Luego de la publicación de una verificación sobre el "costo" de los diputados y senadores argentinos, el economista Roberto Cachanosky criticó en Twitter la nota de Reverso: aclaró que en su participación en el canal TN había comparado los "costos directos e indirectos" de los legisladores argentinos con los de sus pares españoles y, además, agregó: "¿Alguien me escuchó decir en ‘A Dos Voces' que el sueldo de un diputado o senador es de tanto, o dije el costo por diputado y senador? Los de @ReversoAr dicen que dije los sueldos".
Acá presentamos más datos para ratificar por qué el contenido de la afirmación del economista (cada diputado y senador argentino "cuesta" 2 y 10 veces más que uno español) fue calificado como "ENGAÑOSO", calificación utilizada por otros medios de fact-checking del mundo.
Cachanosky se refirió a la nota publicada que se titula "Es engañoso afirmar que un diputado y un senador argentino ‘cuestan' 2 y 10 veces más que uno español". En ella, este medio señala que el economista tomó los presupuestos totales de las dos Cámaras de ambos países y los dividió por la cantidad de legisladores que tiene cada una y por los meses del año. Así, llegó a la conclusión de que "acá cuesta cada diputado dos veces más en euros de lo que cuesta un diputado en España", y que un senador es "diez veces más caro" en la Argentina que en dicho país. Este cálculo se hace con base en los datos presupuestarios de cada país.
Sin embargo, a pesar de lo señalado por el economista, Reverso no calificó su frase como engañosa por la comparación de lo que cobran los diputados y senadores argentinos versus los españoles. La calificación de ENGAÑOSO (cuyo significado -según la metodología de este medio- remite a que parte del contenido o afirmación que se chequea puede coincidir con datos verdaderos, pero -intencionalmente o no- fue utilizada para generar un mensaje en particular) responde a tres motivos:
-Los números citados por Cachanosky coinciden con los datos oficiales, como se dijo en la verificación publicada.
-El cálculo realizado, como también se explicó en la nota publicada, no representa "lo que cuesta un diputado o un senador" en cada país, dado que dentro del presupuesto de los programas de formación y sanción de leyes -el que tomó el economista para hacer su comparación-, hay gastos que no son atribuibles a los diputados, los senadores o sus colaboradores (luego de la publicación de la nota, Cachanosky aclaró en Twitter que se refería a los costos "directos e indirectos").
-El Congreso de la Argentina y el Parlamento de España no son comparables, según los especialistas consultados por Reverso.
"Comparar el Congreso argentino con el de otros países es comparar peras con naranjas, porque cada Congreso tiene distintas economías de escala, distintas atribuciones políticas, distintos niveles de especialización y contratan personal con muy distinto nivel técnico", explicó a este medio Ernesto Calvo, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Maryland de los Estados Unidos.
En la misma línea, Diego Reynoso, politólogo de la Universidad de San Andrés y especialista en temas parlamentarios, dijo a este medio que el Congreso de la Argentina y el Parlamento de España no son equivalentes. "Si bien los dos son bicamerales, el español es un Parlamento asimétrico, porque el Senado tiene menos peso que la Cámara de Diputados", explicó. Esto quiere decir que, en España, el Senado puede introducir cambios o vetar un proyecto pero finalmente la Cámara de Diputados es la que decide la aprobación, según explica el sitio oficial. En la Argentina, en cambio, el Senado tiene el mismo rol en el proceso de sanción de leyes que la Cámara de Diputados y esto, según los expertos, determina el peso de su estructura.
Calvo agregó: "Es como comparar el Senado de los Estados Unidos con el de la Argentina, cuando el primero tiene niveles de estructura y asistencias mucho más altas que el argentino. El Senado de los Estados Unidos costaría por senador cientos de miles de dólares por mes, aun cuando el sueldo del senador representa 1/20 de ese gasto y el resto son costos operativos de otro orden".
Desde la Fundación Directorio Legislativo, una organización especializada en temas legislativos, su directora ejecutiva, Noel Alonso Murray, señaló a Reverso: "El gasto del Congreso es menor al de otros poderes del Estado argentino. Por eso, lo que se debe discutir es cómo tener un mejor Congreso y no el cálculo por diputado o senador. Además, el Congreso argentino no es sólo para ‘sancionar leyes'. Funciona como control de otros poderes. En el caso del Poder Ejecutivo, pidiendo informes, interpelando a ministros e interviniendo en la sanción de la Ley de Presupuesto, además de nombrando a embajadores y miembros de las fuerzas armadas, entre otros puntos. En el caso del Poder Judicial, a través de la integración de diputados y senadores del Consejo de la Magistratura, los juicios políticos y la designación del Procurador o de los jueces".
"El engaño de Cachanosky es referirse a lo que nos ‘cuestan' los diputados y senadores y dividir el presupuesto total por el número de legisladores. Si hubiese dicho cuánto nos cuesta el Poder Legislativo tendrían que haberle puesto ‘verdadero'", dijo Gustavo Sibilla, director de Investigaciones de la Asociación Argentina de Presupuesto Público (ASAP).
En relación a la división del presupuesto total de cada Cámara por la cantidad de diputados y senadores, Calvo señaló a Reverso: "Siguiendo el razonamiento de Cachanosky, para disminuir el costo por diputado o senador habría que aumentar la cantidad de diputados y senadores. Por eso, este argumento de utilizar el presupuesto de las Cámaras y dividirlo por la cantidad de legisladores de cada una es una forma de manipulación política", concluyó.
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