La grieta se profundiza cada vez más y se va transformando en trinchera a medida que se acercan las elecciones y su incierto resultado. Se potencian las actitudes patoteras y se cargan de pólvora las palabras.
En la vida virtual de las redes y en la vida real de las calles recrudecen los insultos mientras Cristina se disfraza de corderito patagónico para tratar de ocultar la ferocidad del autoritarismo chavista que piensan instalar si llegan al poder.
Es que simultáneamente suben en las encuestas la intención de voto de Cristina y suben en los tribunales las pruebas y los testimonios irrefutables del robo del siglo de una asociación ilícita que lideraron primero Néstor y luego Cristina.
El contador histórico de la familia fue demoledor bajo juramento y ante la justicia y en la televisión ante Luis Majul. Puso contra la pared a Máximo, el príncipe heredero a quien le atribuye haber firmado todos los cheques, los plazos fijos y los balances truchos después de la muerte de Néstor. Máximo está hasta las manos.
Solo se salva de ir preso por sus fueros parlamentarios. Víctor Manzanares también denunció que Daniel Muñoz, el testaferro y secretario de más confianza de los Kirchner no tenía problemas en confesar la voracidad que tenían por el oro a pesar de haber conseguido el bronce al ganar tres elecciones presidenciales consecutivas, algo que no consiguieron ni Perón ni Menem.
“Nadie está robando, son comisiones que le cobramos a la patria por hacer las cosas bien”, decía Muñoz con la misma cara de acero que puso cuando le contó que tenían una pileta de natación repleta de dólares y euros.
Manzanares también confirmó lo que todo el mundo sabía: el maltrato y lo desagradecidos que han sido los Kirchner con sus cómplices. Por algo no se le conocen amigos: solo esclavos de sus caprichos.
La bulimia por el poder y el dinero del matrimonio presidencial, su mezquindad y codicia sin límites, llevó a la exitosa abogada que nunca ganó un juicio pero que lo perdió varias veces, a no querer pagarle ni los gastos al contador Manzanares. “Que te banque tu suegro”, le contestó altanera.
La causa de los arrepentidos y los cuadernos, es la más contundente. Manzanares aseguró que solo Muñoz robaba 96 millones de dólares por año y en todo el período han superado los mil millones de dólares. ¿Escuchó bien? Mil palos verdes se robó solamente Muñoz. Tal vez soñaba con cien años de perdón por robarle a un ladrón.
Pero no es solo por eso, ni por los documentos y precisiones que aporta Manzanares. También porque hay más de 30 corruptos que confesaron (también bajo juramento y en tribunales) haber pagado y cobrado coimas monumentales.
En el mismo sentido va el nuevo texto de puño y letra del chofer Oscar Centeno. También reafirma lo que escribió en los cuadernos y revela cierto infantilismo eficiente para hablar con un código tonto para calmar la ansiedad usurera de Néstor Kirchner y su éxtasis con las cajas fuertes. En lugar de dólares decían Estados Unidos, en lugar de Euros decían Europa y en lugar de miles decían litros.
No eran precisamente especialistas en encriptar información. La excitación casi erótica por los billetes de todos los colores llevaba a Néstor a mantener relaciones casi carnales con los millones de dinero robado al pueblo de la patria.
Simultáneamente, es cierto que una parte de la justicia empezó a poner marcha atrás o punto muerto en la ruta de los juicios orales. Algunos por tener la camiseta de Cristina puesta, otros por coimeros y otros por temor al regreso de ella al poder y su capacidad para la venganza. Pero, para suerte de la República, ese no es el comportamiento vergonzoso de toda la justicia.
Dentro de exactamente un mes, un martes como hoy, el 21 de mayo comienza el primer juicio oral por mega corrupción que va a tener a Cristina más sentada en el banquillo de los acusados que en su banca de senadora por la minoría. Es por la causa del direccionamiento de la obra pública a favor de Lázaro Báez.
La arquitecta egipcia estará en Argentina ya que solo tiene permiso para permanecer en Cuba hasta el martes que viene.
Juan Grabois, uno de los hombres más cercanos a Cristina y al Papa dijo que “Yo sé que Florencia Kirchner está gravemente enferma”. ¿Venta de humo o exageración? Veremos que dice Cristina cuando vuelva.
Además el 9 de mayo tiene que presentar su libro en la Feria. Allí, en línea con el lenguaje agresivo del que estamos hablando dice que Macri es el caos y un carancho del sistema financiero”. Este es el lanzamiento de su campaña y el fin de su silencio.
De todos modos, Cristina, no la tiene fácil en su futuro. Le recuerdo el récord de la ex presidenta: tiene 11 procesamientos y 5 pedidos de prisión preventiva, uno de ellos ratificado por la Corte Suprema de Justicia. Muchos se preguntan si Cristina vuelve o devuelve.
Si vuelve de Cuba o devuelve algo de lo que robaron. Volverá y será millones en las urnas y en las cuentas bancarias. Y no creo que devuelva un centavo. Sienten una adoración enfermiza por el dinero mal habido.
Todo esto va potenciando el odio que inocularon los Kirchner apenas llegaron al poder. Una muestra de lo que puede ocurrir con el ojo por ojo es que la sociedad se quede ciega. Primero fue una provocación despreciable de un pasajero llamado David Lacroze que increpó a la ex presidenta en el avión y que hasta le sacó una foto intimidatoria.
Y luego el contragolpe fue de Aníbal Fernández que dijo que tenía ganas de darle un correctivo, casi un llamado a que le den una paliza o algo mucho peor.
Soy muy crítico de Cristina y creo que su vuelta a la presidencia sería una tragedia. Pero jamás voy a estar de acuerdo con ninguna acción directa sobre una persona. Lacroze dijo que ni siquiera le habló a Cristina pero fuentes independientes de la tripulación, dicen lo contrario.
No importa quién sea el escrachado ni el escrachador. Es cobarde enfrentar a una persona y recriminarle algo en la cara. Si no le gusta Cristina que milite para que no gane las elecciones. Pero que no provoque porque después viene la réplica como ocurrió con Aníbal y si el espiral continúa, todos saben cómo comienzan estas batallas, pero nadie sabe cómo terminan.
Repudio a ambos: a David Lacroze y a Aníbal Fernández. El país democrático y pacífico que ansiamos no necesita ninguna de las dos actitudes.
En las calles, en los bares y en las redes sociales se han multiplicado gestos revanchistas y agresivos como estos. Amenazas a familiares. Deseos de muerte. El mensaje de un cobarde con seudónimo que ayudó a distribuir Sergio Burstein es un botón de muestra y un botón en todo el sentido de la palabra.
Según el periodista Ignacio Montes de Oca, este nefasto personaje cobró sueldos de Cristina durante 5 años y lucraba con el negocio de las víctimas de la AMIA.
El veneno lo derramó en las redes sociales y luego lo recortó en sus contenidos más violentos y finalmente, ante el repudio generalizado, borró del todo y después dijo con ironía: “Que lo parió, otra vez se metieron las ratas en mi Twitter”, sin desmentir terminantemente las repugnantes frases que publicó. Solo le digo algunas porque son vomitivas:
“Quiero revanchismo, quiero venganza, quiero persecución. Quiero que el trono de Cristina esté hecho con los huesos de todos los periodistas de Clarín…. Quiero el empobrezcamos a todos los chetitos cheroncas que se nos rieron en la cara durante 4 años. Quiero que los aviones hidrantes se carguen con nafta y rociemos Comodoro Py y De Vido los encienda, quiero que Milagro Sala se meta en la casa de Mirtha Legrand, que Boudou imprima billetes de platino con su poronga impresa, quiero 678 todos los días de 17 a 23 y cadenas nacionales y a Barañao bailando en tutu por los pabellones de Ezeiza. Quiero que el primer grito sea:
“Tienen diez minutos para abandonar el país y la horda de gente le cierre el camino de al escape y quiero que todos los presos políticos sean liberados y los periodistas cómplices le hagan pasillo aplaudiendo y finalmente, quiero que nos los entreguen a todos nosotros, los vamos a estar esperando”.
Este compendio de incitación a la guerra civil y a la violencia y el odio masivo fue escrito por un energúmeno que firma “Del Wasat” y que viralizó Sergio Burstein, el mismo que un día le regaló a Cristina una camisetita de Racing que decía Néstor Iván con el número 10 en la espalda. Ni Parrilli se atrevió a tanto. Ni Aníbal.
Frente a tanto rencor vengativo diseminado, lo único que hay que oponerle son las ideas republicanas, democráticas de honradez e igualdad. Y de paso hacer memoria para que nadie olvide que fueron más de 12 años del gobierno más corrupto y autoritario de la historia democrática. Quien quiera oír que oiga.