En una fecha patria como la que hoy acontece, todo argentino se toca el pecho, se rasga las vestiduras y se emociona con las innumerables historias que cuentan aquellos que fueron a luchar hacia las Malvinas hace 37 años.

Sin embargo, el resto de los 364 días del año, muchos parecen restarle importancia, como si todo hubiese quedado en un hecho más de la historia del país que merece un día en el recuerdo y un feriado, no más que ello.

Lo aquí manifestado viene a cuenta de cómo trata un cúmulo importante de la sociedad a los ex combatientes de Malvinas.

Las imágenes no son casuales, hombres con alguna secuela (sea visible o no) de aquella fatídica guerra que costó la vida de unas 650 personas, el 70% jóvenes de entre 18 y 20 años y ello sin sumar la retahíla de suicidios que se dieron en el marco del sufrimiento de aquellos recuerdos imborrables.

Estos hombres que dieron la vida por la patria y que se quedaron sin algún miembro o con alguna disfunción, sobre todo en lo que a problemas psicológicos y psiquiátricos respecta, pasan desapercibidos en el subte, el tren o en las calles, a donde suelen recurrir para ganarse el pan del día ya que a raíz de aquellos problemas que les dejó la batalla bélica, se les hace imposible conseguir trabajo.

Como bien se mencionó, la imagen no es casual y se repite, ex combatientes pidiendo monedas y personas haciéndose las distraídas, allí es dable analizar un cambio sociocultural respecto del trato a estos hombres.

Diario Clarín, con fecha 2 de abril del 2002, publicó un artículo del cual es dable citar ciertos fragmentos por la calidad de la historia y la apatía por parte del Estado hacia uno de estos hombres de guerra.

“Me ahogo. Qué querés. No puedo seguir (seca sus lágrimas) por esta casa, que, mirala, todavía está en parte sin techar, que me dieron con dos piezas y una cocinita donde había que entrar de costado, el resto lo hice yo, todo lo demás lo agrandé yo, por esta casa la Municipalidad de General Rodríguez me pide ahora que pague una deuda de tres mil pesos. ¿De dónde saco yo tres mil pesos, si no trabajo desde hace tres años? Para la sociedad, nosotros, los veteranos de guerra, es como que no existimos” se puede leer en un principio de la nota.

“Oscar Poltronieri es el máximo héroe civil, vivo, que tiene la Argentina. Lo certifica una medalla conformada por una Cruz de Malta en la que brilla, ya apenas, un Escudo Nacional y la leyenda "La Nación Argentina al heroico valor en combate". Sólo doce condecoraciones de ese tipo fueron entregadas luego de la guerra de Malvinas. Poltronieri es el único soldado que la recibió pero ya ni siquiera la luce”, continúa.

Simplemente ello deja a la vista la falta de asistencia por parte del Estado, que, si bien en los últimos 17 años ha generado ciertos cambios en esta materia, aún falta mucho por resolver.

En el año 2011, la psicóloga Ana Soler, quien entonces hacía más de 20 años que atendía a ex combatientes, brindó una entrevista a Radio de la Plaza que da cuenta del atolladero en el que se encuentran los protagonistas de este artículo.

“Las Fuerzas Armadas, como institución, se comportaron de manera macabra con los ex combatientes y los dejaron absolutamente desamparados”, evocó la desilusionada licenciada, agregando que “hay una población de veteranos de guerra, que son en su mayoría de los cuadros inferiores, o algunos que fueron suboficiales y que luego pidieron la baja, que fueron totalmente desamparados por la institución militar”.

Explicitó también que muchos de los que atendía hasta ese momento, se encontraban “en situaciones sumamente vulnerables”. De hecho dio cuenta que a uno de los que atendía estaba “casi sordo, de un oído tiene perdido el 90 por ciento de la audición y del otro el 50 por ciento” y que aún no había “hecho los trámites para sacar la pensión que le corresponde. Esto habla claramente de lo afectados que están y en la situación que fueron abandonados”.

Entonces es dable ponerse en la piel del otro y pensar en estas personas que muy jóvenes fueron a luchar en las Islas Malvinas y que hoy, a raíz de ello, se encuentran abandonados, desamparados, y tratar de brindar algún tipo de ayuda.

No siempre se ayuda con plata, las acciones también son gratas y bien recibidas y más aún en épocas de redes sociales, entonces, démonos las manos y no dejemos que esta catástrofe se convierta en un día para recordar, sino que quede plasmada en la cabeza de cada uno de los argentinos para lograr una mejora para aquellos que hoy, liberados al azar, se encuentran en situaciones sumamente vulnerables.

Sin más que acotar, respeto y solidaridad hacia los ex combatientes de la guerra de Malvinas.