Ficha Técnica / Artística
Título: El soldado de chocolate (El hombre y las armas).
Dirección: Hugo Álvarez – Dramaturgia: George Bernard Shaw.
Género: Comedia dramática – Traducción /adaptación: Estela Obarrio.
Reparto: María Viau (Raina), Diana Santini (Katerina), Luz Moyano (Louka), Marcelo Sein (Blumchin), Néstor Navarria (Petrovich y Nicolai), Jorge García Marino (Petkof) y Lisandro Berenguer (Sergei Saranof).
Escenografía, vestuario y utilería: Las Nélidas – Música: Julio Scalise.
Caracterización: Laura Barrachia y Melisa Ontivero.
Teatro: Corrientes Azul. Av. Corrientes 5965, CABA –Tel: (011) 4854-1048. Funciones: viernes 20:30 hs. – Costo localidades: $ 230. – País: Argentina. Año: 2018 – Duración: 85 min. – Producción general: Mascarazul. Prensa y RR.PP.: Alfredo Monserrat / www.prensamonserrat.com.ar
George Bernard Shaw (1856 -1960) fue un destacado dramaturgo, crítico literario y polemista irlandés, cuya influencia en la cultura y política occidental se extiende hasta el presente. Inspirador del nuevo realismo de la lengua inglesa, es considerado como una pluma muy destacada dentro de la literatura británica, que tiene como prócer máximo a William Shakespeare. “El hombre y las armas” (El soldado de chocolate), fue su primer gran éxito. En la sala Corrientes Azul, los días viernes 20:30 hs., se recrea en cada función, una comedia dramática cruzada de histrionismo en un enclave bélico europeo. Así, para ver y disfrutar todo el encanto y atractivo del Teatro Off, en una cita imperdible con el humanismo de Bernard Shaw.
Argumento: La historia transcurre en Bulgaria. Se enfrentan los ejércitos serbios y búlgaros. Un soldado enemigo, Blumchil (Marcelo Sein), irrumpe buscando refugio en la casa de la familia Petkof – familia aristócrata búlgara–, sin saber que el comandante Petkof (Jorge García Marino) es quien comandó el ejército búlgaro. Raina (María Viau), la hija, con el consentimiento de su madre Katerina (Diana Santini), decide ayudarlo a escapar, ocultándose con una bata del padre. A partir de eso, se suceden diversos enredos. La pieza es una comedia dramática cruzada de humor para dar punch al relato bélico y endulzar la cruda realidad. La metáfora del envío de Bernard Shaw, se lee a través de la comedia, la complicidad de la sociedad con sus propios males y defectos. Teoría que seguirá desarrollando mediante su gradualismo socialista y su circunstancia.
Son 8 actores en escena y una dramaturgia belicista que sintetiza el poder político y la hegemonía de las nuevas naciones europeas. El autor de “Pigmalión” (1912), ensaya ideológicamente no sólo las consecuencias de la guerra – sino – pone en plano detalle la confrontación familiar por el poder de los Estados que baja al llano para crear ciudadanía y legitimación. Así, lo entiende el reparto elegido por el teatrista Hugo Álvarez (“La importancia de llamarse Ernesto” /director), al conformar un virtuoso elenco sin fisuras narrativas, que sostiene con éxito la poética en los 85 minutos de relato. “El soldado de chocolate” es un envío distinto por su elegancia descriptiva, profundidad conceptual y enseñanza doméstica. Crea conciencia de los resultados de las guerras y su irracionalidad. La estética es impecable. Su puesta en escena y elenco guardan equivalencia de conjunto. De proponérselo, la obra podría presentarse en una sala semi-comercial o comercial (250 butacas), con un tópico siempre vigente con enorme potencial artístico y ya lo sabemos: The Truth Is Out There (la verdad está ahí afuera).
El espectador tiene una cita con la histórica literatura de autor, y un elenco que propone la convención del teatro: donde los actores invitan al juego de la farsa, y el público acepta y complace con aplausos. Dice presente un reparto para ponderar: María Viau (Raina), su poder de histrionismo y repentización (entradas y salidas con solidez), Diana Santini (Katerina), aportando sobriedad interpretativa y Jorge García Marino (Petkof), con todo su talento y oficio, que lo coloca como el responsable del “rol de actor” y el dominio del espacio escénico por su autoridad. Completan el cuadro: Luz Moyano (Louka), por frescura y belleza, Marcelo Sein (Blumchin), Néstor Navarria (Petrovich y Nicolai), Lisandro Berenguer (Sergei Saranof), cierran la impronta de una compañía de teatro para exigentes.
Cae el telón de la obra. No de las hostilidades entre los países. El público tendrá un rosario de guiños del escritor irlandés en compendio; la influencia del genial Henrik Ibsen se vislumbra, denunciando a ambos bandos en pugna en la Primera Guerra Mundial, como igualmente culpables. Para tal fin mantuvo su doble ciudadanía: irlandesa y británica. Sostuvo que la transformación de la sociedad debe darse por asimilación y gradualismo. Hoy, podemos presenciar al menos su obra y lirismo, y asistir al hecho creativo sobre las tablas de un montaje literario. No es poco.
Plano de conjunto del elenco. La prosa de George Bernard Shaw y el nuevo realismo inglés: una mirada ácida /crítica de la sociedad victoriana y sus contradicciones. “El soldado de chocolate” – versión del Régisseur Hugo Álvarez – en una puesta arriesgada que enaltece la importancia del Teatro Off. ¡Chapeau!
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Gustavo Contarelli
Puntaje de la obra de teatro: 4 Tribunas
Puntaje actor protagónico: Jorge García Marino 5 Tribunas ¡Excelente!
Referencias:
5 Tribunas: excelente /imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta / buena
2 Tribunas: regular
1 Tribunas: mala /pésima
Yo la vi y me gusto mucho. Muy buena actuacion de Diana Santini como katerina y de Luz Moyano como la sirvienta (creo que es Louka). Una obra para ver sin ninguna duda