La dirigencia “parece no percibir que la situación fiscal refleja una crisis terminal y no una mera perturbación transitoria” que además podría desembocar en una hiperinflación en caso de que se monetizasen el stock de leliq y el déficit del sector público, con lo que se duplicaría el dinero en circulación.
La advertencia fue realizada por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), que criticó tanto a la dirigencia política como a la gremial y a la empresaria, así como al Poder Judicial, al considerar que no tienen conciencia de la verdadera dimensión de la crisis actual.
Al respecto, sostuvo que “abundan ideas y propuestas que asumen –explícita o implícitamente– que la situación económica actual es crítica pero que tenderá a normalizarse con una nueva administración”.
“Tanto las promesas de los candidatos, los últimos fallos de la Justicia e iniciativas de actores sociales importantes (por caso, los empresarios industriales con su Plan Productivo 20/23) parecen no percibir que la situación fiscal refleja una crisis terminal y no una mera perturbación transitoria”, alertó.
En ese sentido, señaló como “evidencia objetiva” de esa percepción generaliza la “extremadamente precaria situación fiscal” en la que “nadie está dispuesto a prestarle al sector público”, al punto que el Gobierno tuvo que imponer el “reperfilamiento” ya que en agosto “quiso renovar las Letras de Tesorería y la licitación se declaró desierta porque no hubo ofertas”.
“Sin acceso al crédito para financiar el déficit fiscal, no hay otra opción que emitir moneda”, indicó.
IDESA señaló que ese déficit se compone del desequilibrio del sector público, que ascenderá a fin de años a un billón de pesos, más el stock de las leliq (déficit cuasifiscal) de aproximadamente $ 1,2 billón.
Ese total de $ 2,2 billones son equivalentes a la cantidad de dinero en pesos en manos de la gente, compuesto por el efectivo, las cuentas corrientes y las cajas de ahorro), de lo que IDESA infiere que “si el déficit del Sector Público Nacional más el stock de Leliq en el Banco Central se monetizaran, la cantidad de pesos en manos de la gente se duplicaría”.
“Semejante presión monetaria en la actual situación –inflación del orden del 55% anual y en crecimiento, recesión y severa escasez de dólares– tiene altas probabilidades de llevar la crisis a un nivel superior de descomposición: la hiperinflación”, alertó.
Asimismo, remarcó que aun en caso de declararse un default “los riesgos hiperinflacionarios no se disipan si no se generan superávits primarios sostenidos”, algo que considera “muy difícil” en las actuales condiciones, si se tiene en cuenta que “las jubilaciones y otras prestaciones sociales, los salarios públicos y los subsidios económicos representan más del 75% del gasto y sobre ellos operan mecanismos indexatorios muy estrictos”.
“A esto se suma que las promesas electorales, la presión de los actores sociales y los criterios que aplica la Justicia en la mayoría de sus fallos implican reducir ingresos y aumentar gasto”, acotó.
Para IDESA, “la única forma de evitar la hiperinflación es consensuando un plan de ordenamiento del Estado”, básicamente en las esferas previsional, impositiva y funcional.
En ese sentido propuso aplicar “mecanismos automáticos de actualización de las reglas previsionales según la dinámica demográfica, restringiendo la doble cobertura y eliminando los regímenes especiales”, además de unificar “impuestos nacionales, provinciales y municipales” y por último eliminar “organismos y programas nacionales que se superponen con funciones provinciales y municipales”.
“Actuar como si la crisis fuera pasajera y que disipado el panorama político se tenderá a la normalidad, es un acto de irresponsabilidad”, advirtió IDESA, que finalizó señalando que si no se realiza ese ordenamiento estatal “será la hiperinflación la que se encargará de ajustar al sector público de manera traumática y socialmente muy costosa”.