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Vida química y “evaporación” del padre

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El vacío como fantasma
El vacío como fantasma

“¿Qué queda del hijo cuando el padre se ha escondido?”. Massimo Recalcati. ¿Qué queda del Padre? 2015.

 

Oscar consume desde los 11 años. Viví solo me dice sin poder mirarme; su madre trabajaba y el padre estaba embargado en sus empresas comerciales. La calle es su refugio y ahí aprende lo que es la marihuana, el alcohol, el paco, las diversas pastillas. Se va transformando en una boca y una nariz que consume. Obesidad y anorexia lo acompañan. Es la enfermedad del amor lo que padece .Están los padres, lo llenan de regalos pero parece ser que estamos enfermos de amor hoy: la agonía del Eros es clave en este malestar y vacío de miles de jóvenes y así van surgiendo las generaciones químicas. Un regalo sobre el fondo del des-amor pierde todo valor .No es un don sino un compromiso frio. Oscar recurre a nosotros como un “viejo joven” de 18 años ya golpeado por distintas enfermedades y casi como un condenado a muerte. Me llama la atención su EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) a tan corta edad con la sumatoria de los tóxicos del tabaco y la marihuana.

Son tiempos de des-vinculación afectiva éstos, pero todo con Internet, Whtsapp, mensajes, imágenes en tiempo real pero falto de vivencias, contactos y piel. Internet que sirve incluso para comprar drogas. Las estadísticas frías son solo una anécdota en este malestar existencial masivo pero que sirven para graficar lo que vivimos. Casi el 20 % de los jóvenes tiene evidentes signos de adicción a la marihuana con edad promedio de inicio a los 15 años. Casi el 30 % de los que comenzaron en la adolescencia presentan en la juventud un consumo abusivo y más del 46% consumen estupefacientes. Las personas de menores recursos consumen cocaína fumable y los otros por aspiración y de lo contrario la inyectable con efecto rápido en cinco minutos, frente a los diez de lo que se fuma y los quince de lo que se aspira (Sedronar-2017).

En realidad, tratamos seres agonizantes en Gradiva porque ya han perdido toda voluntad o sea cuando el deseo se transforma en una mera repetición de conductas auto-destructivas (la agonía del amor es también la “agonía del lóbulo frontal” que es eje del sistema nervioso para la preservación de la vida).

El auge de la vida química en nuestra sociedad va surgiendo en forma paralela a la caída de los vínculos de sostén humano y autores de hoy llaman la “sociedad liquida” con el vacío como fantasma que preside su evolución humana con la caída de la palabra, las transmisiones generacionales y de todo aquello que conlleva una trama vincular de sostén(entrecruzamiento de la Sociedad Industrial con la sociedad tecnológica y la era post-moderna y de licuación de vínculos o sociedad de la des-vinculación).

 

La huida química

Parece vital para muchos la vía química para la solución de sus problemas. Solución que es huida pero salida al fin para entrar, al mismo tiempo, en una “encerrona”. Es masivo el fenómeno. El alcohol, la marihuana y la cocaína se imponen como solución desesperada para muchos. Ya fue aceptada socialmente luego de un gran trabajo de marketing que “prende” en un suelo fértil y que muestra paradójicamente la intemperie de muchos. El vacío de ser y de sentido empieza a cotizarse en Bolsa. El paciente forma parte de la plusvalía. Es un objeto mercancía.

Relatábamos en anteriores notas la eclosión del clorhidrato de cocaína en la sociedad europea y las discusiones entre Sigmund Freud, Albrecht Erlenmeyer (1849 -1926 Viena, uno de los más grandes psiquiatras europeos de la época) y Ludwig Lewin de la Universidad de Berlín. Estos dos últimos fueron mostrando que al lado de la morfina (opio) y el alcohol también la cocaína se iba convirtiendo en un azote para la humanidad mostrando las consecuencias del consumo en el campo social, psiquiátrico y de envejecimiento neurológico. Pero mientras tanto se vendía libremente.

El mismo Laboratorio Merk producía el polvo de cocaína que se distribuía en todos los anaqueles. Ungüentos, cremas, supositorios, elixires; todo sin receta médica e incluso por correo. Coca-Cola a través de un químico agrega en su fórmula, luego abandonada, productos derivados de la hoja de coca mientras, al mismo tiempo, el vino “Mariani” hecho por el enólogo corso Ángelo Mariani era explosivamente consumido y éste recibió de parte de dos Papas (Pio X y León XIII) el premio como Benefactor de la Humanidad. Era una química que euforizaba. Los avisos de esa época para los jarabes eran “dolores, histeria, melancolía”.

La humanidad al mismo tiempo crujía de dolores ya que se anuncia en el horizonte de los tiempos la caída de una sociedad pre-industrial y Victoriana y nacía una sociedad centrada en la producción, la máquina, el consumo. Cambia la vida familiar y también los ideales que la sustentan. En 1938 un psicoanalista francés joven J.Lacan escribirá observando este fenómeno de la eclosión de la máquina y de la producción capitalista en su libro “La familia”: “la “caída” del Padre hará que oscuras “madrinas” siniestras se instalaran en cuna del futuro neurótico”. No será sin consecuencias este cambio.

La Sociedad Victoriana se basaba en el Deber, la postergación de los deseos y con todo un horizonte normativo centrado en la transmisión generacional y las normas sociales basadas en la Tradición. El sistema social en la época Victoriana estaba basado en el deber y ese era el imperativo social.

Hoy, mientras tanto, la civilización no exige la renuncia a la satisfacción inmediata, sino que la incentiva, la manda, la pide. El Deber ahora es gozar. La droga permite esto ignorando las consecuencias. Todo esto se complica más por la caída de los ideales sociales, la agonía del amor en la tutela de los niños con el desamparo consiguiente y con una tecnología a partir de la década del 80 del siglo xx que irrumpe con fuerza arrasando aún más los vínculos de contacto humano.

Van surgiendo generaciones químicas. Aquello que en los finales del siglo XIX fanatizaba con la cocaína hoy convierte en un “Imperativo Categórico” el uso de drogas para muchos ante la caída de las tutelas y de los vínculos familiares de sostén. Massimo Recalcati, uno de los más lúcidos analistas de este momento cultural, habla refiriéndose a este fenómeno de la “evaporación” del padre.

El maestro italiano llega a decir que en la vida somos herederos pero si no hay transmisión de las generaciones precedentes y del entorno social (escuela, cultura, etc.) surge el vacío y un hombre lleno de agujeros. El desempleo juvenil alto agrega más incertidumbre al panorama.

Ni hablar del nuevo fenómeno de grupos familiares en carrera de consumo. Un porcentaje significativo que consulta tienen familiares con consumos problemáticos haciendo entonces muy difícil el pronóstico. Lo que se transmitió no fueron palabras, valores, sentidos y orientaciones sino la solución química que resulta ser como la “solución final “de los regímenes totalitarios.

Así todo culmina en el triple malestar en la búsqueda de un supuesto bienestar a través del uso de estupefacientes: el intento de encontrarse con la ataraxia de los griegos pero de una manera errada (ausencia de turbación en la vida), anestesia (tratar de bloquear todo dolor humano) y por fin la tan ansiada eutanasia (terminación intencional de la vida).

 

¿Padre por qué me has abandonado?

La evaporación del Padre que es la de los vínculos de donación de sentidos, amor estructurante y valores que orienten delimitan una gran dificultad de hoy: ¿quién educa? Los seres humanos necesitan ser educados, solo los animales son adiestrados. A.Arendt retoma un texto de San Agustín de la “La ciudad de Dios”: “Un recién nacido nos hace regresar al alba de la humanidad”.

¿Qué significa el apellido hoy? Se pregunta Charles Péguy (1873-1914-escritor católico francés) en el “Hombre de la Esperanza” y nos dice “piensa con ternura en ese tiempo que no será tu tiempo sino el tiempo de tus hijos”. Hoy el apellido parece significar poco. Incluso los descensos de la natalidad en Europa hacen pensar a algunos en una orfandad melancólica de perdida de sentido ¿para qué traer hijos al mundo si el mundo parece prometer poco, abrir un porvenir donde ya no parece haber porvenir? Al fin de cuentas como dice Péguy “el único aventurero del mundo de hoy es el padre: alimentar educar, es un pobre ser responsable, sufre por otros”.

Recalcati recuerda al Cristo crucificado en el Gólgota cuando dice “Padre porque me has abandonado”. También la película de Nanni Moretti (2011) “Habemus Papa” cuando es designado un Papa que se queda sin voz porque no puede soportar el peso simbólico de su designación. El balcón de San Pedro aparece vacío .Cuesta ser Papa dice Recalcati y también cuesta ser Padre hoy.

 

4 comentarios Dejá tu comentario

  1. Sus escritos son siempre bien realistas, pero son solo una queja sin dejar ninguna solucion o apertura a un cambio de vida. Deberia Ud. hablar mas sobre la necesidad de crearse centros de desintoxicacion masivos, cosa de mantener un tunel de esperanzas al final del camino. Solo la desintoxicacion de las drogas bajo tratamiento intensivo, con especialistas en el tema mas un team eficaz de psicoanalistas , psicologos y terapeutas podran sacar a flote a toda una humanidad doliente llena de traumas y sintomas. Es tambien esta una forma de llegar a ser padre. el padre de tantos jovenes que hoy los tienen ausentes.

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