Las personas de hogares pobres con trabajo deben mantener en promedio a 2,5 integrantes del núcleo familiar, más del doble de lo que ocurre en las famlias de más altos ingresos, en  las que la relación baja a 0,9 por trabajador, de acuerdo con un informe dado a conocer hoy por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).

“Los trabajadores que integran las familias pobres sostienen más del doble de dependientes que los que integran los hogares de mayores ingresos”, señaló la entidad en su último informe, en el que además indicó que “los problemas se potencian” al recibir “remuneraciones mucho más bajas y, en la mayoría de los casos, en la informalidad”.

Al respecto, IDESA precisó que “entre las familias pobres sólo la mitad de los ingresos proviene de fuente laboral, mientras que el resto son de fuentes no laborales, en general, del asistencialismo y la caridad”, diferente a la situación del 30% de los hogares de mayores recursos, en los que “casi el 80% de los ingresos proviene de fuente laboral, mientras que sólo el 20% tiene origen no laboral y, mayoritariamente, provienen de jubilaciones, pensiones y rentas de la propiedad”.

“En el promedio de los hogares, por cada miembro insertado en el mercado laboral hay 1,4 miembro que no trabajan”, destacó la entidad dirigida por Jorge Colina, que agregó que “entre el 30% de los hogares de menores ingresos (población pobre) hay 2,5 miembros que no trabaja por cada una que trabaja”, mientras que “entre el 30% de los hogares de mayores ingresos hay menos de 1 persona que no trabaja por cada una que trabaja”.

Al considerar las opciones para resolver la situación, IDESA puntualizó que “el asistencialismo, en el mejor de los casos, aporta paliativos, pero no es una herramienta eficaz para la promoción social”.

“El instrumento más potente contra la marginalidad son las oportunidades laborales”, subrayó, al tiempo que remarcó que “más allá de que la crisis aumenta la demanda de programas que ayuden de manera directa a los sectores más vulnerables, es fundamental no perder de vista que las raíces más profundas de la pobreza son las limitaciones de las familias a generar suficientes ingresos laborales. Por lo tanto,las mejores políticas para la pobreza son las que favorecen la generación de empleos”.

En ese sentido, subrayó que “siendo Argentina un país federal, el rol que el Estado nacional tiene frente al desafío de combatir la pobreza es garantizar una macroeconomía estable e instituciones impositivas y laborales que no desalienten la generación de empleos, especialmente, para gente con menor calificación y experiencia”.

“En contrapartida, no ayuda a reducir la pobreza que la Nación se inmiscuya en intervenciones sociales muy importantes, pero que son responsabilidades de las provincias y los municipios, como la educación pública básica, los cuidados de la primera infancia, los programas asistenciales y las acciones de intermediación laboral”, finalizó.

Acá se puede descargar el informe completo