Este martes, el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo, en el discurso de asunción ante el Congreso, que impulsará reformas estructurales para sanear las cuentas públicas, que se considera como una de las mayores amenazas para la economía del país, a la vez que habló de mantener la tradición judeo-cristiana y prometió luchar "contra la ideología de género".
"Promoveremos reformas estructurales que serán importantes para la sustentabilidad de las cuentas públicas", afirmó en el discurso de cerca de diez minutos que pronunció poco después de haber sido investido como presidente por los próximos cuatro años.
Si bien no especificó ninguna medida, durante la campaña Bolsonaro ha defendido una profunda reforma al régimen de jubilaciones y pensiones, actualmente deficitario y que podría colapsar en los próximos años, según economistas.
El ex capitán del Ejército brasileño y legislador derechista durante 30 años, agregó que, para sanear las cuentas, su Gobierno no gastará más de lo que recauda, pero que, aún así, cumplirá todos los contratos.
Bolsonaro afirmó que el ajuste fiscal para sanear las cuentas públicas es necesario para estabilizar la economía e impulsar su crecimiento.
"Necesitamos crear un circulo virtuoso en economía que genere confianza y estimule no sólo nuestro mercado sino también el comercio internacional con todos los países y sin amarras ideológicas", agrego.
También, dentro del eje económico, el nuevo presidente de Brasil afirmó que el sector agropecuario, responsable de la mayoría de las exportaciones brasileñas, tendrá un papel decisivo en su gobierno.
Bolsonaro aclaró que apoyará a los productores rurales pero "en consonancia con la preservación ambiental".
El mensaje, de gran interés para el bloque de legisladores que provienen del agro, que respaldaron su candidatura, fue interpretado también como un compromiso de que su apoyo a los negocios en el campo tendrá límites ecológicos.
La política económica del nuevo gobierno brasileño, por lo ya admitido por Bolsonaro, tendrá un tinte claramente liberal y será comandada por Paulo Guedes, un economista formado en la Escuela de Chicago y al que el presidente ha dado "carta blanca".
Guedes ha propuesto una ambiciosa apertura al capital extranjero, impopulares ajustes fiscales, una severa reducción del tamaño del Estado y de sus gastos, y privatizaciones en todas las áreas, que incluyen negocios del gigante Petrobras.
En el plano social, el nuevo mandatario, que ha tenido un fuerte respaldo de las iglesias evangélicas de Brasil y posturas muy conservadoras sobre temas como aborto, entre otros, dijo tras jurar que en su gobierno se respetarán todas las religiones "pero se mantendrá la tradición judeo-cristiana",
Y, en un párrafo destinado a la polémica con los sectores feministas, aseguró que luchará "contra la ideología de género".
Su gobierno, agregó pondrá fin a "prácticas nefastas" que condujeron a Brasil a la mayor crisis ética y moral de su historia.
"Esa irresponsabilidad nos condujo a la mayor crisis ética, moral y política de nuestra historia", afirmó Bolsonaro al ratificar su compromiso con el combate a la corrupción, que fue uno de los ejes de su campaña presidencial.
De esta forma aludió al Partido de los Trabajadores (PT), la formación liderada por el encarcelado ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y que gobernó Brasil por 13 años.
"Hoy comenzamos un trabajo arduo para que Brasil inicie un nuevo capítulo en su historia", aseguró el capitán de la reserva del Ejército brasileño al comprometerse con el combate a la corrupción en su Gobierno.