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Drogas: parecen faltar modelos

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La vida como Odisea
La vida como Odisea

“..Soñé que salía a robar con mi papá”; “...Quiero ir a la cárcel como mi hermano, ahí hay códigos…”; “mis tres tíos murieron de cirrosis por alcohol y drogas, no quiero parecerme a ellos...” (Comentarios de pacientes sojuzgados por sus ideales identificatorias mortíferos).

 

Estos tres pacientes adolescentes están sojuzgados por ideales identificatorias negativos o sea por anti- modelos. Hay miles de jóvenes en este momento así viviendo el avance creciente del “narco” en la vida social. El narco aprovecha nuestras vulnerabilidades éticas (socio-institucionales). No hay epidemia sin vulnerabilidades. El ambiente que vivimos de tipo cultural, educativo y ético fomenta los nuevos y caricaturescos “Pablos Escobar” vernáculos. El ambiente cultural hace a la epidemia, la constituye y la construye.

Mi gran maestro en Letras José María Castiñeiras de Dios, ya fallecido, me decía en charlas domingueras inolvidables que había en la sociedad un sistema inmunológico, símil del biológico, que lo formaban los valores y la ética de una comunidad. De no existir esto la sociedad quedaba a la intemperie como queda el organismo y la persona en su totalidad vulnerable cuando falla su sistema defensivo inmunológico y el cáncer es el resultado magno de ese desastre biológico y humano. Hoy a eso se lo llama capital institucional social y humano.

Atiendo pacientes santafecinos y solo entendiendo el clima ético normativo de esos lugares se entiende como tres grandes grupos mafiosos (Los Monos, Los Canteros y los Funes) se dividen la ciudad y los jueces huyen despavoridos de tomar esas causas. Nadie juzga a nadie y entonces reina la Ilegalidad que se transforma en la Ley. Todos asustados tanto abogados como defensores despavoridos, familiares y vecinos que temen los ataques nocturnos.

Recuerdo a un paciente rosarino que vivía 24hs x24hs en un “bunker” de venta en un barrio (habitáculo de 1x1) y el pago era la droga. Era un esclavo. Durante un año lo recibía en mi consultorio con algo dulce en un desayuno inolvidable (tortas, medialunas) y hablaba con él. Era un muchacho que había hecho una regresión en su enfermedad a una “animalidad casi simiesca” después de tanta droga. Logramos con la ayuda de los padres y del amor que se generó en el vínculo con él que se recuperara y así me contó todas las escenas vividas en los bunkers y también recuerdo el tratamiento de una paciente que era centinela de ellos y que también cobraba con drogas. Bandas con sus propios policías.

La propiedad privada parece no existir y luego de una inteligencia delictiva se señala ciertas viviendas claves para la venta o el depósito de armas (viviendas ocupadas por gente de edad, madres solas, etc.) y se las apropia a través de amenazas. Hay una denuncia por día en Rosario por usurpación de propiedades. 1213 asesinatos en dos años por ajuste de cuentas entre bandas. Clubes de futbol avasallados por esa “mano de obra” multi-uso llamada “barra brava” y jugadores que huyen también de noche a clubes más seguros para cuidar sus familias. “Cambalache” de Discepolo parece ser el relato triste pero como todo lamento es realista y parece haberse quedado corto en su descripción.

Jueces a cargo de bandas en Provincias y Ministra de Educación haciendo uso de la hipnosis de la imagen le canta al mundo a través de las redes de Twitter el poder de un “cohete de marihuana” y como la razón y el juicio crítico se le habían perdido pero lo hace con el desatino de la proeza, la astucia y el desafío adolescentes, en este caso decadente. Es una Ministra y de Educación, pero eso parece no significar nada .En el “matrix progre” dominante en nuestra debilitada sociedad “se igual” como diría Minguito Tinguitella el célebre personaje de Juan Carlos Altavista. ¿Qué diferencia hay entre un adolescente del conurbano embriagado porque se fumó un “caño” y un “nevado” y varias cervezas y un ministro? Ninguna e incluso en el “matrix progre” que nos inunda parece ser un blasón de prestigio.

En este contexto de la caída de los representantes de la Ley (funcionarios de todas las ramas del Estado, escuelas que parecen “mirar” para otro lado y de confusión en las familias cuando estas existen) y con una cultura escoriada por los “fetiches” dinerarios y por matrices de disvalores centrados en la cultura del espectáculo triunfa la aceptación social de las drogas y el alcohol y todo aquello que compromete la libertad .Se promueve el triunfo de las compulsiones como una prenda de liberación.

Así crecen las enfermedades sociales .Estos tres pacientes que narre al principio son adolescentes sojuzgados por ideales identificatorias negativos. Por anti-modelos. Los valores se encarnan en modelos. Los anti-valores también, en este caso en modelos negativos.

 

Parecen faltar maestros

 En nuestra vida hubo cuatro o cinco personas claves que encarnaron valores; fueron modelos en nuestras vidas y que sin darnos cuenta nos orientaron. Pudieron ser nuestros padres, algún familiar, un maestro, un amigo, un religioso, un sabio, etc. Cada uno los tiene. Pobre el que no los tuvo. O él que no los supo escuchar o no los supo encontrar. En mi caso varios maestros, mi padre, un abuelo, un hijo, profesores de antes y de ahora que marcaron positivamente mi vida. Quizás me di cuenta muchos años después. Modelos. Modelos nos faltan. O modelos que encarnen valores. En realidad modelos hay. Son anti-modelos que encarnan disvalores. Pero igual traccionan. Influyen. Marcan. La televisión es una fábrica de anti-modelos. La publicidad se encarga de explotarlos para vender más. Al fin ese es su objetivo. Si estamos vacíos de modelos entonces ganan los anti modelos o sea los disvalores.

Los valores y modelos surgen desde la intimidad. Encuentros inolvidables. Charlas que nos penetran hasta el fondo de nuestra alma. Gestos que nos emocionaron. Pero siempre hay intimidad y fundamentalmente vivencias. La vivencia es el lenguaje del corazón. Intimidad, vivencias, modelos, valores, encuentros y corazón son la humanización de nuestra existencia.

M. Scheler, magistralmente estudiado por Risieri Frondizi en su libro “Los valores”, dedicó gran parte de su vida a estudiar la escala de valores que rige nuestras vidas y fue un preclaro filósofo y psicólogo europeo del siglo XX. Para él los valores necesitan encarnarse. O sea no son esencias viven en los modelos sociales y familiares. Un maestro puede o no encarnar valores.

La encarnación no solo es un valor bíblico sino que es fundamental en el horizonte terrestre de nuestro desarrollo vital. O sea si sólo enseña historia y nada más no se encarna valores. No hay vivencia en esa mera transmisión de información. No es modelo para un niño o adolescente huérfano de sentido en una etapa de incertidumbre en su vida. El modelo une la ética con la virtud o sea el valor con la práctica.

La televisión, los medios masivos, la publicidad comercial o política produce Líderes (Fhurer en alemán) pero no modelos. Conducen seduciendo. La seducción es conducir hacia sí. Se apropian de nosotros. Quedamos expropiados. El modelo ético surge de la intimidad de los encuentros y no nos seduce, al contrario nos abre caminos hacia la libertad.

 

La vida como Odisea

La Odisea que relata Homero es una metáfora de toda vida humana. La vida es un viaje. Para llegar a puerto pasamos por pruebas. En la Odisea Ulises debía sortear el canto de las sirenas y el estrecho de los monstruos Escila y Caribdis. Las sirenas cantaban músicas celestiales pero en el fondo eran monstruos que devoraban a las personas. Otros monstruos eran Escila y Caribdis. Ulises se amarró al palo mayor para no ir hacia lo que lo iba a seducir por su canto pero que lo iba a devorar. El resto de la población tenía cera en los oídos. Así llegaron a puerto y vivieron.

En nuestra vida hay también cantos de sirena y monstruos como Escila y Caribdis. Anti-modelos seductores como pueden ser las drogas, el alcohol y la vida vacía solo centrada en la estética y el espejo entre tantos devaneos fatuos del “matrix progre” que nos hipnotiza. Resistirse a los cantos de sirena para vivir es aferrarse a modelos, proyectos, vivencia, valores. Telémaco, hijo de Ulises, extrañaba a su padre y cada tanto miraba el mar esperando su vuelta porque era un testimonio de vida, Ley y protección. Quizás Telémaco es la metáfora de lo que nos pasa…extrañamos la encarnación de la Ley en modelos en distintas instituciones.

 

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