La senadora líder de Unidad Ciudadana, Cristina Fernández de Kirchner, se encuentra sobremanera complicada, no es nada novedoso, en las causas de Hotesur y Los Sauces Chorrean las pruebas en su contra, y si bien la firma del memorándum con Irán es una causa muy tirada de los pelos, ya le venía trayendo un mal pasar.
En la coyuntura, Cristina se encuentra más complicada y asustada que nunca, sabe que su futuro pende de un delgado hilo y hace lo imposible por sostenerse a sabiendas de que en cualquier momento puede deshilacharse.
Ello viene a cuento de la nueva mega causa de los “Cuadernos Gate”, por la cual el juez Claudio Bonadío vuelve a pedir el desafuero de la otrora presidenta, lo que será debatido en el Senado, y hasta el momento pareciese que la resolución fallaría a favor de desaforarla.
Los procesamientos por La Ruta del Dinero K y por fraude en el manejo de la obra pública son hartos conocidos, y pesan sobre la figura de Cristina hace ya mucho tiempo, lo único que faltaba que ocurriese es que aparezcan elementos que generen cierto alboroto político y social y, sobre todo, arrepentidos, lo que está ocurriendo actualmente.
Centeno, De Goycoechea, Calcaterra; son solo algunos de los que prendieron el ventilador brindando un aire de corrupción que permitiese dejar sin fueros y, consecuentemente, meter presa a la líder del Gobierno más corrupto y ladrón que pasó por la Argentina.
Hace meses que Cristina venía pensando en la posibilidad de postularse para lograr un tercer mandato presidencial, callada, consultándolo con la almohada y con algunos personajes de confianza, aunque aún sin tener una decisión tomada.
Su cálculo era demasiado elocuente, “Si permanezco en absoluto silencio, Macri no va a lograr polarización y la va a cagar sin mi ayuda. Ahí me voy a postular”. Esa idea recurrente viajaba por la cabeza de la ex jefa de Estado, sin embargo, esa conjetura perdió equilibro con la aparición digitalizada de los cuadernos de Centeno, lo cuales complican imperiosamente su situación judicial.
Por tanto, la única carta que le queda es la unión del peronismo, siempre en conjunto con el sindicalismo “pesado”, de ello dio cuenta en el reencuentro y pseudoafinidad con Hugo Moyano en el predio del SMATA en Cañuelas.
Esa carta la va a jugar completa, con todo lo que tiene, en especial para no perder sus fueros, lo cuales, según supo mencionar en el año 2016, no los necesita.
Ahora se aferra a los fueros como un niño al que le regalan un chupetín, no los piensa soltar y va a ser lo imposible por no perder su libertad, la que hoy está en peligro, la misma que en su mayoría la sociedad espera que extravíe.
Que Cristina termine tras las rejas conformaría un hecho sin precedentes en Argentina teniendo en cuenta que se trata de una ex presidenta. Hasta ahora el mayor nivel jerárquico que cayó en una celda fue el ex vicepresidente Amado Boudou.
Sea por suerte, o por un acto que vincula al periodismo con el Poder Judicial, de a poco va cayendo la ficha, por momentos a cuentagotas y por momentos a mansalva se va destapando la corrupción que reinó durante el kirchnerato y se encierran tanto a funcionarios como referentes y asistentes del Gobierno que ocupó el sillón de Rivadavia durante 12 años y que se apropió de todo lo que se cruzaba por su camino.
De a tramos va cayendo todo su entorno, ahora falta que caiga Cristina Kirchner, la jefa de la banda, quien, como Eia el león de tan mala cara y boca, "todo lo que toca lo pudre, y lo corrompe".