Ya pasó casi un mes de la elección presidencial que culminó con la victoria del Frente de Todos con Alberto Fernández a la cabeza de la formula. Sin embargo, aún hay simpatizantes del macrismo echando culpas al periodismo por la derrota de Juntos por el Cambio.
“Por su culpa, Macri perdió las elecciones. Ahora a llorar al campito”. “Cundo los persigan no nos vamos a solidarizar con ustedes”. Estos son solo dos de los tantos mensajes que usuarios de redes sociales dejaron posteados dedicados al periodismo. La pregunta ineludible: ¿Es tan así?
Existe una idea generalizada respecto de que el periodismo debe acompañar el sendero de algún lado de la grieta, como si la simpatía debiera quitarnos a los hombres de prensa la pericia de ser imparciales y objetivos.
¿Los más perjudicados? Los independientes. Aquellos que cuestionamos acciones, no personas, sin brindarle importancia a la ideología o al partido político al que la persona en cuestión señalada se encuentre vinculada.
Ese es el trabajo de la prensa, sobre todo de aquellos que se dedican al periodismo político. Es necesario que se destaque cuando un funcionario empieza a transcurrir el camino equivocado y ciertamente ello es a lo que nos dedicamos. Lo propio haremos con el fernanidsmo.
Entonces, ¿La culpa es del periodismo? La respuesta es un no rotundo. Lo que hay que saber diferenciar son los operadores y/o militantes disfrazados de periodistas. Como se dice popularmente: “separar la paja del trigo”.
Macri, al comienzo de su mandato, allá a fines del 2015 y principios de 2016, ninguneó a un grupo de economistas que le brindaron herramientas para llevar a la economía a buen puerto, tal cual contó Tribuna de Periodistas.
Como si ello fuera poco, fue el propio tándem Mauricio Macri-Marcos Peña quienes le pidieron al ministro de Justicia Germán Garavano, operar en los Tribunales Federales de Comodoro Py para que la hoy electa vicepresidenta y la dueña de los votos (como lo manifestó Diosdado Cabello, segundo de Nicolas Maduro) Cristina Fernández no vaya presa con el propósito de polarizar como principal eje de la estrategia electoral, gestando de esta manera la victoria del Frente de Todos.
Es cierto que el Gobierno de Macri es inusitadamente más republicano de lo que fue el kirchnerismo, pero fue su propio orgullo el que lo llevó a perder la contienda celebrada el 27 de octubre próximo pasado.
Para decirlo en otras palabras, la culpa de la derrota de Macri, la tiene Macri. Echar culpas al periodismo o a quien sea es en vano.
Ya ganó el populismo, la hostilidad hacia la prensa, ganaron personajes vinculados al narcotráfico, y los símbolos más “pesados” de la mayor corrupción de la historia. Probablemente haya ganado la impunidad y la justicia obsecuente.
Lo único que nos queda es unirnos como argentinos y marcarle la cancha al Gobierno entrante cuando tome decisiones que sean perniciosas para cualquier ciudadano. No permitir que sea lo que fue y luchar por un país justo y democrático. Y eso debe quedar para cualquiera que fuese el que esté en el poder, sin simpatías político-partidarias.