Debemos de preguntarnos todos los días: ¿Qué hice hoy por estar mejor que ayer y seguro será la clave para el día de mañana? También será bueno preguntarnos: ¿Qué hice hoy de positivo, y a quien pude ayudar?
Créanme que no es solo un pensamiento lindo para leer, de hacerlo, estaremos ayudamos a nuestra salud mental, además del fin solidario.
Vivimos en tiempos de turbulencias permanentes, donde es más importante el cuanto, que el cómo, donde vale más la violencia, que la paz, donde no nos damos tiempo a hacerle lugar a lo positivo, porque todo pareciera que lleva a el derrotero de lo negativo, como sustantivo, no califica, la prudencia, la verdad, lo pro social, por el contrario, suma la pelea, la morbosidad, la traición.
Los discursos a diario, fomentan o mejor dicho nos formatean hacia la acción, más que a la palabra o a la escucha.
Quizás conviene retomar los pensamientos de Mahatma Gandhi, su planteo pacifista, llevo a interpelarnos y hasta hoy poder seguirlo, el pensador nos decía "la violencia es el miedo a los ideales del otro".
Nos da miedo creernos que corrernos de la pelea, no es de valientes, nos da miedo, bucear en nosotros hasta encontrar el sentido, de nuestra existencia.
La humanidad nace desde la vulnerabilidad, él bebe es indefenso y muere si se lo deja sin amor, pero nadie nació para hacer daño, para matar, para ser violento, ese ser se fue construyendo, con el devenir de los años, nosotros debemos saber que a la sociedad la construimos nosotros, sino hay males que se hacen crónicos.
Es violento ignorar la necesidad de mirada, de pertenencia, de dignidad, estos valores los necesitan todas las personas, la peor pobreza no es solo la de tener hambre, es la de no tener identidad, la mayor violencia es contar cuantos y no preguntarnos por el cómo paso.
La violencia surge por el vacío existencial, que tienen muchas personas y que corremos todos el riesgo de padecer o de portarla y trasmitirla
Es de sabios saber que a la violencia se la frena o se la cura, no debemos llevarla a que se transforme en la epidemia de este siglo, debemos de darnos cuenta, que somos puentes de paz o de odio, que puedo no difundir, no difamar o correrme de los lugares que me llevan a responder con violencia.
El sabio mayor es aquel que tiene un gran conocimiento sobre sí mismo, que no quiere dominar al otro, sino solo estar, acompañar o contemplar porque respeta al otro.
Esto no supone que no de batalla, pero la daré desde la palabra justa, desde el silencio oportuno, desde mis acciones que evidenciaran mis pensamientos, dando siempre la posibilidad, que si le sirve al otro lo tome o que sino al menos, no le haga daño.
Si fomentamos seres pro sociales, si no alentamos o favorecemos, acciones anti sociales, la humanidad, descenderá la escalada de violencia, en la que se encuentra, la seguridad, volverá a ser un valor, es una habilidad social no agredir, ser empático, las emociones se cultivan y las debemos diferenciar y diagnosticar, será bueno que no hagamos un auto test, cuanto estuve de furioso, de feliz, de enojado, de contento, de tranquilo, de agresivo en la semana, en base a esos resultados, será lo que deberé trabajar, en mi persona, podrá haber razones, para enfados o dolor o injusticia, pero nada se calma o se cambia, con la violencia, al contrario, solo se potencia.
Todos los días tenemos la posibilidad de ser mejores, uno elige aún en la desgracia, uno enseña, para el que no puede lograrlo.
Seguro es un ejercicio, seguro es leer y decir que difícil o que imposible, pero la propuesta individual aporta y suma, la salud lo agradecerá porque bajan los valores, de colesterol, de presión, de malestar, las arterias están mejor, aunque sea por lo saludable, intentarlo no cuesta nada y la suma de alegría, de paz, de tranquilidad, de no violencia, hará la diferencia.
por lo que lei este tipo no era tan bueno como dicen ni era un santo
Unas enseñanzas bárbaras dejó; sacó a los ingleses (que por otra parte no se iban a quedar) y sumió a la India en la más absoluta miseria hasta la fecha. Ma´que paz, viejo tilingo, condenó a toda la ciudadanía.