cometió un grave error al llevar a los gobernadores peronistas (a casi todos, faltó Schiaretti, previsor) a participar en la campaña electoral de Mendoza. Fue un show de vuelos privados y malversación de recursos provinciales que Alfredo Cornejo ridiculizó durante los festejos de la amplia victoria lograda por el candidato radical a sucederlo. Y que puede quedar en la memoria como Alberto Fernández el primer trastazo del candidato de Cristina, en su pretensión de convertirse en nuevo líder del peronismo nacional. Más ahora que parece nadie más que los gobernadores de esa fuerza van a poder cursar los cielos de la patria en paz, por obra de sus amigos de APLA.
¿Por qué Alberto cometió semejante metida de pata? Puede imaginarse que se dejó tentar por la posibilidad de conquistar varios objetivos simultáneos: ofrecer una victoria “de su cosecha” a ese peronismo territorial que espera ungirlo como garante de una nueva pax peronista con CFK y sus seguidores en octubre próximo; mostrarle a La Cámpora, a la que pertenece quien se candidateaba por el FdeT a esa gobernación, que él es quien puede acercarle los votos de clase media necesarios para que ella vea satisfechas sus ambiciones de poder; y finalmente, last but not least, quebrar la voluntad de competir de Juntos para el Cambio y en particular quebrar al radicalismo, para empezar a moldear a su futura oposición, recreando la escena de competencia que él conoció y disfrutó junto a Néstor Kirchner a partir de 2003. Una en que el PJ estaba dividido pero lo estaban aún más el resto de las fuerzas políticas, por lo que al Ejecutivo nacional le era sencillo formar mayorías legislativas repartiendo recursos entre la multitud de bloques y legisladores sueltos que pululaban en el Congreso.
Esto último permite entender no sólo los gestos de Alberto, sino también la virulenta respuesta que ellos merecieron de parte de los radicales mendocinos, y de los del resto del país: hace tiempo que el proclamado discípulo de Néstor viene tratando de seducir a sectores radicales para que rompan con Macri y con la disciplina partidaria; apenas horas antes de la votación mendocina había declarado que él se sentía hijo putativo de Alfonsín, lo que no sirvió de mucho para ganarse la simpatía de quienes se consideran sus únicos herederos legítimos.
ESTRATEGICAMENTE, Alberto Fernández NO PERDIO, si lo hizo Cristina Fernández y el "regimen" como denomina el primero al gobierno de CFK. Para Alberto Fernández, le va a resultar mas cómodo negociar con un Radical que con una Cristinista que precisamente forma parte del "regimen" que el denostó y denosta. Alberto cuenta como punto de apoyo para hacer sustentable el poder a los GOBERNADORES, pues sabe que el ELECTORADO es de CFK. Lo que no prevee Alberto Fernàndez, que los gobernadores son como los mercenarios y sabiendo del poder de Cristina, dificilmente opten por el si son puestos a DECIDIR para quien jugaran. Excepto el Tucumano Manzur, es sabido que los otros Gobernadores, "peronistas" le pueden dar la espalda sin mayores explicaciones. ¡Ah, pero el 17 de Octubre, todos juntos, festejarán "EL DIA DE LA LEALTAD"! ¡Cuanta farsa y un pais sumergido en el mismo fracaso desde hace decadas!
Dicen cualquier cosa porque así es como piensan. No existe la figura de hijo putativo. Exiiste el padre putativo porque la decisión de ser padre sustituto es del adulto no del hijo. Además, la paternidad es una responsabilidad y es un rol, que se puede ejercer o no, mientras que ser hijo es una circunstancia biológica inevitable. De modo que pensando las cosas correctamente se llega a las conclusiones correctas desde el título. AF no es más que un colado en casa ajena.