El Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) consideró que “un arreglo razonable con los acreedores en este 2020 es una condición necesaria, pero de ningún modo suficiente, para lograr que la economía pueda encarrilarse en un horizonte de mediano y largo plazo”.
En ese contexto, el análisis de la entidad sostiene que la dificultad para crecer es la que llevó a distintos gobiernos a la búsqueda de atajos, siendo el endeudamiento uno de ellos. Para el Ieral, esa es la verdadera relación de causalidad entre crecimiento y deuda, y no a la inversa, pero que “la deuda, apenas es un ítem en la agenda de crecimiento”, indicó.
El estudio analítico económico corresponde al investigador Jorge Vasconcelos, vicepresidente del Ieral, quien detalló que el gasto público fuera de escala, los déficits fiscales recurrentes, los cepos y/o el endeudamiento como instrumento de financiación, “constituyen un combo que en la Argentina reconoce un común denominador: la falta de desarrollo sustentable por un tiempo prolongado”.
En otro de los párrafos del análisis, que publica el sitio web de la entidad que depende de la Fundación Mediterránea, se advierte que la profunda recesión del último período tampoco es una garantía para que la economía argentina “rebote” y recupere el tiempo perdido.
Como referencia añade que esa situación ya le pasó a Brasil, que luego de una caída acumulada del PBI superior al 7% entre 2015 y 2016, en lugar de salir con fuerza pasó a reptar a un ritmo apenas superior al 1% anual, y que recién en los últimos trimestres, con una macro más equilibrada y con el gasto público jugando un rol de ancla, la política monetaria pasó a ser expansiva y el nivel de actividad puede ahora acomodarse en un andarivel más cercano al 2,5% anual.
En ese sentido, considera válida esa referencia del vecino país dada la dificultad para crecer en forma sostenida que experimentan Brasil y la Argentina. Desde principios de los ’80, mientras un país como Corea del Sur acumuló una variación de 539% en su PBI per cápita, ese guarismo fue de sólo 39% para la Argentina y de 38% para Brasil.
Además, planteó la necesidad de que en la Argentina la agenda de conexión entre la competitividad y el crecimiento, a mediano y largo plazo, debería ser la guía para el debate y la toma de decisiones.
“Se trata de saber si habremos de lograr el empalme desde un frustrado modelo basado en el gasto público y recurrentes explosiones inflacionarias hacia un esquema cimentado en inversión y empleos privados, que sólo es compatible con un gran énfasis en la productividad e incentivos apropiados”, destacó Vasconcelos.