Los dos mantuvieron las formas, bajaron los decibeles y prometieron diálogo y consenso. Se trata del presidente Alberto Fernández y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodrigue Larreta.
El terreno en disputa es la coparticipación que recibe la Ciudad y que fue aumentada durante la administración de Mauricio Macri, por decreto, de 1,4 a 3,75 por ciento, bajo el argumento de sostener el traspaso de la policía, aunque luego se redujo a 3,5 por la firma del Consenso Fiscal con las provincias.
Ahora y utilizando de nuevo el arma del decreto, el gobierno nacional platea reducirla por no menos de 1 punto, con lo que Rodríguez Larreta dejaría de recibir entre 30 y 35 mil millones de pesos anuales.
Fernández, el ministro del Interior Wado de Pedro y el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, están al frente de una delicada negociación con Larreta y sus funcionarios para llegar a un acuerdo no traumático.
No lo desea la Casa Rosada y tampoco el propio Larreta, a quien no lo entusiasma demasiado la idea de recurrir a la Corte Suprema de Justicia, como han hecho varias provincias en épocas anteriores.
Sabe que no hay marcha atrás y quiere sacar el mejor acuerdo posible, que no implique un deterioro de la calidad de vida de los porteños, como el mismo lo dijo.
Es cierto que Alberto Fernández había planteado esta posibilidad durante la campaña, pero también parece ser cierto que detrás de todo está la mano de Cristina Kirchner.
Para la ex presidenta la Ciudad siempre fue una obsesión. Después de todo, es el distrito donde se concentra lo más fuerte del pensamiento anti kirchnerista y donde sufrió duras derrotas. Allí nació el Macri Presidente. Y Cristina no olvida.
Hoy CFK la enfrenta desde el control del principal distrito del país, la provincia de Buenos Aires, que gobierna su delfín Axel Kicillof y desde donde su hijo Máximo Kirchner y La Cámpora, se hacen fuerte pensando en un futuro con mayor poder.
Todavía está fresca en la memoria del gobierno porteño la ley de 2012 que, bajo el paraguas de Cristina Kirchner, quitó al Banco Ciudad fondos judiciales para pasarlos al Nación.
Y ahora, su obsesión por la Ciudad quedó expuesta cuando dijo que “en la Capital hasta lo helechos tienen luz y agua, mientras que en el conurbano chapotean en agua y barro”.
Fue una advertencia y el plan está en marcha.