerio.
Centeno usó el popular cuaderno más que como un registro contable, lo utilizó casi como un diario íntimo donde relataba sus recorridos por Buenos Aires llevando el dinero a domicilio.
Son simples, baratos, de hoja tan fina que costaba borrar y sin súper diseños en sus portadas. Gloria es el cuaderno de tapa naranja -que a veces incorpora una bandera- que casi todos los argentinos hemos usado en el colegio.
Es más, las diferencias en la escolaridad solían diferenciarse en si los padres compraban Gloria o Rivadavia para sus hijos.