Cuando el presidente Alberto Fernández pise nuevamente suelo argentino, una variada y cargada agenda lo aguarda en la Casa Rosada. Las perspectivas inflacionarias siguen altas y eso conspira contra el deseo de lograr una recuperación del consumo.
En efecto, los alicaídos bolsillos de los trabajadores y jubilados no logran recuperarse ni con la ayuda extra decretada a comienzos del año. El profundo paquete impositivo se está llevando lo poco que mejoró el salario y salvo los sectores de menores ingresos, la clase media verá disminuido su poder de compra.
Por el lado del consumo, si no se recomponen los salarios de manera importante, se intensificará la caída de la demanda global. Con una proyección de la inflación para 2020 por encima de los 40 puntos, las paritarias se van a poner al rojo vivo y eso no ayudará a disminuir la tensión social.
Tampoco la inversión tiene un horizonte de mejora si no prospera una negociación de la deuda en términos amigables. Si la estrategia de negociación se reduce a las bravuconadas y amenazas como las proferidas por Axel Kicillof, las condiciones de una relación mejor con los acreedores, empeorarán.
Es mejor cambiar el eje y la estrategia de negociación porque los acreedores tienen muy poco que perder, pero al mismo tiempo pueden ejercer un enorme poder de daño a la Argentina. Para un fondo de inversión, las colocaciones en activos argentinos pueden representar como máximo el 3% de su cartera.
Si tienen que mandar a pérdida un default argentino, lo hacen sin ningún tipo de problema. Pero para el país, la cantidad de títulos en circulación, en moneda extranjera, puede llegar a representar la mitad del PBI y eso sí es un problema gigante.
De allí que es más importante, negociar y acordar en buenos términos con los acreedores privados primero que con el FMI. El FMI puede esperar. Los acreedores están primeros por los vencimientos, pero los trabajadores y los jubilados están en primer lugar por sus necesidades.
La agenda muestra que se debe corregir el orden de prioridades para darle sustentabilidad al país.
Y bueno, si este perdso naaje quiere al mismo tiempo ser Presidente, Canciller y Ministro de economía las cosas no van a salir bien. Si no le sirve el importado de la Universidad de Columbia, simplecito, que se vuelva a cortar el cesped en los EEUU y al Canciller que puso, lo mínimo, mandalo a tomar clases de idiomas, porque BASTANTE CUADRADITO NOS SALIÓ EL POBRECITO.BRUTO LO MÍNIMO. Esta NADA o la cambia de rumbo o llega al segundo semestre y se hunde. NO puede seguir con las novelitas y relatitos, porque hasta aquellos que lo votaron ya no le creen.
El daño lo hizo Macri al tomar semejante deuda en tan poco tiempo . Cuando fue al FMI ya estabamos en Default. El FMI prestó habiendo fuga de capitales. Este es el verdadero DAÑO.
Por favor, lean "Deuda Pública" y "Deuda Pública (Cont)" en www.miplandegobierno.com
Para los crédulos militontos, TODOS los presidentes del mundo lo van a llevar a Guzmán al FMI y le van a dar todo lo que pide. Y QUE MÁS .............