"Los candidatos se satanizan entre ellos, proyectando sus miedos personales y ansiedades, en la arena de los comicios. Esto a la gente no le gusta y son indiferentes porque no ven una posibilidad de cambio". Esto no lo dijo Jorge Lanata, ni Mariano Grondona analizando los resultados y el desarrollo del comicio, sino que es una frase proferida por John Klein, el periodista encarnado por Richard Gere en el filme Mensajero de la oscuridad. Aunque bien podría aplicarse a la realidad argentina, puesto que 800.000 bonaerenses no fueron a votar, mientras que preferió no hacerlo el 30% del electorado porteño.
Pero igual Aníbal Ibarra se dio el lujo de festejar, y hasta saludó desde el balcón en un gesto símil Pocho. Su alegría no carecía de fundamento, ya que sacó un cómodo 53, 4%, frente a un 46,5% de su oponente Mauricio Macri. "Se rindió", exclamó cuando vio en la TV como, a minutos pasados de las 20, su rival reconocía su derrota irremediable. Pero su triunfo no hubiera sido posible, sin el salvavidas oportuno lanzado a tiempo por el Dr.K. Sin él, de seguro que sucumbiría tapado por el balance de su horrible gestión.
Es cierto el análisis macrista, que también ganó porque sacó a la calle a todo el aparato. Por eso, no sorprendieron ni las ruidosas barras que amenazaron con horadar el piso de parquet del Palacio San Miguel, ni las solicitadas en apoyo al apuñalado puntero Guillermo Villar que fueron firmadas nada menos que por su ladero Telerman.
No sería descabellado pensar que, en un hoy lejano 2007, se presente el relecto jefe de gobierno como candidato a presidente y seguramente compitiendo con el Dr.K, y con un aún en carrera Mauricio Macri. Pero para eso, necesita convencer al electorado porteño con una buena gestión y para eso deberá abandonar los resabios de la vieja política de los que parece muy afecto.
La provincia de Goliath
Tampoco sorprendió el resultado de la provincia de Bs.As, donde el gobernador Solá ganó caminando por un 43,3%. Segundo se colocó el ex comisario Patti con un 12, 17%, seguido por el ex embetunado Aldo Rico con un 11, 46%.
Esto demostró a las claras que el aparato duhaldista se mantiene incólume, a pesar de todo y pudo colocar a varios de sus figuras más impresentables. Pero también hay que tener en cuenta los 536.000 votos en blanco, un 12,5%.
Párrafo aparte lo merecen la desastrosa elección realizada por el piquetero virtual Luis D´Elía, sacando sólo un 0,76%, detrás inclusive del Partido Obrero que alcanzó el 1,4%.
El radicalismo, que de la mano de la storanista Margarita Stolbizer quedó en cuarto lugar con el 9,10 %, demuestra a las claras a un partido que irremisiblemente camina hacia su probable extinción.
La izquierda argentina sigue sin hacer pie en este estratégico enclave, pues la alianza Izquierda Unida-Socialismo apenas arañó el 3% mientras que la fórmula Altamira-Rath tuvo un 1,4% de los votos.
El mañana del empresario exitoso
Macri supo perder", indicaban los titulares de los informartivos cuando el hijo de don Franco reconocía la amarga realidad. Visiblemente enojado con sus colaboradores, que dos horas antes se habían ido de boca mal anunciando una victoria irreal, reconoció que ese casi 47% era un resultado altamente heroico.
Al día siguiente, apareció en su bunker de Chacabuco al 200 acompañado por un silencioso Rodríguez Larreta en la anunciada conferencia de prensa. A las 12:21 comenzó el bombardeo de preguntas, a las que Macri contestó sin vueltas. Manifestó que seguirá en política, echando por tierra a los agoreros que pronosticaron su paso al costado, porque consideró que un 47% a favor es un buen piso para construir "una oposición seria". Luego hizo gala de populismo, quizá para desterrar esa imagen de niño rico menemista que tiene tristeza, diciendo que "lo que más me duele son los chicos de la calle, las 300.000 personas que no tienen donde vivir, los comedores escolares y los futuros inundados de las inundaciones." Consiente de que el Bulldog López Murphy se diluyó como pompa de jabón, Macri trabajará denodadamente para captar esa porción del electorado derechoso que quedó dando vueltas.
"Vengo a la política para quedarme y hacer un aporte, ejerciendo una oposición constructiva", dijo para terminar en un tono mesurado. Ocultando, quizá para esgrimirlo en un momento más adecuado, que sus miras apuntarán sin duda al sillón de Rivadavia en el 2007.
El Dr.K es el gran ganador de la jornada, con blooper incluido, en un país que por suerte está exorcisando definitivamente los demonios del menemismo. Ojalá que para nunca más volver.