Los dos curas y el jardinero acusados por abusos sexuales cometidos en el instituto para niños hipoacúsicos Antonio Próvolo de Mendoza se negaron a declarar al iniciarse este lunes el juicio en su contra.
En la primera jornada, la defensa de los acusados solicitó que las víctimas testifiquen directamente ante el tribunal, lo que fue rechazado por la querella, en un planteo que se resolverá mañana.
"Nos opusimos porque durante la instrucción ya declararon en Cámara Gesell", explicó Oscar Barrera, uno de los abogados de la querella al terminar la audiencia.
Los dos religiosos acusados son Nicola Corradi, italiano de 83 años, y Horacio Corbacho, argentino, de 59, y el restante imputado es Armando Gómez, de 49, mientras que hubo un cuarto que ya fue condenado y un quinto declarado inimputable.
A Corbacho se lo imputa por 16 hechos, a Corradi por seis y a Gómez por otros seis, en una causa que tiene una decena de víctimas, y por los cargos que pesan sobre ellos podrían recibir condenas de hasta 50 años de prisión.
Los tres acusados se encuentran con detención preventiva: Corradi tiene prisión domiciliaria, mientras que los dos restantes están alojados en la cárcel de Boulogne Sur Mer.
Corbacho y Gómez fueron llevados este lunes esposados hasta la sala de audiencias, mientras que a Corradi se lo trasladó en silla de ruedas escoltado por agentes de la policía.
En la puerta del tribunal, un grupo de jóvenes del instituto expresó con pancartas su respaldo a las víctimas: "Apoyo a sobrevivientes del Próvolo" y "¡No olvidamos!".
En un comunicado, las víctimas consideraron "histórico" el proceso y confiaron en que habrá "una condena ejemplar".
El juicio se desarrolla a puertas cerradas y analizará 43 hechos con testimonios de 13 víctimas en un proceso que puede durar dos meses.
El fiscal Gustavo Stroppiana remarcó que "decir cuánto va a durar es difícil, porque depende de la decisión del juez y qué queda de todo ese marco preparatorio".
"Por eso no puedo aventurar cuánto va a durar el juicio, pero aparentemente van a ser seguidos los días, de lunes a viernes", agregó Stroppiana.
En septiembre del año pasado, Jorge Bordón, uno de los acusados en los casos de abusos se declaró culpable en un juicio abreviado y fue condenado a diez años de cárcel.
A la condena se llegó mediante un acuerdo entre las partes defensoras y acusadoras del ex monaguillo de 55 años.
En tanto, hay otras dos causas: una en la que está imputada la monja japonesa Kumiko Kosaka, a la espera del juicio con prisión domiciliaria por abusos y corrupción de menores por hechos propios y de terceros, y la restante en la que hay ocho personas imputadas, entre la que se encuentran la ex directora Graciela Pascual -también con prisión domiciliaria-, la monja Asunción Martínez, otros ex directivos y una psicóloga.
"Con respecto a las otras causas, hubo una oposición en la de la monja Kumiko, y en la tercera causa en el resto de los imputados también hubo oposiciones parciales así que se está esperando que se definan esas audiencias para poder discutir", dijo hoy el fiscal.
En abril último, la justicia dictaminó que la monja japonesa Kosaka Kumiko, de 43 años, continuara bajo prisión domiciliaria, ya que no le aceptaron el pago de una fianza por 2 millones de pesos que presentó para quedar en libertad.
El Instituto Próvolo fue cerrado en noviembre de 2016 tras las denuncias de los abusos cometidos contra unos 230 niños y niñas, de las cuales sólo 20 declararon en la causa.
Por esta escuela gratuita para niños sordos e hipoacúsicos pasaron cientos de alumnos, muchos de ellos provenientes de familias humildes y que regresaban a sus casas solo durante los fines de semana.
Es muy dificil comentar sobre esta barbaridad. Lo unico que se puede decir es que ninguno de todos estos niños es culpable de nada, no fueron protegidos, y a los abusadores que les caiga el fuego del mismo infierno. Si se hace justicia que sea de la buena, no que se diga que le den 50 años de carcel, y a los tres años salgan en libertad por buena conducta. Cada abogado , juez que tome decisiones livianas, que le caiga la misma condena, por encubrimiento y apestosidad del alma. El trauma que les quedara a todosd estos inocentes , cuando fueron niños, sera de por vida. Necesitaran tonelads de contencion, comprension, terapia y tratamiento psicologico, mas el especial por sus condiciones de personas acusticas. No sera tarea facil. Y la misma iglesia deberia hacerse cargo de todos y cada uno de los gastos.