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Claves para salir de la crisis argenta

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Imbéciles y prebendarios
Imbéciles y prebendarios

"Como la tecnología militar, la competencia vino a engendrar progreso". Niall Ferguson

 

Después del anuncio de un nuevo paro de 48 hs. por parte de los pilotos de aviación de Aerolíneas Argentinas y algunas otras compañías, que hubiera perjudicado irremediablemente a 90.000 viajeros, el Ministerio de Transportes reculó rápidamente y derogó la resolución que facilitaba la incorporación de extranjeros a la actividad, previa la revalidación de sus títulos habilitantes antes las autoridades nacionales; aún así, la realización de “asambleas” de los trabajadores de cada línea aérea en las terminales aeroportuarias provocó demoras y cancelaciones en muchos vuelos.

En resumen, una vez más, los argentinos en general, que soportamos con nuestros insanos impuestos el déficit de “su compañía”, volemos o no, somos rehenes de un grupo de delincuentes que decidieron complicarnos la vida para deteriorar la imagen del Gobierno, al cual se oponen salvajemente desde su posición kirchnerista. No resulta óbice que sus afiliados sean los mejor pagos del mundo, los que menos trabajan, los que tienen más pilotos por avión, etc., todos factores que explican las monumentales pérdidas anuales de ¿nuestra? Aerolínea; tampoco el daño que infligen a la imagen del país frente al turismo receptivo, que tantas divisas puede proveernos.

La discusión no se limita, como es obvio, al permiso para trabajar a pilotos extranjeros sino que se extiende a rechazar la apertura de los cielos a las compañía low cost, que tantas rutas han habilitado en la Argentina, tanto para interconectar a las provincias entre sí, evitando a los usuarios la necesidad de hacer siempre escala en Buenos Aires, e inclusive operan desde el interior vuelos directos a numerosos destinos externos.

Debiéramos preguntarnos por qué tener una línea de bandera, cuando ya han dejado de hacerlo países tales como Estados Unidos, Suiza, Brasil, Colombia, Chile, Uruguay, etc., que han cerrado o privatizado empresas tales como PanAmerican, Swissair, Varig, Avianca, Lan o Pluna. El Gobierno, también en esta área, debe ponerse los pantalones y avanzar para terminar con este disparate, que tan caro nos resulta.

En la semana se difundieron las estadísticas oficiales que dan cuenta de la fuerte caída en la actividad industrial, motivada por la correlativa declinación del consumo interno; evidentemente, no sirvió para mejorar nuestras exportaciones industriales el tipo de cambio, que produjo casi un 100% de devaluación del peso en 2018. Por supuesto, y porque no saben ni quieren competir, tanto patrones como obreros recurren al Gobierno para que éste cierre las fronteras a los productos importados, so pena de cerrar establecimientos y despedir empleados.

Esa situación me obliga a insistir en una recomendación que formulara infinidad de veces a la UIA. En Argentina, somos aproximadamente 40 millones de habitantes, de los cuales un tercio se encuentra por debajo de la línea de pobreza; eso deja a 28 millones con capacidad de consumir; es decir, somos muy pocos para sostener una producción masiva de bienes, lo cual deriva en que éstos resulten caros por falta de economía de escala y, a veces, carecen hasta de la calidad mínima aceptable en el resto del mundo.

Entonces, ¿por qué siguen pretendiendo continuar pescando en la bañadera y cazando en el zoológico? Mi recomendación para salir de este intríngulis, que tanto daño nos ha causado desde 1946, es copiar modelos exitosos. Se trata, simplemente, de reconvertir nuestras empresas para que pasen a producir para los grandes mercados de lujo internacionales, esos a los que no les preocupa el precio sino la calidad, el diseño y la exclusividad, y abrir nuestras fronteras a los productos masivos que, por cantidad, generan otras economías –China, Brasil y el sudeste asiático son buenos ejemplos- a precios sensiblemente inferiores.

Por supuesto, esto no puede hacerse de un día para otro, pero sí marcar con la suficiente antelación -¿5 años?- un momento en el cual esa apertura se producirá indefectiblemente. En ese lapso, las empresas podrían acceder a créditos blandos, perfeccionar a su personal y modernizar sus maquinarias, abrir canales de promoción externa, etc., ya que se verán obligadas a competir globalmente con quienes hoy tienen el monopolio del prestigio internacional.

Nuestro país tiene un gran capital humano, los recursos naturales necesarios y puede ofrecer óptimo diseño y calidad en sus productos, pero nada de ello sirve si no se cuenta con un mercado cuyo volumen justifique las inversiones; por ello hay que salir a buscarlo fuera. A la vez, la apertura de nuestra economía permitirá que accedan a mercaderías más baratas producidas por países que sí disponen de él.

El caso que mejor lo explica es el calzado. Italia, Gran Bretaña y Suiza producen, con nuestros cueros, los mejores zapatos del mundo; sus precios pueden alcanzar los € 2.000 el par. Podríamos fabricarlos aquí, sin despedir a ninguno de los 50.000 trabajadores de ese rubro, para pelear los mismos mercados con precios seriamente inferiores, diseño propio e igual calidad; y si permitiéramos importar calzados chinos o brasileños a US$ 10, no proyectaríamos la penosa imagen de tantos argentinos descalzos.

Por último, me permito recordarle que, a fin de febrero, presentaré en sociedad al P.A.D. y, en los primeros días de marzo, nos volveremos a concentrar en Comodoro Py, para reclamar a la Justicia Federal en lo Criminal que deje de tener contemplaciones y de actuar con cómplice morosidad para garantizar la impunidad de varios que aún deberían ser investigados, procesados y condenados, como los Eskenazi.

 
 

7 comentarios Dejá tu comentario

  1. Somos un país lleno de argentinos, con ganas de progresar, superarse, crecer, vivir en paz y armonía; pero también repleto de argentos, vagos, vividores, corruptos, faltos de educación, de ética, de capacidad. Y encima nuestra clase política es abrumadoramente peronista, don Enrique, es muy difícil que alguna vez seamos un país serio .............

  2. HAY QUE CERRARLA, Y DEJARSE DE PONER EL DINERO PUBLICO, ADEMAS DE ENDEUDARSE Y EL ESFUERZO DE LA GENTE PARA PAGAR IMPUESTOS, EN UNA EMPRESA QUE EL PAIS NO NECESITA Y ENCIMA ESTA TOMADA POR LOS VAGODELEGADOS QUE DEJÓ EL DESGOBIERNO ANTERIOR DE LOS DOS DELINCUENTES.

  3. A veces pienso que yo a este país te lo arreglo en 5/10 años. Te lo arreglo y lo dejo andando. Y yo no me considero alguien particularmente avispado o inteligente. Sabio de a ratos, con suerte. Y como yo debe haber decenas, centenares de personas que lo pueden hacer. Seguro MEJOR. Pero no lo hacen, porque no lo pueden hacer. Porque este país esta "tomado". Una clase dirigente saqueadora se dedica a hacer sus negocios mientras que los DUEÑOS de la Argentina, sean quienes sean, miran con indiferencia, MIENTRAS SE RESPETEN SUS INTERESES. Entonces... Argentina, para los ojos de ESA gente, anda de diez. El problema lo tenemos los demás.

  4. Ah para no perder la costumbre yadda yadda yadda Gary la tenes adentro plata o mierda te hago juicio gordo puto. Yo ya ni pierdo tiempo. Seguí así obeso que te vas bien a la mierda.

  5. Perdido por perdido, por qué no instrumentar un plan premeditado de cierre de toda estas cuevas de corrupcion institucionalizada que conforman el sistema de transporte aéreo. No es posible que semejantes lacras sean irremplazables y que por tanto, su extorsión sea perfecta. Aunque haya que traer todo el personal de afuera del país. Solamente con el cierre de esas cuevas apestosas, el ahorro deviene sanador para la mentalidad y el bolsillo de millones, engañados durante décadas por estos estafadores seriales. Y es verdad que incluye el concepto tanto a peronistas como a radicales e integrantes del poder real, que consideran que así las cosas son perfectas. Para ellos. El interrogante sin respuesta creo que es, porque todos los que llegan a la poltrona teóricamente creída como de máximo poder, quedan paralizados por hechos que aparecen como errores propios, torpezas, o reclamos sindicales disparatados y cínicos, que pasan por justos y razonables. Y todas las reiteradas falacias conceptuales puestas en hechos por estos personajes de bestiario, para hacer imposible no ya la reducción del gasto público, sino el lograr detener su aumento sideral pasan por incuestionables para la "opinión pública". Gasto público y políticos radicales, peronistas e izquierdistas. Gasto público e integrantes del poder real. Gasto público y sindicalismo. Sería bueno enseñar a la gente a focalizar obsesivamente sobre esas cuestiones. Es en ese punto donde se juega la vigencia o no de los derechos ciudadanos estatuidos en el artículo 18 y concordantes de la Constitución Nacional. Es el agujero en la línea de flotación que hace falta tapar. Pero primero es la toma de conciencia firme que permita consolidar la masa crítica para remover el gigantesco obstáculo, es imprescindible. Creo que es el único camino y que como fue casi siempre, estamos lejos de ponernos a la altura de esos imperativos.

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