Menos de un mes resta para que asuma el nuevo Gobierno y la “transición ordenada” que teóricamente se puso en marcha después del triunfo de Alberto Fernández en las elecciones del 27 de octubre pasado parece transcurrir en cámara lenta.
El anuncio de que el presidente saliente Mauricio Macri y el entrante Fernández iban a mantener una “línea directa” hasta el traspaso del mando, el próximo 10 de diciembre, sirvió en un principio para mitigar eventuales turbulencias políticas y/o económicas tras la victoria del peronismo.
A la esperada fotografía de Macri con el ex jefe de Gabinete kirchnerista en la Casa Rosada el lunes posterior a la votación le siguieron encuentros del gobernador bonaerense electo, Axel Kicillof, con María Eugenia Vidal en la Provincia y del propio ex ministro de Economía con el alcalde porteño, Horario Rodríguez Larreta, días atrás.
De todos modos, más allá de la predisposición del Gobierno para reunirse con equipos técnicos del Frente de Todos (FdT), esta etapa de transición que experimenta la Argentina parece avanzar con un freno de mano activado hacia la fecha clave -para la democracia doméstica- de diciembre próximo.
Según dijeron a la agencia Noticias Argentinas (NA) voceros del FdT, se ha registrado poco movimiento hasta el momento, en un operativo que de acuerdo con las primeras informaciones iba a ser comandado por Santiago Cafiero, del lado del Gobierno entrante, y eventualmente también por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
En este escenario, sí se produjeron en los últimos días nuevos cruces entre el macrismo y el peronismo, lo que generó que se reavivara la tensión entre ambos espacios, sobre todos después de que el oficialismo dijera que el final del congelamiento de los precios de los combustibles había sido acordado con Fernández.
El vencedor de las pasadas elecciones montó en cólera tras enterarse de esa declaración, en boca de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, al cabo de una reunión de Gabinete el jueves pasado, y arremetió contra el oficialismo, en un mensaje publicado en horas de la madrugada en una red social.
“Otra mentira más del Gobierno macrista. Nadie acordó semejante cosa conmigo. Como siempre, descargan en otros decisiones que toman desde su propia ineptitud”, subrayó Fernández, antes de encabezar una reunión multisectorial para comenzar a delinear el Plan Argentina contra el Hambre, con el animador televisivo Marcelo Tinelli y la cocinera Narda Lepes sentados en la mesa, entre tantos otros.
La crisis institucional en Bolivia también ocasionó diferencias entre el oficialismo y el principal partido de oposición, de igual modo que profundizó la “grieta” ideológica en la Argentina, con Fernández insistiendo en que se trató de un golpe de Estado lo que precipitó la salida de Evo Morales de la Presidencia del vecino país.
El Gobierno se abstiene de calificar lo sucedido en esos términos, aunque por ahora no reconoce a la senadora Jeanine Añez como presidenta interna de Bolivia, desmarcándose así de Estados Unidos y de Brasil.
Redrado, ¿en carpeta?
Sumamente activo en los últimos días, tras haber conservado el envión de la campaña electoral, Fernández ha mantenido reuniones con diversos sectores de las fuerzas vivas de la sociedad en las que, según trascendió, procuró dejar en claro que buscará liderar un Gobierno de inclusión, que reciba y escuche a todos los que pretendan colaborar para salir de la crisis.
“Respeto sí”, “intolerancia no” fueron los mensajes que quedaron repiqueteando después de su reciente encuentro con caudillos gremiales de la Confederación General del Trabajo (CGT) y este viernes remarcó: “Todos tienen lugar en esta mesa”, durante la nutrida cumbre del consejo argentino contra el hambre.
Tratando quizá de establecer distancias con el kirchernismo, Fernández insiste en que buscará cerrar la “grieta” durante su gestión, mientras se concentra por estos días en completar los casilleros de su futuro equipo de colaboradores, encabezado muy probablemente por uno de sus delfines, Cafiero, en el rol de jefe de Gabinete.
Se espera que Fernández se rodee de dirigentes de su confianza para ocupar puestos clave sabiendo que deberá lidiar con una agenda urgente no bien asuma, a causa de la crisis económica por la que transita el país después de que fracasaran las políticas que implementó el Gobierno de Macri.
Asimismo, trascendió en las últimas horas que el economista Martín Redrado mantuvo un diálogo con Sergio Massa acerca de la posibilidad de regresar a la función pública a partir del 10 de diciembre y que el líder del Frente Renovador le dijo que no estaba “vetado” por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner luego de su traumática salida del Banco Central en 2010.
Según pudo averiguar NA, a Redrado, en el caso de asumir un cargo, le interesaría llevar adelante un plan económico integral que prevea negociaciones con tenedores de bonos argentinos y con el Fondo Monetario Internacional (FMI): qué postura tomará el país frente a los vencimientos de deuda que se avecinan es otro de los asuntos prioritarios que Fernández deberá atender.
En esa nómina figuran también la necesidad de reactivar la matriz productiva nacional, de igual modo que el consumo, robustecer el poder adquisitivo de los trabajadores y fomentar la creación de empleo registrado, además de urgencias estructurales como reducir los niveles de indigencia y pobreza.
En este sentido, referentes de movimientos sociales expresaron su preocupación en los últimos días ante la posibilidad de que, en el marco de la transición, el Gobierno de Macri haya “acordado” con Fernández una serie de “ajustes” de último momento antes del traspaso de mando.
“Los precios siguen aumentando, están generando un colchón de precios antes de congelarlos”, dijeron, al tiempo que denunciaron que los beneficios de la prórroga de la Emergencia Alimentaria que aprobó el Congreso hasta 2020 no se están materializando a causa de una presunta “falta de stock”.
Así las cosas, se espera que los movimientos sociales no afines al FdT continúen en las calles en las próximas semanas, durante un diciembre que se presume movido y que incluiría, el sábado 7, una movilización a Plaza de Mayo de la militancia macrista para despedir al Presidente de la Nación.