El doctor Daniel Sabsay, el gran constitucionalista, nos recuerda con un tuit que “hoy (por el miércoles) se celebra el día de la Constitución, aprobada por una Asamblea Constituyente el primero de mayo de 1853.
Su principal objetivo fue poner fin a la sangrienta anarquía y sentar las bases de la Organización Nacional. Pese a su escaso cumplimiento, pronto celebraremos 36 años de democracia”.
Por eso, aunque ya se lo dije, no me canso de repetirlo. Hoy está más claro que nunca: Cristina es Maduro. O Maduro es Cristina, como usted prefiera. Después de las elecciones, nadie podrá alegar que fue engañado por los chupamedias de Cristina que dicen que ella cambió, que ahora es dialoguista y republicana.
Juan Grabois llegó a decir que Cristina maduró. Le pifió por un acento. Cristina no maduró, Cristina es Maduro. Por más que se disfrace de cordero patagónico, sigue siendo un lobo feroz.
O mejor dicho, una loba feroz. Quiso instalar el chavismo en Argentina y la mayoría de los ciudadanos se lo impidió con sus votos. Pero Cristina no se rinde. Quiere volver por todo. Para reformar la Constitución y colonizar definitivamente a la justicia, para expropiar los medios de comunicación y para gobernar con mano dura y autoritarismo. Eso es chavismo kirchnerista.
Por eso le digo que Cristina es Maduro. Y a las pruebas me remito. Agustín Rossi, jefe del bloque K y cristinista de paladar negro salió a cruzar a Miguel Ángel Pichetto, presidente del bloque de senadores peronistas que llamó a poner fin a la dictadura de Maduro.
Rossi le recordó la emoción de Pichetto frente al féretro de Hugo Chávez y le preguntó si le piden tanto. Juan Grabois, directamente por Twitter repitió la teoría de Maduro y los cristinistas: esto es un golpe de estado impulsado por el imperialismo norteamericano.
Andrés Larroque (a) “El Cuervo” el comandante de La Cámpora hace poco tiempo, dijo lo mismo con todas las letras. Camilo Vaca Narvaja, padre de la nieta de Cristina Fernández de Kirchner dijo que “en Venezuela se vive una democracia plena”. Es lo que opina tanto su ex suegra como La Cámpora y el kirchnerismo más extremo y fanático.
Cristina se mantiene en silencio porque sabe, porque no come vidrio, que ese presunto socialismo ladri progresista tiene un rechazo muy fuerte en la inmensa mayoría de los argentinos. Esa postura dejó absolutamente aislado al cristinismo.
Solamente fue compartida por la izquierda radicalizada que, con viento a favor, suele sacar alrededor del 4 % de los votos en las elecciones nacionales. Cristina es Maduro porque solo Cristina y su tropa, apoyó a Maduro.
Los K quedaron del lado de los países más jurásicos y autoritarios de la región como la Nicaragua de Daniel Ortega y la Cuba de los Castro, más allá de la muerte de Fidel y por gobiernos muy cuestionados por la mano dura contra la disidencia y la falta de libertades individuales como Rusia y China.
Hasta los grupos terroristas de Hezbollah y Hamas apoyaron a Maduro. Y también la feroz guerrilla colombiana del ELN.
A la hora de la verdad, cuando hay que elegir, Cristina mostró su verdadero pensamiento: quedó del lado de la violación a los derechos humanos con presos políticos, de la censura feroz a los medios de comunicación, de la miseria con falta de comida y medicamentos, inflación estratosférica, corrupción descontrolada y del lado de una dictadura militar y narco que sostiene a un títere que está tan podrido que se cae de Maduro.
Cristina es Maduro porque Luis D’Elía salió (en su momento) con los tapones de punta a aplaudir a Maduro. Le recuerdo que incluso le recomendó que fusilara a los opositores. Que no cometiera el mismo error que cometió Perón cuando fue derrocado por la Revolución Libertadora.
Hay que tener odio en las venas para pedir fusilamientos de los que piensan distinto. De todos modos, Maduro le está haciendo caso porque con su represión está sembrando de asesinatos y sangre las calles de Venezuela. Y porque la suma de muertos por la represión y los grupos de choque para policiales que reportan al régimen es estremecedora.
La Conferencia Episcopal de Venezuela, a contramano del silencio y la ambigüedad del Papa Francisco, denunció que Maduro “busca perpetuarse en su mandato en forma ilegítima, ilegal e inmoral”.
Las parroquias registran la pobreza extrema que se transformó en hambruna y tragedia humanitaria y de una fachada de economía que terminó el año pasado con una inflación del 1.700.000 % y que según el FMI va a trepar a 10.000.000 % en este año. Si escuchó bien.
El chavismo dejó al país sin moneda y un sueldo alcanza para comprar apenas una gaseosa y un pedazo de pan. Una tiranía feroz en nombre de los pobres y de la revolución bolivariana. En lugar de combatirla pobreza, combatieron a los pobres que escapan como pueden de Venezuela.
Ya hay 3 millones de venezolanos que huyeron y las Naciones Unidas estiman que durante este año esa cifra escalofriante va a escalar a 5 millones 400 mil personas que se van a exiliar y refugiar en otros países.
Y los Kirchner y los representantes de la degradación del marxismo que gobierna Nicaragua y Cuba insisten con que es Donald Trump y el imperio el que impulsa a Juan Guaidó como presidente.
Pregunto: ¿Y a las millones de personas en las calles, y a las millones de personas que se van de su tierra, ¿quién los manipula? ¿Pelean en las calles o se van del país por orden de Trump o porque ya no aguantan más al peor gobierno de la historia venezolana?
Hay que ver las calles de Caracas patrulladas por tanques y camiones que atropellan manifestantes. Igual que el modelo cubano que lo inspira. De hecho, hay muchísimos militares presos y torturados por oponerse a Maduro y las Fuerzas Armadas están sembradas de oficiales de inteligencia cubanos.
Hoy ya fallecieron pero está claro, Históricamente, que Hugo Chávez fue el heredero de Fidel Castro. Y Cristina apoya eso. Y quiere volver a ser presidenta para reflejarse en esos espejos.
Por eso le digo que Cristina es Maduro.
Maduro tiene el apoyo de Irán y también de Diego Maradona que en su momento le regaló un reloj valuado en 60 mil dólares. De hecho cuando los K estuvieron en el poder, las relaciones carnales que establecieron con Venezuela fueron muy intensas y por supuesto, sazonadas con negociados sucios y delictivos de todo tipo. Es un régimen típico del pasado estalinista, donde está prohibido pensar distinto. O mejor dicho, está prohibido pensar.
Es bueno que los argentinos nos miremos en el resultado de Venezuela porque hacia allí nos quisieron llevar e insisto, aún nos quiere llevar Cristina y su banda de ladrones. Nunca vamos a olvidar lo que el chavismo y el kirchnerismo hicieron para estafar a ambos pueblos: Prestamos de dinero a tasas del 15 % que nos perjudicaron muchísimo.
Bicicletas con el dólar en el mercado negro. La valija de dólares sucios de Antonini Wilson que llegó para la campaña de Cristina. Los negociados de Julio de Vido con el tema petrolero y los barcos que nadie sabe cuántos fueron ni cuanto nos costaron. Y las coimas que hubo que pagar con la maquinaria agrícola.
¿Se acuerda de la embajada paralela de los negocios y negociados? La encabezó Claudio Uberti, hoy arrepentido. Néstor Kirchner y Hugo Chávez quisieron quedar en la historia como San Martín y Bolívar, los próceres de la Patria Grande.
Pero a medida que se conoce información más detallada de las corrupciones colosales que Néstor y Chávez cometieron, van rumbo a convertirse en el Gordo Valor y La Garza Sosa, los ladrones de la Plata Grande. Los presuntos libertadores de América en realidad se hicieron millonarios, como los estafadores de América, porque se quedaron con mucho dinero de los argentinos y venezolanos más pobres.
Uberti confesó ante la justicia que en una sola operación trucha realizada con bonos de la deuda argentina en 2007, Néstor y Chávez se quedaron con 25 millones de dólares cada uno. Y que la parte del presidente argentino llegó al país en billetes verdes en aviones especialmente fletados.
Y como si esto fuera poco, entre el chavismo y el kirchnerismo construyeron un puente de plata (en el más amplio sentido de la palabra plata) con Irán. La rebeldía pacífica siempre es sana. Nadie debería rendirse frente a un ejército opresor interno. Hay que ponerse de pie y no dejarse arrodillar por los autoritarios.
Para construir un país para todos. Para repudiar a los salvajes antidemocráticos y los ladrones. Tanto en Venezuela como en Argentina. Para vivir en paz. Para que no haya más ningún Maduro. Para que Cristina lo sepa. Jean Paul Sartre dijo que “a todo puede renunciar el hombre, sin dejar de ser hombre. A todo, menos a la libertad”. Y está todo dicho.